Son varios elementos los que aquí convergen.
Desde luego, el que vive en casa grande, ambiente económico desahogado, rentas aseguradas solamente por ser hijo y futuro propietario de bienes rentables, necesidad solo de controlar, no de "trabajar" (aunque controlar pueda ser más trabajo que un "trabajo"), y posibilidad de hacer gastos largos sin que se desequilibre la economía familiar, está en situación distinta del que poco a poco ha ido labrando desde "casa pequeña" para llegar más arriba, porque el lujo en este caso representa el logro de su vida.
Hace mucho, vi una obra de teatro en la que dos ricos se enfrentaban por su calidad personal. Uno de ellos tenía título nobiliario. El otro simplemente tenía dinero hecho con esfuerzo. La lección, al final era que el título era debido al mérito de un antecesor, en tanto el otro era acreedor directo a ello.
De ahí que comprar obras de arte, joyas, relojes, también coches, claro, no siempre es solo dinero.
A veces hay que tener "gusto por el arte", y ese no se aprende en las escuelas.
En esto sucede como la música. Hay quien con 4 años ya es músico, aunque él mismo no lo sabe, porque le sale tan natural que solo lo ven los demás, y cuando tiene 15 es un portento, y hay quien está en el conservatorio hasta los 22 años y se egresa, sin tener lo que el chaval de 4 años ya llevaba puesto.
Y la sensibilidad artística, la de la belleza, la técnica, la capacidad de percibir de los demás, difícilmente se aprende. Yo diría que se "recuerda" porque es sacar de dentro lo que el individuo tiene, en tanto que otros son incapaces de percibirlo.
Y del mismo modo que hay quien lleva siempre el coche lleno de rascones (¿queréis saber qué tan hábil es una persona al volante? Pues mirad la aleta derecha de su coche. Impecable de origen = sensibilidad plena al volante; reparada y siempre rascada = chungo) y "no lo entiende; no sabe evitarlos, hay quien es incapaz de emocionarse con un aria de una ópera, en la contemplación de un cuadro, o en la obtención final de un ... reloj ansiado. (Y no de que sea la moda el objeto de la pretensión).
Y ahora volvemos a la edad. Creo que no importa tanto. El que esté en condiciones de valorar, apreciar y disfrutar un bien, el que sea, es que tiene una madurez personal suficiente.