miquel99
De la casa
Sin verificar
Pues como reza el título del hilo, al fin pude conseguir un ejemplar de uno de mis relojes favoritos, tras casi dos años de búsqueda. Se trata de un E. Howard Watch (no confundir con el E. Howard Keystone). Me atrevería a señalar a Edward Howard como el padre de la relojería norteamericana. Su lugar en la historia de la relojería consiste en que fue el primer relojero en desarrollar calibres donde sus piezas fueran intercambiables y partes de ellas se pudiesen fabricar con máquinas. Pensad que estamos hablando de 1850, época en la cual no existían todavía la mayoría de marcas que conocemos. El propio Howard y su equipo de ingenieros, no solo idearon los calibres, sino que también idearon las máquinas para fabricarlos y hasta lo que se podría denominar como las primera fábrica de relojes. Este proceso de fabricación se instauró plenamente en la industria de la relojería americana y se extendió décadas más tardes globalmente y sigue vigente hasta el día de hoy.
Pero lo que hace especiales a los relojes que fabricó Howard, es que en su construcción se buscó la perfección al límite, tanto en la calidad de sus componentes, su precisión y su belleza estética. Howard fue el primer relojero en USA, en ajustar sus relojes para que fuesen enormemente precisos (en el caso de mi reloj, salía ajustado a 6 posiciones, isocronismo y temperatura). Innovó experimentando con escapes, creando patentes y por eso en un mismo modelo de calibre se pueden observar variaciones de estilo y diferencias notables. También fue el primer relojero en dotarlos de un tren rápido (18000 BpH), decorar los calibres con damasquinados, etc. A consecuencia de esto, sus relojes eran extremadamente caros en su época y solo estaban destinados para la gente con gran poder adquisitivo, como el que fuese el 19 presidente Rutherford B. Hayes que desde 1866 llevaba un modelo como el que hoy nos ocupa. Una imagen del calibre puede explicar todo esto mejor que mis palabras.....
Mi unidad, que corresponde al modelo 1862 (serie III) fue vendida en 1869 a un conocido fabricante de cajas de oro y curiosamente, ajustada por G.P. Reed (que también patentó el curioso sistema de trinquete de carga que equipa el reloj) como indica el libro de la empresa, por una cantidad equivalente a unos 3000$ de hoy en día (pensad que esto corresponde al precio del calibre sin la caja). Aquí el libro de la empresa (columna de la izquierda, nº 20870) En mi caso la caja es de plata (no es la original del reloj) pero es de la época y está en muy buen estado.
El reloj todavía conserva una precisión y exactitud asombrosas (+-3s. día) E. Howard sembró la semilla de lo que iba a ser la poderosa industria de relojes norteamericana. Su obsesión por experimentar, innovar y sus métodos de fabricación que juntaban lo mejor de la tradición artesana relojera y la automatización, junto a sus altos precios, hicieron que finalmente la empresa quebrase, no pudiendo competir con las grandes empresas como Waltham o Elgin que diversificaron el mercado y se supieron centrar en su producción en masa.
Aún no he tenido tiempo de escribir un buen artículo sobre este trocito de historia de la relojería, pero espero que este "aperitivo" os guste.
Pero lo que hace especiales a los relojes que fabricó Howard, es que en su construcción se buscó la perfección al límite, tanto en la calidad de sus componentes, su precisión y su belleza estética. Howard fue el primer relojero en USA, en ajustar sus relojes para que fuesen enormemente precisos (en el caso de mi reloj, salía ajustado a 6 posiciones, isocronismo y temperatura). Innovó experimentando con escapes, creando patentes y por eso en un mismo modelo de calibre se pueden observar variaciones de estilo y diferencias notables. También fue el primer relojero en dotarlos de un tren rápido (18000 BpH), decorar los calibres con damasquinados, etc. A consecuencia de esto, sus relojes eran extremadamente caros en su época y solo estaban destinados para la gente con gran poder adquisitivo, como el que fuese el 19 presidente Rutherford B. Hayes que desde 1866 llevaba un modelo como el que hoy nos ocupa. Una imagen del calibre puede explicar todo esto mejor que mis palabras.....
Mi unidad, que corresponde al modelo 1862 (serie III) fue vendida en 1869 a un conocido fabricante de cajas de oro y curiosamente, ajustada por G.P. Reed (que también patentó el curioso sistema de trinquete de carga que equipa el reloj) como indica el libro de la empresa, por una cantidad equivalente a unos 3000$ de hoy en día (pensad que esto corresponde al precio del calibre sin la caja). Aquí el libro de la empresa (columna de la izquierda, nº 20870) En mi caso la caja es de plata (no es la original del reloj) pero es de la época y está en muy buen estado.
El reloj todavía conserva una precisión y exactitud asombrosas (+-3s. día) E. Howard sembró la semilla de lo que iba a ser la poderosa industria de relojes norteamericana. Su obsesión por experimentar, innovar y sus métodos de fabricación que juntaban lo mejor de la tradición artesana relojera y la automatización, junto a sus altos precios, hicieron que finalmente la empresa quebrase, no pudiendo competir con las grandes empresas como Waltham o Elgin que diversificaron el mercado y se supieron centrar en su producción en masa.
Aún no he tenido tiempo de escribir un buen artículo sobre este trocito de historia de la relojería, pero espero que este "aperitivo" os guste.