Le felicito por disfrutar de semejante reloj, me ha parecido, sencillamente, de la mayor elegancia, distinción y presencia, con total sinceridad.
Y con la misma sinceridad le señalo (ya ve que le trato hoy de Ud.) que, si no fuera por el exigible respeto y consideración a que vengo obligado con Ud., llegaría al insulto personal originado por la más cochina y execrable envidia, compréndalo, soy tan humano como débil de