Relojero
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El reloj de estación suizo fue diseñado en 1944 por el ingeniero suizo Hans Hilfiker, para la red ferroviaria de Suiza SBB.
Se caracteriza por tener un diseño muy claro y minimalista, con líneas de escala negras sobre fondo blanco, con manecillas de horas y minutos negras en forma de barra, y sin números. Esta creación minimalista rompe con el estilo recargado de las esferas 'Art Nouveau' de la época.
Su primera ventaja es que se trata de un reloj fácil de leer, también desde una gran distancia, e incluso de noche (gracias a su iluminación interna), motivo por el que acabó convirtiéndose en un modelo internacional para los relojes de estación.
Posteriormente, Hilfiker, en colaboración con el fabricante MOBATIME, añadió al reloj un segundero rojo, en forma de varilla delgada con un disco en su extremo, que recuerda a la paleta de mando del jefe de estación.
El reloj debe su tecnología a los requisitos particulares de operar en una estación de ferrocarril.
Y es que uno de los propósitos de Hilfiker era sincronizar todos los relojes de todas las estaciones de Suiza. Así, cada minuto, los relojes reciben un impulso del reloj maestro ubicado en la estación de conmutación de Zürich, transmitido por cable telefónico, garantizando así la puntualidad de todos los relojes conectados.
Se pretendía, por tanto, que todos los relojes de las estaciones de tren funcionasen sincrónicamente, para así mostrar una hora fiable tanto para los pasajeros como para el personal del ferrocarril, en cualquier lugar de la estación o sus alrededores. En consecuencia, los relojes de las estaciones suizas se sincronizan al recibir un impulso eléctrico de un reloj maestro central en cada minuto completo, que da lugar al correspondiente avance del minutero hasta la siguiente marca de minuto.
Sin embargo, el segundero del reloj maestro es accionado por un motor eléctrico independiente, y avanza más rápido de lo debido; de este modo, el segundero solo necesita 58,5 segundos para rodear la esfera del reloj; luego, el segundero se detiene brevemente durante 1,5 segundos en la parte superior del reloj, e inicia una nueva rotación tan pronto como recibe el impulso de minuto del reloj maestro. En palabras de Hans Hilfiker, “una vez arriba, el segundero se detiene hasta que el siguiente minuto da un pulso y hace avanzar al minutero, al mismo tiempo que el segundero queda libre para su siguiente revolución”.
Según explicaba el propio Hilfiker, el movimiento continuo del segundero “infunde tranquilidad hasta el último minuto, y facilita la salida del tren a tiempo”.
Esa inusual pausa en el segundero obedecía a razones técnicas, ya que todos los relojes de estación contaban con dos mecanismos diferenciados: uno, autónomo, que controla el segundero, y el otro, controlado por el reloj maestro, que es el que determina los minutos y las horas. Al ser sensible la precisión de los segundos indicados por los segunderos eléctricos a las variaciones de tensión eléctrica, la sincronización de cada minuto por parte del reloj maestro era necesaria y permitía una visualización de los minutos con gran precisión.
Pero en el momento del lanzamiento del reloj en 1947, todavía no era posible sincronizar ambos mecanismos al segundo exacto, de modo que el periodo de sincronización duraba 1,5 segundos. Por lo tanto, el segundero completaría una revolución del dial en 58,5 segundos, se detendría durante 1,5 segundos para sincronizarse con el impulso eléctrico del reloj maestro, y luego comenzaría una nueva revolución alcanzando al minutero. Por esa razón, el segundero es, deliberadamente, más rápido de lo debido.
Hoy en día, no existe ya este problema técnico, pese a lo cual esta singularidad se mantiene como una tradición relojera y una singularidad nacional.
En la siguiente animación, puede observarse el movimiento de este reloj:
Ver el archivos adjunto 2896064
Fuente: https://de.wikipedia.org/wiki/Schweizer_Bahnhofsuhr
Se caracteriza por tener un diseño muy claro y minimalista, con líneas de escala negras sobre fondo blanco, con manecillas de horas y minutos negras en forma de barra, y sin números. Esta creación minimalista rompe con el estilo recargado de las esferas 'Art Nouveau' de la época.
Su primera ventaja es que se trata de un reloj fácil de leer, también desde una gran distancia, e incluso de noche (gracias a su iluminación interna), motivo por el que acabó convirtiéndose en un modelo internacional para los relojes de estación.
Posteriormente, Hilfiker, en colaboración con el fabricante MOBATIME, añadió al reloj un segundero rojo, en forma de varilla delgada con un disco en su extremo, que recuerda a la paleta de mando del jefe de estación.
El reloj debe su tecnología a los requisitos particulares de operar en una estación de ferrocarril.
Y es que uno de los propósitos de Hilfiker era sincronizar todos los relojes de todas las estaciones de Suiza. Así, cada minuto, los relojes reciben un impulso del reloj maestro ubicado en la estación de conmutación de Zürich, transmitido por cable telefónico, garantizando así la puntualidad de todos los relojes conectados.
Se pretendía, por tanto, que todos los relojes de las estaciones de tren funcionasen sincrónicamente, para así mostrar una hora fiable tanto para los pasajeros como para el personal del ferrocarril, en cualquier lugar de la estación o sus alrededores. En consecuencia, los relojes de las estaciones suizas se sincronizan al recibir un impulso eléctrico de un reloj maestro central en cada minuto completo, que da lugar al correspondiente avance del minutero hasta la siguiente marca de minuto.
Sin embargo, el segundero del reloj maestro es accionado por un motor eléctrico independiente, y avanza más rápido de lo debido; de este modo, el segundero solo necesita 58,5 segundos para rodear la esfera del reloj; luego, el segundero se detiene brevemente durante 1,5 segundos en la parte superior del reloj, e inicia una nueva rotación tan pronto como recibe el impulso de minuto del reloj maestro. En palabras de Hans Hilfiker, “una vez arriba, el segundero se detiene hasta que el siguiente minuto da un pulso y hace avanzar al minutero, al mismo tiempo que el segundero queda libre para su siguiente revolución”.
Según explicaba el propio Hilfiker, el movimiento continuo del segundero “infunde tranquilidad hasta el último minuto, y facilita la salida del tren a tiempo”.
Esa inusual pausa en el segundero obedecía a razones técnicas, ya que todos los relojes de estación contaban con dos mecanismos diferenciados: uno, autónomo, que controla el segundero, y el otro, controlado por el reloj maestro, que es el que determina los minutos y las horas. Al ser sensible la precisión de los segundos indicados por los segunderos eléctricos a las variaciones de tensión eléctrica, la sincronización de cada minuto por parte del reloj maestro era necesaria y permitía una visualización de los minutos con gran precisión.
Pero en el momento del lanzamiento del reloj en 1947, todavía no era posible sincronizar ambos mecanismos al segundo exacto, de modo que el periodo de sincronización duraba 1,5 segundos. Por lo tanto, el segundero completaría una revolución del dial en 58,5 segundos, se detendría durante 1,5 segundos para sincronizarse con el impulso eléctrico del reloj maestro, y luego comenzaría una nueva revolución alcanzando al minutero. Por esa razón, el segundero es, deliberadamente, más rápido de lo debido.
Hoy en día, no existe ya este problema técnico, pese a lo cual esta singularidad se mantiene como una tradición relojera y una singularidad nacional.
En la siguiente animación, puede observarse el movimiento de este reloj:
Ver el archivos adjunto 2896064
Fuente: https://de.wikipedia.org/wiki/Schweizer_Bahnhofsuhr