Buenas a todos.
Recupero este hilo para comentaros mi experiencia de este pasado sábado en dos de las joyerías más importantes de Madrid y las diferencias en el trato de ambas... estoy hablando de Suárez y Rabat, en la calle Serrano...
Poniéndoos en contexto, íbamos mi novia y yo, para ver anillos de compromiso, unos pendientes de boda para ella, y preguntar precio por un Zenith El Primero tricolor para mi.
Experiencia Suárez:
En primer lugar fuimos a Suárez, de ahí fue también el anillo de pedida, y teníamos que hacer algunos ajustes por el tamaño y grabarlo. Busqué la misma señorita que me asesoró hace algunos meses cuando fui a por este anillo y no tuvo ningún inconveniente en atendernos. Antes de nada nos preguntó si queríamos tomar algo, como suele ser habitual en estos sitios. El trato excelente, siempre cordial, cercana y sincera. Nos enseñó numerosas piezas, nos dio diversas opciones e ideas que se ajustaban a las necesidades que nosotros le transmitimos. En cuanto a los pendientes, nos encantó un modelo que era exactamente lo que buscábamos, salvo por un pequeño detalle de diseño, aunque gustosamente nos dijo que sin problemas se podía enviar al taller para modificarlo.
Llegado la hora de preguntar por el reloj, en cuanto le dije que buscaba el Zenith El Primero, el 36000 alternancias, tricolor, de 42mm, enseguida me dijo las palabras mágicas... "A tí te gustan los relojes, ¿verdad?"
No lo tenían allí, pero lo estuvo buscando, se apuntó la referencia, me dijo que consultaría el precio y me enviaría un mail con la información, que me haría un buen precio y que lo pediría para que me lo pudiera probar. Aunque a la chica se le veía que estaba más especializada en joyas que en relojes, tuvimos una agradable charla, desde los cursos de formación que recibían sobre las mecánicas de los calibres, unos modelos nuevos de IWC que le habían llegado, o la disposición a probarme algunos Panerai que tenían y que me encantaban. Incluso me preguntó si quería que me apuntase en una lista de clientes a los que suelen invitar cada vez que organizan o participan en presentaciones de marcas, y nos invitó a que visitáramos la muestra/museo de Patek Philippe que habían montado en la otra boutique de Serrano. Totalmente encantado, no obstante no pude ver y probarme todo lo que me hubiera gustado, porqué ya llevábamos allí cerca de dos horas y todavía teníamos que pasar por Rabat, aunque la chica seguía animándonos y quedamos en que cuando fuéramos a recoger el anillo de pedida iríamos con tiempo para poder liarnos a gusto con los relojes. Trato 10 sobre 10.
Experiencia Rabat:
Ahora viene la segunda parte... caminamos unos cuantos metros hasta Rabat. Cabe destacar que ya habíamos estado anteriormente en Rabat Valencia, donde tuvimos una experiencia agridulce, pues allí nos atendió de primeras una chica que tampoco se le veía muy entendida en relojes, aunque en un momento dado, para resolverme algunas dudas, pidió ayuda a un chico que, este sí, nos atendió estupendamente, de hecho reconoció y me felicitó por el LD que llevaba en ese momento en la muñeca nada más verlo, cosa que siempre se agradece. Pero volviendo a este caso... Rabat Madrid, conozco las bondades de este lugar, todo un templo de la relojería para muchos, y me confieso admirador del señor Jon Arteche, director de la boutique, al que he escuchado en varias entrevistas.
Pues bien, en este caso nos atendió un caballero joven, nos llamó la atención el hecho de que parecía que fuera vestido para salir de fiesta, algo poco usual del formalismo que se respira en Rabat. En ningún momento nos preguntó si queríamos tomar nada, y eso que estábamos de espaldas al bar... justo al lado de unos chinos (sin ánimo de parecer racista) a los que parecía les habían preparado un almuerzo con cafés, zumos y bollería, pero bueno, es lo de menos.
Empezamos preguntando por los anillos de compromiso. Viene con una bandeja con muestras, y con tono despectivo nos dice que no tienen mucho, que eso es todo lo que hay. Echamos un vistazo, lejos de explicarnos nada se limita a contestar escuetamente a nuestras preguntas. Nos interesamos por una pieza, y le preguntamos si nos puede apuntar la referencia, a lo que nos contesta que le echemos un foto a la etiqueta
.
Seguimos con los pendientes... le damos nuestra idea y nos saca otra bandeja, mismo comentario, tienen poco, esto es todo. Nos interesamos por un modelo con diamantes y perlas australianas, aunque en este caso las perlas eran de un calibre demasiado grande. Le preguntamos si los tiene con perlas un poco más pequeñas, a lo que nos contesta que las perlas australianas son todas así de grandes y que no había más pequeñas... y que de haberlas sería muy difícil encontrar dos iguales. Me lo hubiera creído si no las hubiera visto momentos antes en Suárez (también australianas).
A continuación le pregunto por el reloj, mismas señas... Zenith El Primero, el 36000 alternancias, con las subesferas tricolor, de 42mm, y lo primero que me responde es que ese modelo está descatalogado y que ya no se fabrica...
¿What? Me quedo mirándolo con cara de circunstancia y le digo que no es posible, que por favor lo compruebe. Se va a preguntar a alguien y vuelve al rato dándome la razón, obviamente se estaba refiriendo a la edición limitada Striking. Me dice que no lo tienen ahora en tienda, y me enseña otro similar, la versión open heart. Me lo pruebo y le pregunto por el precio, pero del modelo que yo estaba buscando, con la esfera cerrada (para ver en cuánto se quedaba con el descuento). En vez de molestarse en buscarlo en la BBDD, me contesta que cuesta parecido al que me ha sacado y me da el precio con el descuento de rigor. Estaría muy bien, si no supiera ya que ese modelo en PVP cuesta exactamente 2000€ más...
que no es moco de pavo. Y finalmente, cuando le digo que me lo pensaré, me contesta que me de prisa, que Zenith suele subir sus precios entre un 15 y un 20% en Ginebra o en Basilea
. Esta táctica de meterte prisa la odio profundamente, y más con ese disparate de porcentajes, a lo que ya no pude resistirme y le contesté que Zenith este año, de hecho, había bajado precios en algunas de sus referencias, cosa poco usual, pero había pasado. Cara de circunstancia... y ahí quedó la cosa. En total, nos despacharon en 20 minutos.
No quiero decir el nombre del dependiente en cuestión, pues creo que no sería correcto, se dice el pecado pero no el pecador, pero la verdad es que mi pareja y yo salimos de allí con la sensación de que nos habían despreciado y atendido con total desgana, en un tono despectivo, desagradable y con prisas. ¿Tal vez por nuestra edad? (30 años) Íbamos bien vestidos... ¿o tal vez es que no tenía ganas de vender en ese momento? Todos podemos tener un mal día, y sé por vuestros comentarios que no suele ser el trato habitual que se recibe en Rabat, pero me sentí tan mal, más aún si cabe después del excelente momento que acabábamos de vivir en Suárez, que quería venir y contároslo. Venir expresamente a Madrid, a visitar un lugar de referencia en el pais, con la ilusión que ello conlleva, y salir con esa sensación, no anima precisamente a volver.
Perdón por el tostón....
