Paso
Forer@ Senior
Sin verificar
Pero con broche dorado.
Pues eso, ante los efluvios que esta primavera anticipada destila, y de la que para bien o para mal venimos disfrutando aunque sea extemporáneamente, me he levantado con la idea de disfrutar un poco de mi entrañable Mediterráneo bajo un baño de sol y..., amigos, esta marina gris es la que me he encontrado a los pies del faro de San Sebastián:
Así que tenía dos opciones. O me arrojaba al vacío bajo la mirada atónita de mis allegados…
O le sacaba algún partido a la difuminada luz ambiente, casi contagiada por el titanio gris de mi muy marinero reloj. Así que, con mejor juicio que ánimo, decidí aprovechar para hacer unos disparos con la cámara:
Suerte de la rica paella que me he metido entre pecho y espalda y bajo una, casi apetecida a pesar de todo, lluvia primaveral, y cuyas fotos omito por hallarme en estos momentos “trabajando” con ella en una ardua labor metabólica.
Como casi siempre suele ocurrir en estos casos, ya de regreso a casa, los cielos se han abierto y un bonito y fresco sol ha inundado el valle por donde suelo pacer a diario. Lástima que esas nubes perezosas y residuales impidan admirar la blancura de los pirineos, que ahora parece que se estén preparando para la primera comunión.
Bueno, antes de recluirme en mi casa y empezar la preparación anímica y mental para acometer la nueva semana, era cuestión de aprovechar también esos últimos rayos de sol:
¡Feliz semana amigos!
Pues eso, ante los efluvios que esta primavera anticipada destila, y de la que para bien o para mal venimos disfrutando aunque sea extemporáneamente, me he levantado con la idea de disfrutar un poco de mi entrañable Mediterráneo bajo un baño de sol y..., amigos, esta marina gris es la que me he encontrado a los pies del faro de San Sebastián:
Así que tenía dos opciones. O me arrojaba al vacío bajo la mirada atónita de mis allegados…
O le sacaba algún partido a la difuminada luz ambiente, casi contagiada por el titanio gris de mi muy marinero reloj. Así que, con mejor juicio que ánimo, decidí aprovechar para hacer unos disparos con la cámara:
Suerte de la rica paella que me he metido entre pecho y espalda y bajo una, casi apetecida a pesar de todo, lluvia primaveral, y cuyas fotos omito por hallarme en estos momentos “trabajando” con ella en una ardua labor metabólica.
Como casi siempre suele ocurrir en estos casos, ya de regreso a casa, los cielos se han abierto y un bonito y fresco sol ha inundado el valle por donde suelo pacer a diario. Lástima que esas nubes perezosas y residuales impidan admirar la blancura de los pirineos, que ahora parece que se estén preparando para la primera comunión.
Bueno, antes de recluirme en mi casa y empezar la preparación anímica y mental para acometer la nueva semana, era cuestión de aprovechar también esos últimos rayos de sol:
¡Feliz semana amigos!