Buenas tardes a todos,
Como ya sabéis, lleva Juan conmigo pocos días aclimatándose al horario peninsular, tras su periplo por Plymouth de la mano de Roberto.
El caso es que, lamentablemente, esta puñetera pandemia y el confinamiento al que estoy sometido, otros 15 días más desde hoy y cuento ya dos meses, me imposibilita a hacer con Juan lo que realmente me hubiese apetecido.
Así que, visto lo visto y limitados mis movimientos al término municipal en el que resido, toca reinventarse y sacar de dónde poco hay, algo que, por otra parte, viene siendo moneda común en estos últimos tiempos.
Decidido a ello, esta mañana he paseado con Juanillo por San Sebastián de los Reyes, un municipio que dista de Madrid 18 kilómetros hacia el norte.
SanSe, como le llamamos muchos por aquello de abreviar y dar al traste con un nombre mucho más grandilocuente, es fundamentalmente conocido por sus encierros taurinos, los más importantes tras los Sanfermines de Pamplona y que, junto con ellos, son los únicos retrasmitidos por televisión a nivel nacional, en este caso cada mes de agosto.
He pensado, por tanto, en hacer con Juan un recorrido por las calles que dan fama a sus fiestas, pero antes me ha parecido interesante contarle una breve historia sobre la fundación del municipio.
San Sebastián lo es, como habréis observado, de los Reyes, y más concretamente de éstos:
Efectivamente, como alguno habrá adivinado, se trata de Isabel y Fernando, Fernando e Isabel, también conocidos por “los Católicos” y por montarse entre ellos, cosa que encuentro de condición natural en todo matrimonio.
La fundación oficial de SanSe data del bisiesto año de 1492, en el que se produjo igualmente otro acontecimiento, controvertido y de menor importancia al que os relato, como fue la llegada de la expedición de Cristóbal Colón a América. La cosa fue como sigue.
En el año del señor de 1488, 32 vecinos de la contigua Alcobendas huyen de la localidad para establecerse en cabañas alrededor de lo que fue la ermita de San Sebastián.
El motivo de tal hégira, y permítaseme el uso del término dado que los musulmanes prácticamente acababan de salir por la puerta, era la malababa de don Juan Arias de Ávila, señor de Alcobendas y Conde de Puñoenrostro, que venía haciendo poco menos que imposible la vida a los pobres labriegos sometidos a su señorío feudal. Al parecer, el tocayo de Juanillo, los freía a tributos y los trataba con tiránica actitud.
No he logrado atestiguar documentalmente el origen de Puñoenrostro, pero cabe la posibilidad de que se debiese a que ese fuese el anhelo que tales labriegos albergasen para relacionarse con Don Juan, se entiende en una distancia corta.
El asunto es que la ermita de San Sebastián se situaba en el Concejo de Madrid, uno de los territorios denominados “de realengo”, lo que viene a ser que dependía directamente de la jurisdicción real y, en consecuencia, de la Corona.
Dice la historia que, en virtud del deseo real de poblar las tierras de realengo, los Católicos dieron carta de identidad a este asentamiento de San Sebastián, pero me da a mí que más bien la querencia de Isabel y Fernando era tocarles las gónadas a la nobleza y restarle su influencia. Así, el 2 de mayo de 1492, en su residencia de Medina del Campo (Valladolid), expidieron la Real Cédula que dicta:
El Rey y la Reina: Concejo é Regidor é los Alguaciles é Regidores, vasallos, escuderos é infantes é homes buenos de la noble villa de Madrid.
E ya sebéis como el lugar de San Sebastián de los Reyes, tierra é jurisdicción desa villa, se puebla é agora nuevamente, y al por qué como se ve esperan que serán favorecidos é ayudados por que se pueble de más vecinos por ende. Nós os mandamos que los ayudéis é favorezcáis é mireis mucho por ellos é no consistáis ni deis lugar á que sean maltratados.
Dada en la villa de Medina á dos días del mes de mayo del año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil é cuatrocientos é noventa y dos años.
De aquel acontecimiento dichas regias esculturas, y esta placa conmemorativa que luce en su pedestal.
Sobre lo que fue la ermita de San Sebastián hoy se levanta la iglesia de San Sebastián Mártir.
A sus espaldas, en lo que fue el asentamiento de aquellos 32 primeros pobladores, que emprendieron una huida algo más cercana que la de Mahoma (1,5 kilómetros éstos, frente a los casi 400 de aquel), se sitúa hoy el Ayuntamiento de la villa y su plaza.
Es en el balcón de este Ayuntamiento desde el cual se pronuncia, al inicio de cada última semana de agosto, el pregón de las fiestas del Stmo. Cristo de los Remedios, cuyo renombre y relumbrón le procuran fundamentalmente, como ya os he mencionado, unos encierros taurinos que datan de 1525 y que tan solo han sido suspendidos en tres ocasiones desde entonces, siendo la primera con motivo de la Guerra Civil, la segunda en 1969 y motivada por un conflicto judicial que no merece mayor reseña, y la tercera en 2020 con motivo de la pandemia mundial del Covid-19.
Os dejo foto de archivo, tomada desde el balcón, del pregón de 2019 para que, aún no vacunados, sintáis de cerca lo que siente un alcalde.
En honor a nuestro Exmo. Sr. Alcalde y Consistorio, diré que están libres de pecado y que lo de la vacuna es mera mofa.
Son nuestras fiestas de Interés Turístico Nacional y nuestros encierros Bien de Interés Cultural desde 2010. ¿Qué?, ¿cómo os quedáis?, a que os apetece que haga de anfitrión un año y que corra la cerveza (y si tiene que ser Cruzcampo, sea)
A continuación, para incentivaros el interés, siguiente entrega titulada
"Juanillo corre los encierros de Sanse"