Es cuando leo este tipo…
De razonamientos o posicionamientos cuando vuelvo a sentirme como un perro solitario en la pradera. Retorno anímicamente a mis orígenes y creo ser el único en el mundo que valora un reloj por la astucia, originalidad e ingenio mecánico que, con pretensiones de cierta precisión, no hace de ella la razón última de su esencia.
El reloj más preciso que existe, en nuestro sistema solar, es el del movimiento de los planetas alrededor del sol y ¡es gratis y para todos! Ningún Seiko o PP le pueden igualar, pues sencillamente es la referencia…
Resulta evidente que cualquier reloj mecánico resulta anacrónico en estos tiempos, y quien busque como razón de su exitosa y complaciente adquisición la precisión que le ha de proporcionar, se ha confundido de afición o, sencillamente no ha llegado –todavía- a comprender los entresijos que conducen a extasiarse con un diseño, con un calibre bien facturado, o con un buen hacer que trasciende el numérico control con el que la cibernética nos subyuga.
Claro que hay relojes mecánicos como Seiko, Casio u Orient que por unos pocos euros llegan a superar en precisión a un PP, por ejemplo. Eso no es difícil hoy en día, incluso ni si quiera caro, lo realmente costoso es hacer un PP capaz de inyectar directamente en vena dosis de afición y gusto por la estética, el diseño y el buen hacer mecánico que, condensados, crean psicosis adictiva a los relojes en mayúsculas. No es un tema estrictamente racional o medible.
Una cámara fotográfica nipona o china de unos pocos euros, es mucho más precisa en sus resultados que el mejor pintor retratista que jamás haya existido, pero yo me quedo con las pinceladas del más modesto de estos artistas, antes que con el “fotomatón” de turno. Un reloj actual nipón o chino o suizo, puede llegar a ser casi tan preciso como un cuarzo pero, puestos a elegir, en términos generales, me quedo con un Breguet del S. XVIII que me adelante o atrase hasta un minuto diario y, sin ser tan radical o caricaturesco, pues con una “manufactura” suiza actual.
Puede que algunos, o muchos no me entiendan, pero esos que se extasían con un reloj oriental que se mantiene a + - un segundo al día, que se fijen en alguno de sus relojes, de la misma marca, y descubrirán que por unos tres o cuatro mil euros más, no los consiguen hacer más precisos ¡y son de la misma marca!
¿Qué ocurre?, pues sencillamente que quien, hoy en día, se sirve del parámetro de la “precisión” como criterio determinante del valor de un reloj, o no ha llegado a alcanzar el camino –amplio y diverso- de esta afición, o sencillamente se ha caído por el traidor precipicio que siempre le ronda.
Por último, casi me sonroja la expresión “se supone que si me estafan por un reloj tanto dinero…” Bueno, si yo compro un reloj, me place, y pago su precio, no sé dónde está la estafa ya que, si no sabía lo que compraba, eso sólo es culpa mía y no estrictamente del vendedor, y poco y malo dice de un aficionado a los relojes que se sienta “estafado” por comprar un reloj de cierto nivel que le afina menos que uno “baratija”, porque probablemente no ha entendido casi nada de la esencia de un reloj mecánico. (sin acritud, pero es que no me he podido aguantar).
Saludos.