JavierMSR
Milpostista
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Este versus no lo planteo como una posible compra si no a modo de divagación mientras tomo el sol en la piscina. Creo que son dos de los modelos más recurrentes ante dudas que a veces se plantean en el foro. Basta con usar el buscador para ver cómo, en no pocas ocasiones, a muchos compañeros le surge la duda a la hora de añadir un diver de renombre a su colección. Dos de los principales protagonistas, aunque no siempre, son los que aquí nos atañen: el Tudor Black Bay (en sus múltiples versiones y tamaños; 37, 39 y 41 mm) y el Omega Seamaster 300.
No puedo dejar de entender estos dos grandes relojes como las dos caras de la misma moneda, algo así a lo que serían el Speedmaster y el Daytona en el mundo de los cronógrafos: mientras que uno ha permanecido fiel a sus orígenes de reloj herramienta y aspecto vintage, el otro ha emprendido el camino del reloj joya y de lujo, sin dejar por ello de ser un reloj deportivo. Con el Black Bay y el Seamaster nos encontramos con una situación pareja.
Tudor Black Bay. Sería el representante, en este dueto, del reloj herramienta y de aspecto vintage. Sin pulidos excesivos ni materiales "contemporáneos" como la cerámica. Todo se reduce al acero y al aluminio, con la única concesión del zafiro abombado que nos evoca al plexiglás utilizado antaño. La forma de la caja es mucho más sencilla y simple en aspecto, aunque no por ello menos atractiva a la larga, precisamente por su sencillez. La esfera es mucho más limpia y ayuda a que la atención se centre en sus llamativas agujas snowflake.
Seamaster 300. Es su antítesis. Muchos pulidos, brazalete más barroco y noventero, agujas esqueletizadas y también mucha cerámica (bisel + dial). Las formas de la caja, en especial las asas, el borde del bisel y el fondo de caja, con muchas más formas y juegos de pulido/cepillado que el Tudor. Más trabajado aunque no por ello mejor, pero con un aspecto que difiere mucho de los relojes herramienta y se acerca más a un diver para llevar con esmoquin como Daniel Craig sabe.
Por las veces que aparecen en el hilo diario no me cabe duda de que estamos ante dos de los diver favoritos del foro.
No puedo dejar de entender estos dos grandes relojes como las dos caras de la misma moneda, algo así a lo que serían el Speedmaster y el Daytona en el mundo de los cronógrafos: mientras que uno ha permanecido fiel a sus orígenes de reloj herramienta y aspecto vintage, el otro ha emprendido el camino del reloj joya y de lujo, sin dejar por ello de ser un reloj deportivo. Con el Black Bay y el Seamaster nos encontramos con una situación pareja.
Tudor Black Bay. Sería el representante, en este dueto, del reloj herramienta y de aspecto vintage. Sin pulidos excesivos ni materiales "contemporáneos" como la cerámica. Todo se reduce al acero y al aluminio, con la única concesión del zafiro abombado que nos evoca al plexiglás utilizado antaño. La forma de la caja es mucho más sencilla y simple en aspecto, aunque no por ello menos atractiva a la larga, precisamente por su sencillez. La esfera es mucho más limpia y ayuda a que la atención se centre en sus llamativas agujas snowflake.
Seamaster 300. Es su antítesis. Muchos pulidos, brazalete más barroco y noventero, agujas esqueletizadas y también mucha cerámica (bisel + dial). Las formas de la caja, en especial las asas, el borde del bisel y el fondo de caja, con muchas más formas y juegos de pulido/cepillado que el Tudor. Más trabajado aunque no por ello mejor, pero con un aspecto que difiere mucho de los relojes herramienta y se acerca más a un diver para llevar con esmoquin como Daniel Craig sabe.
Por las veces que aparecen en el hilo diario no me cabe duda de que estamos ante dos de los diver favoritos del foro.