tonielvis
Forer@ Senior
Sin verificar
Andaba por Madrid de vacaciones hace unas semanas paseando tranquilamente con la familia, calle Serrano para ser más exactos. Como imagináis, para un aficionado a la relojería a esa calle no se llega por casualidad, si con suerte tu mdd está algo despistada no se da cuenta de la jugada. Al segundo escaparate obviamente mi santa ya se había percatado de la situación y aguantó un poco más supongo que por ver mi cara de ilusión admirando las piezas expuestas.
A la cuarta o quinta tienda mientras bajábamos para el Retiro veo algo a lo lejos que llama mi atención, advierto a mi mdd de que puedo haber visto el reloj deseado desde hacía meses y con una mirada tolerante y comprensiva me autoriza a pisar hasta el estante de Blancpain. Una vez la nariz toca el cristal me digo “Al fin te veo amigo, cuantas ganas tenía”. Ahí estaba el Bathyscaphe azulito que tanto me hacía salivar en las fotos de la revistas y también por internet... Meses antes lo anduve buscando conteniendo la excitación, por Barcelona y por Andorra, con la mala fortuna de que sin ser una edición limitada, nunca tenían ninguno disponible para poder verlo en vivo. Siempre me decían lo mismo: “Va llegando de tanto en tanto pero se vende en cuanto lo pones en el escaparate”. Tentado estuve de llevarme el negro que también me encanta, pero al mirar las fotos pensaba que si realmente en azul es como nos lo muestra la publicidad, eso es lo que quiero. Como buen mediterráneo que soy quiero llevar el océano conmigo allá donde esté. En Andorra casi caigo y lo reservo a ciegas, poco faltó, pero gozo de un buen autocontrol para ciertas cosas y me obligué a no gastarme tantísimo dinero sin verlo y probarlo en vivo, no quería ser una víctima fácil del marketing. Aunque el reloj ya me había envenenado hace tiempo.
Al lío que me enrollo, entro con toda la trupe a la joyería y solicito probarme el bicho. Mientras nos acomodan y nos ofrecen algo de beber voy viendo como una dependienta, que a la postre resulto ser majísima y darnos un trato excepcional, se acercaba con dos piezas, que digo piezas... piezones! Rocio nos trajo mi objeto de deseo, y el recién Bathyscaphe Flyback Chronograph Ocean Commitment II de edición limitada. Este último me lo probé solo por darme el gustazo, me pareció muy impactante y espectacular, pero solo tenía ojos para uno. Después de entretenerla mucho rato y usar diversos espejos, tras las palabras pertinentes me dio un ataque de mente fría: “Hoy no pensabas comprarte este reloj, es mucho dinero, etc.” Así se lo hice saber a Rocio, que supongo que viendo mi cara se percató de cuanto quería llevármelo e hizo para que así fuera todo lo que pudo. Al decirle que me lo quería pensar con calma me repitió una frase que ya me habían dicho antes: “mira que si viene algún chino o algún ruso y lo ve se lo llevará, no te puedo asegurar que mañana esté”. En mi interior razonaba que yo no era ni chino ni ruso y que me costaba muchísimo trabajo y esfuerzo poder comprar ese reloj, y que meditarlo con la almohada ayudaría. Total sería mucha mala suerte que se vendiera en menos de 24 horas.
Al día siguiente después de una noche y una mañana que la cabeza me echaba humo, y tras buscar consejo (apoyo más bien) en mi mdd me decidí a volver a por mi tesoro marino. Llego al escaparate para saludarlo y problema, no está. La verdad es que fue un momento algo amargo... llegué a pensar que era una señal de que no debía comprarlo. Para no entretenerme mucho en este punto lo resumiré en que Rocio me acabó confirmando que se había vendido. Ya me había imaginado volviendo para casa con él y fue un disgusto no lo niego.
Ahí apareció mi querida santa y me dijo que lo encargara, que solo se vive una vez. Rocio lo dejó todo listo para que en unas semanas pudiera volver a llevar el océano en la muñeca, me lo enviarían a casa en cuanto lo recibieran de Suiza. Y casi un mes después toc toc, ¡ya está aquí! Tocando el mar, a donde pertenece.
Quiero dar las gracias también a Blancpain, si algo me gusta coleccionar son libros, y les escribí diciendo que me gustaría recibir a la vez que el reloj el libro que conmemora y explica la leyenda del Fifty Fathoms. Ellos se pusieron en contacto con la joyería y lo prepararon todo para poder disfrutar sendos regalazos con mucho significado.
Siento que el texto haya salido tan largo, prometo que he recortado muchísimo toda la historia que he tenido con este reloj. Espero que os guste.
Aquí viene
A escarbar un poco
Bonita presentación
El maletín que chulo es
Viene con una cartera de piel con la garantía y datos técnicos, un estuche con el manual, un librito de inmersiones...
Ya llega...
¡Por fin!
El corazón todavía sin latir
Me da la sensación de ser más oscuro de lo que recordaba, de noche no parece el mismo
Aquí en su capítulo de la historia
Vamos a verlo mejor de día y con luz. ¡Ahí está ese azul oceano que me tiene loco!
El corazón latiendo fuerte a plena luz del día.
¡¡¡Gracias Blancpain!!!
No he podido resistirlo, vamos a estrenarlo como se merece, allí donde nació.
Disculpad la calidad de las fotos, son hechas con el teléfono. Si habéis llegado hasta aquí espero que haya valido la pena
¡Saludos!
EDITO con mis primeras impresiones:
- me encanta el efecto del dial según le da la luz.
- me parece espectacular el acabado de la caja de cerámica que simula acero.
- te puedes perder un rato largo en todos los detalles que tiene el calibre.
- la correa es muy cómoda y agradable al tacto.
- es como tener dos relojes en uno, según se va marchando el sol se convierte en un elegantísimo reloj oscuro, con algunos destellos sorprendentes
A la cuarta o quinta tienda mientras bajábamos para el Retiro veo algo a lo lejos que llama mi atención, advierto a mi mdd de que puedo haber visto el reloj deseado desde hacía meses y con una mirada tolerante y comprensiva me autoriza a pisar hasta el estante de Blancpain. Una vez la nariz toca el cristal me digo “Al fin te veo amigo, cuantas ganas tenía”. Ahí estaba el Bathyscaphe azulito que tanto me hacía salivar en las fotos de la revistas y también por internet... Meses antes lo anduve buscando conteniendo la excitación, por Barcelona y por Andorra, con la mala fortuna de que sin ser una edición limitada, nunca tenían ninguno disponible para poder verlo en vivo. Siempre me decían lo mismo: “Va llegando de tanto en tanto pero se vende en cuanto lo pones en el escaparate”. Tentado estuve de llevarme el negro que también me encanta, pero al mirar las fotos pensaba que si realmente en azul es como nos lo muestra la publicidad, eso es lo que quiero. Como buen mediterráneo que soy quiero llevar el océano conmigo allá donde esté. En Andorra casi caigo y lo reservo a ciegas, poco faltó, pero gozo de un buen autocontrol para ciertas cosas y me obligué a no gastarme tantísimo dinero sin verlo y probarlo en vivo, no quería ser una víctima fácil del marketing. Aunque el reloj ya me había envenenado hace tiempo.
Al lío que me enrollo, entro con toda la trupe a la joyería y solicito probarme el bicho. Mientras nos acomodan y nos ofrecen algo de beber voy viendo como una dependienta, que a la postre resulto ser majísima y darnos un trato excepcional, se acercaba con dos piezas, que digo piezas... piezones! Rocio nos trajo mi objeto de deseo, y el recién Bathyscaphe Flyback Chronograph Ocean Commitment II de edición limitada. Este último me lo probé solo por darme el gustazo, me pareció muy impactante y espectacular, pero solo tenía ojos para uno. Después de entretenerla mucho rato y usar diversos espejos, tras las palabras pertinentes me dio un ataque de mente fría: “Hoy no pensabas comprarte este reloj, es mucho dinero, etc.” Así se lo hice saber a Rocio, que supongo que viendo mi cara se percató de cuanto quería llevármelo e hizo para que así fuera todo lo que pudo. Al decirle que me lo quería pensar con calma me repitió una frase que ya me habían dicho antes: “mira que si viene algún chino o algún ruso y lo ve se lo llevará, no te puedo asegurar que mañana esté”. En mi interior razonaba que yo no era ni chino ni ruso y que me costaba muchísimo trabajo y esfuerzo poder comprar ese reloj, y que meditarlo con la almohada ayudaría. Total sería mucha mala suerte que se vendiera en menos de 24 horas.
Al día siguiente después de una noche y una mañana que la cabeza me echaba humo, y tras buscar consejo (apoyo más bien) en mi mdd me decidí a volver a por mi tesoro marino. Llego al escaparate para saludarlo y problema, no está. La verdad es que fue un momento algo amargo... llegué a pensar que era una señal de que no debía comprarlo. Para no entretenerme mucho en este punto lo resumiré en que Rocio me acabó confirmando que se había vendido. Ya me había imaginado volviendo para casa con él y fue un disgusto no lo niego.
Ahí apareció mi querida santa y me dijo que lo encargara, que solo se vive una vez. Rocio lo dejó todo listo para que en unas semanas pudiera volver a llevar el océano en la muñeca, me lo enviarían a casa en cuanto lo recibieran de Suiza. Y casi un mes después toc toc, ¡ya está aquí! Tocando el mar, a donde pertenece.
Quiero dar las gracias también a Blancpain, si algo me gusta coleccionar son libros, y les escribí diciendo que me gustaría recibir a la vez que el reloj el libro que conmemora y explica la leyenda del Fifty Fathoms. Ellos se pusieron en contacto con la joyería y lo prepararon todo para poder disfrutar sendos regalazos con mucho significado.
Siento que el texto haya salido tan largo, prometo que he recortado muchísimo toda la historia que he tenido con este reloj. Espero que os guste.
Aquí viene
A escarbar un poco
Bonita presentación
El maletín que chulo es
Viene con una cartera de piel con la garantía y datos técnicos, un estuche con el manual, un librito de inmersiones...
Ya llega...
¡Por fin!
El corazón todavía sin latir
Me da la sensación de ser más oscuro de lo que recordaba, de noche no parece el mismo
Aquí en su capítulo de la historia
Vamos a verlo mejor de día y con luz. ¡Ahí está ese azul oceano que me tiene loco!
El corazón latiendo fuerte a plena luz del día.
¡¡¡Gracias Blancpain!!!
No he podido resistirlo, vamos a estrenarlo como se merece, allí donde nació.
Disculpad la calidad de las fotos, son hechas con el teléfono. Si habéis llegado hasta aquí espero que haya valido la pena
¡Saludos!
EDITO con mis primeras impresiones:
- me encanta el efecto del dial según le da la luz.
- me parece espectacular el acabado de la caja de cerámica que simula acero.
- te puedes perder un rato largo en todos los detalles que tiene el calibre.
- la correa es muy cómoda y agradable al tacto.
- es como tener dos relojes en uno, según se va marchando el sol se convierte en un elegantísimo reloj oscuro, con algunos destellos sorprendentes
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