Uff, esos relojes de escaparate que van recibiendo raciones de sol, con sus dilataciones diarias incluidas, durante años... mejor que no.
En esa aduana, y tras pasarles otras veces dos radiocasettes en el hueco de la rueda de repuesto, sólo tuve un incidente. En la subida un aduanero se empeñó en que evadía capital, me revisó todos los huecos de la BMW (una R80 GS, bastante desnuda para ocultaciones) y al no encontrar nada empezó, ahí mismo y sin avisar, a palparme por todo el cuerpo, fue bastante desagradable y casi le suelto una ostia. Al no encontrar nada y enfadado (yo más) me hizo declarar en la oficina lo que llevaba en la cartera, muy por debajo del máximo permitido.
A la vuelta, y con los herrajes y las maletas nuevas y relucientes en una moto vieja, no tuve ningún problema, curiosamente.