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Milpostista
Sin verificar
Muchos lo vieron venir. Lo que pasa es que no tenía ningún sentido pararlo cuando todo el mundo se beneficiaba de ello.
No hay muchas ocasiones en la historia en las que aparezca un modelo de negocio que parezca que beneficia a todos, a pobres, a ricos, emigrantes, nacionales, empresas, particulares... El ladrillo lo era. Era una bandera, un motivo de orgullo patriótico, y cuestionarlo era poco menos que blasfemar en la Iglesia.
Ya lo he dicho algunas veces. Retrotraigámonos 10 años atrás, cuando el paro descendía, los propietrios cada día que pasaba se creían más ricos, y los que no lo eran sólo querían que los bancos y políticos pusieran las medidas necesarias para que pudieran llegar a serlo.
Imaginémonos que hubiera salido una bateria de leyes para limitar el crédito, evitar concesiones de hipotecas por encima del 50% del valor del piso, perseguir en serio el dinero negro y las recalificaciones, gravar las transacciones inmobiliarias con un impuesto especial que se dedicara a I+D y fomento de nuevas tecnologías, reducir la inversión en infraestructuras y reducir la extensión de prestaciones sociales y controlar la evolución de los salarios desligándolos de la inflación...
¿os imagináis la que hubiéramos montado? Y me refiero a nosotros, a la gente de la calle, a los mismos que ahora se hacen cruces y se escandalizan. ¿Os imagináis las pancartas de las manifestaciones? ¿las tendencias de opinión? Os dejo unas cuantas:
- No quieren que los pobres seamos propietarios para que podamos tener un patrimonio. Quieren que tiremos el dinero, o mejor, se lo demos a los ricos propietarios alquilando...
- No nos dejan trabajar en los empleos que estamos capacitados para hacer, como construcción. Quieren que estudiemos, pero yo quiero llevar dinero a casa y me pagan 3000 euros en la obra.
- ¿Qué pasará con los que acabamos de comprar si nuestros pisos ahora no suben? Esto no le interesa a nadie...es una locura, se van a cargar el país.
etc...
No hay madurez en el pueblo, y por extensión en las clases dirigentes, para iniciar procesos largoplacistas en situaciones de bonanza, que es cuando hay que hacer las reformas. Es así de triste.
Partamos de que todo esto que tu dices es cierto... Pues no nos salva ni Dios, pero ni ahora ni nunca (desgraciadamente esta es otra predicción que tengo en la cabeza desde hace tiempo pero que espero, muy fuertemente, que no se cumpla )