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El maldito gusanillo: Crónica de una recaída anunciada

  • Iniciador del hilo Iniciador del hilo Navas
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Pensé que con la última entrada, el Santos Galbée, todo se calmaría. Que tras meses de búsqueda, dudas, descartes y esa sensación de "ahora sí", mi historia con los relojes entraría en una especie de pausa... Me equivoqué

Llevo apenas tres semanas con él. Literalmente no me lo quito de la muñeca. Me sigue pareciendo perfecto, me sigue atrapando cada vez que lo miro. De verdad que estoy encantado.

Y sin embargo…

Desde que llegó, no he hecho más que mirar relojes. Más que antes. Más que nunca, de hecho. Reportajes, foros, vídeos, precios. Diverso y desordenado: un día un diver vintage, otro un dress clásico, otro un crono de estética racing. Es como si este reloj, en vez de cerrar un ciclo, lo hubiese reactivado todo

Y eso que llevaba un tiempo en relativa paz. Antes (y lo más sorprendente, durante) la búsqueda del Cartier que, como conté en su presentación, fue larga pero tranquila, logré dejar de obsesionarme con los relojes. Durante un largo tiempo, otros hobbies ocuparon su lugar. Dejé de mirar continuamente el mercado, de revisar foros, de comparar modelos. Y dentro de esa búsqueda final, incluso, conseguí mantener cierta distancia emocional. Fue una decisión meditada, sin ansiedad. Por primera vez en mucho tiempo, sentí cierta “paz relojera”.

También me mantuve alejado del foro, a propósito. Precisamente para no reavivar el fuego. Y durante un tiempo funcionó. Pero claro… de aquellos polvos, estos lodos

Porque cuando vuelves y entras “solo a echar un vistazo”, ya sabes lo que pasa: ves una foto, lees una historia, descubres una pieza que no conocías… y zas! el gusanillo despierta con más fuerza que nunca.

Y no es porque el Cartier me haya decepcionado. Al contrario. Quizá precisamente por eso. Porque cuando encuentras algo que te llena de verdad, te recuerdas a ti mismo por qué empezaste en esto. Te das cuenta de que no es solo por tener un reloj bonito, sino por todo lo que lo rodea: la búsqueda, la historia, el descubrimiento, la emoción de imaginarte con él puesto antes de que llegue. Y que todas esas sensaciones se confirmen cuando llega. Y claro… el gusanillo vuelve. O mejor dicho, nunca se fue. Solo estaba dormido.

No sé si esto le pasa a todo el mundo. Pero tenía que escribirlo, aunque solo fuera por desahogarme un poco. Porque me fastidia tener la sensación de que debería estar disfrutando -aún más- de conseguir El Reloj. Y porque me da la sensación de que este hobby, más que un destino, es un camino. Y no importa cuántos relojes tengas. Siempre habrá uno más que despierta la curiosidad. Uno más que te hace mirar el calendario, la cuenta corriente, y preguntarte: ¿Y si…?

Ver el archivos adjunto 3319653
Te cuento mi caso, para tu consuelo.

Era Junio, y sabía que en Julio me regalaban por mis 50 un Tudor GMT Pepsi... Y va y me compro un Certina GMT Pepsi para aliviar la espera. Llega Julio y no solo cae el GMT sino que también cae un Ranger. Satisfecho? Si, cómo no... Pero aquí me tienes tres semanas después mirando más relojes...
 
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Te cuento mi caso, para tu consuelo.

Era Junio, y sabía que en Julio me regalaban por mis 50 un Tudor GMT Pepsi... Y va y me compro un Certina GMT Pepsi para aliviar la espera. Llega Julio y no solo cae el GMT sino que también cae un Ranger. Satisfecho? Si, cómo no... Pero aquí me tienes tres semanas después mirando más relojes...
Pues con la que entrada de esas piezas, para no aliviarse un tiempecito…es vicio irracional..
 
Es un sube y baja constante. Hay que acudir a terapias de choque como "Relojeros anónimos".
 
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Te comprendo perfectamente, Navas.

Créeme que lo peligroso no es ir avanzando, cada vez un reloj mejor, no, eso no es peligroso, el peligro reside en llegar a tu cenit, el saber que no hay ya nada mejor para ti, que lo has conseguido todo.

En mi caso empecé con un Parnis de Aliexpres y, poco a poco, comprando y vendiendo numerosos relojes en el foro, he llegado a adquirir el nuevo Cuádruple Complicación de Patek y este ha sido mi fin, mi ruina total, ya no deseo la Quíntuple Complicación, no, no, ahora lo que deseo es un Azimut de 150 metros de eslora.
 
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Eso solamente se cura con los años … con la edad.
Con los años vas perdiendo "intensidad en la emoción"


Hasta entonces puede haber algunas "Normas de defensa" :

1.- Comprar un reloj (es decir, otro más) solamente si es mejor que cualquiera de los que ya tienes. Si no, no!

2.- Preguntarte si realmente te lo vas a poner (Esto también vale para cuando, con los años, los que tienes pierden precisión de marcha y dudas si llevarlo a revisión (es decir, a gastar dinero, a veces mucho dinero).

3.- cualquier otro argumento condicional que se te ocurra ….

Suerte a todos (sobretodo con la cuenta-corriente).
….
 
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Reacciones: Navas y Motortrek
Por cierto, un relojazo ese CARTIER, me parece un reloj a tener. Extraordinario en todo (quizás -para mi- le falte solamente la corona roscada, algo indispensable en todo reloj de este nivelazo de calidad).
Yo no lo tengo, me gustaría tenerlo, podría tenerlo, pero me aguanto y aplico los principios de defensa que he dicho … :):):)
 
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Pensé que con la última entrada, el Santos Galbée, todo se calmaría. Que tras meses de búsqueda, dudas, descartes y esa sensación de "ahora sí", mi historia con los relojes entraría en una especie de pausa... Me equivoqué

Llevo apenas tres semanas con él. Literalmente no me lo quito de la muñeca. Me sigue pareciendo perfecto, me sigue atrapando cada vez que lo miro. De verdad que estoy encantado.

Y sin embargo…

Desde que llegó, no he hecho más que mirar relojes. Más que antes. Más que nunca, de hecho. Reportajes, foros, vídeos, precios. Diverso y desordenado: un día un diver vintage, otro un dress clásico, otro un crono de estética racing. Es como si este reloj, en vez de cerrar un ciclo, lo hubiese reactivado todo

Y eso que llevaba un tiempo en relativa paz. Antes (y lo más sorprendente, durante) la búsqueda del Cartier que, como conté en su presentación, fue larga pero tranquila, logré dejar de obsesionarme con los relojes. Durante un largo tiempo, otros hobbies ocuparon su lugar. Dejé de mirar continuamente el mercado, de revisar foros, de comparar modelos. Y dentro de esa búsqueda final, incluso, conseguí mantener cierta distancia emocional. Fue una decisión meditada, sin ansiedad. Por primera vez en mucho tiempo, sentí cierta “paz relojera”.

También me mantuve alejado del foro, a propósito. Precisamente para no reavivar el fuego. Y durante un tiempo funcionó. Pero claro… de aquellos polvos, estos lodos

Porque cuando vuelves y entras “solo a echar un vistazo”, ya sabes lo que pasa: ves una foto, lees una historia, descubres una pieza que no conocías… y zas! el gusanillo despierta con más fuerza que nunca.

Y no es porque el Cartier me haya decepcionado. Al contrario. Quizá precisamente por eso. Porque cuando encuentras algo que te llena de verdad, te recuerdas a ti mismo por qué empezaste en esto. Te das cuenta de que no es solo por tener un reloj bonito, sino por todo lo que lo rodea: la búsqueda, la historia, el descubrimiento, la emoción de imaginarte con él puesto antes de que llegue. Y que todas esas sensaciones se confirmen cuando llega. Y claro… el gusanillo vuelve. O mejor dicho, nunca se fue. Solo estaba dormido.

No sé si esto le pasa a todo el mundo. Pero tenía que escribirlo, aunque solo fuera por desahogarme un poco. Porque me fastidia tener la sensación de que debería estar disfrutando -aún más- de conseguir El Reloj. Y porque me da la sensación de que este hobby, más que un destino, es un camino. Y no importa cuántos relojes tengas. Siempre habrá uno más que despierta la curiosidad. Uno más que te hace mirar el calendario, la cuenta corriente, y preguntarte: ¿Y si…?

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Compañero, cómo me representa tu sentir!!, jeje. Llevo poco tiempo en el mundillo relojeril, pero mis sensaciones son exactamente las que describes y las mismas que mi gran pasión desde que tengo uso de razón: las motos. He tenido en 25 años 17 motos (y las que me quedan con mis 48 tacos…) de todo tipo y pelaje y cada vez que conseguía la que quería tras meses de búsqueda apasionada, casi enfermiza, entraba en un estado de “paz motera” que me duraba días, semanas a lo sumo hasta que fijaba el foco en la “siguiente”.
Comentándolo con mis amigos moteros (alguno es un forero ilustre de RE…) llegamos a la conclusión de que con lo que más disfrutamos es con el proceso de búsqueda en sí.
Culo veo, culo quiero, que me dice mi santa esposa…
 
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Me consuela ver que no soy el único. Después de que el pasado Marzo mi familia me hizo el extraordinario regalo de un BB GMT y que apenas me lo he quitado, hace tres semanas en un viaje, un Hamilton y hoy estreno un Alpina. Todo mi apoyo.
 
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No te preocupes, has venido al lugar correcto... para seguir recayendo.

Creo que a todos nos ha pasado y nos seguirá pasando, somos adictos realmente al proceso y al momento previo más que al fin mismo.

Empiezo a pensar que la paz relojera es mantenernos en esa búsqueda constante y no en la calma absoluta.
 
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Y yo esperando ver foto de tu recaída jaja... Pero es verdad, la emoción de un reloj nuevo no llega a las 2 semanas y sin darte cuenta estas viendo el siguiente.
Este año ha sido relativamente tranquilo para mi, me he dedicado a mi otra afición (los perfumes) por lo que he adquirido solo un reloj y aspiro antes de fin de año hacerme con un Tsuyosa, espero cumplirlo y que llegue solo ese.
 
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Confío en no incorporar ninguna pieza en un tiempo considerable y que, sea cuando sea, responda a algo meditado y no a una cri con la que calmar la ansiedad.

Pero tenía que compartirlo con vosotros, que sois los únicos que lo podéis entender, leñe!
 
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Reacciones: LCamarasa
No estás solo, yo ahora intento auto convencerme que al incrementar más la colección al final los que tanto te gustan quedan en un segundo lugar.

A veces también, llega una pieza y la euforia es efímera, después vuelves a lo de siempre. La tentación siempre está ahí, hay que saber gestionarla y a veces dejar enfriar el calenton un tiempo, puede ayudar a tomar una buena decisión.
 
Pensé que con la última entrada, el Santos Galbée, todo se calmaría. Que tras meses de búsqueda, dudas, descartes y esa sensación de "ahora sí", mi historia con los relojes entraría en una especie de pausa... Me equivoqué

Llevo apenas tres semanas con él. Literalmente no me lo quito de la muñeca. Me sigue pareciendo perfecto, me sigue atrapando cada vez que lo miro. De verdad que estoy encantado.

Y sin embargo…

Desde que llegó, no he hecho más que mirar relojes. Más que antes. Más que nunca, de hecho. Reportajes, foros, vídeos, precios. Diverso y desordenado: un día un diver vintage, otro un dress clásico, otro un crono de estética racing. Es como si este reloj, en vez de cerrar un ciclo, lo hubiese reactivado todo

Y eso que llevaba un tiempo en relativa paz. Antes (y lo más sorprendente, durante) la búsqueda del Cartier que, como conté en su presentación, fue larga pero tranquila, logré dejar de obsesionarme con los relojes. Durante un largo tiempo, otros hobbies ocuparon su lugar. Dejé de mirar continuamente el mercado, de revisar foros, de comparar modelos. Y dentro de esa búsqueda final, incluso, conseguí mantener cierta distancia emocional. Fue una decisión meditada, sin ansiedad. Por primera vez en mucho tiempo, sentí cierta “paz relojera”.

También me mantuve alejado del foro, a propósito. Precisamente para no reavivar el fuego. Y durante un tiempo funcionó. Pero claro… de aquellos polvos, estos lodos

Porque cuando vuelves y entras “solo a echar un vistazo”, ya sabes lo que pasa: ves una foto, lees una historia, descubres una pieza que no conocías… y zas! el gusanillo despierta con más fuerza que nunca.

Y no es porque el Cartier me haya decepcionado. Al contrario. Quizá precisamente por eso. Porque cuando encuentras algo que te llena de verdad, te recuerdas a ti mismo por qué empezaste en esto. Te das cuenta de que no es solo por tener un reloj bonito, sino por todo lo que lo rodea: la búsqueda, la historia, el descubrimiento, la emoción de imaginarte con él puesto antes de que llegue. Y que todas esas sensaciones se confirmen cuando llega. Y claro… el gusanillo vuelve. O mejor dicho, nunca se fue. Solo estaba dormido.

No sé si esto le pasa a todo el mundo. Pero tenía que escribirlo, aunque solo fuera por desahogarme un poco. Porque me fastidia tener la sensación de que debería estar disfrutando -aún más- de conseguir El Reloj. Y porque me da la sensación de que este hobby, más que un destino, es un camino. Y no importa cuántos relojes tengas. Siempre habrá uno más que despierta la curiosidad. Uno más que te hace mirar el calendario, la cuenta corriente, y preguntarte: ¿Y si…?

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Totalmente de acuerdo, a mí me pasa lo mismo. Eso sí, que ese "gusanillo" no nos impida disfrutar de lo que tenemos, en tu caso de ese espectacuñar Cartier.
 
No estas solo compañero jajajajaja me siento totalmente identificado, y son fases que vamos pasando ya no solo es el ansia viva, si no son fases de ver y conocer los diferentes tipos, mecanismos, años, historias, es maravillosa esta afición mientras el bolsillo lo permita
 
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