JavierMSR
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En julio de 2022, Tudor nos sorprendió anunciando un inminente lanzamiento en conmemoración al 70º aniversario de la British North Greenland Expedition, una misión científica británica que, en el verano de 1952, partió a Groenlandia con treinta hombres para realizar toda una serie de estudios científicos relacionados principalmente con la glaciología, meteorología y geología del lugar. Regresaron justo dos años después, en 1954, y aunque hubo que lamentar una muerte (un capitán del ejército danés especializado en topografía).
¿Y qué tendrá que ver esta expedición con Tudor? Pues resulta que la casa proporcionó auténticos relojes-herramienta a los integrantes de la expedición. De todos ellos se tiene constancia de que se conserva, como mínimo uno. Para no repetir os dejo por aquí el artículo que le dedicó Hodinkee hace unos años:
El lanzamiento no era otro que una reinterpretación del Tudor Ranger, uno de esos modelos olvidados. Dicho sea de paso, como buena parte del resto de Tudor que viven a la sombra de la gama Black Bay El compañero @Tazio Nuvolari dedicó un hilo, y dio para bastante tela que cortar. Aunque ahora no recuerdo si participé, sí que seguí atentamente las aportaciones y debates que dio el hilo.
Presentación oficial en la web de Tudor en la que cuentan la historia, evolución y características del modelo a lo largo de los años.
Así que, sin más dilación, aquí está. La primera foto que le hice según abrí el paquete que me trajo el mensajero. El reloj vino del mismo sitio que el último que compré (y presenté), mi Speedmaster. Tuve suerte; era el último que les quedaba en stock
Empezamos por la caja. Cubierta exterior de cartón e interiores algo más cuidados. La caja es pequeña, pero cumple y no hace ningún alarde al lujo. Lo que, tratándose de un reloj herramienta, me gusta. Aunque sé que es genérica del resto de modelos Tudor.
La caja trae un pequeño compartimento donde vienen los eslabones sobrantes y la etiqueta del reloj. Justo debajo del reloj viene la garantía (5 años) y dos librillos con las instrucciones y el certificado COSC.
Las comparaciones son odiosas, pero tenía que hacerlo
Centrándonos ya en el reloj, lo primero que me ha sorprendido es su comodidad, sobre todo al estar acostumbrado a llevar a diario un 42 mm que, aunque muy cómodo, dista bastante de este. Estamos ante una caja de 39 mm, pero el gran protagonista de su comodidad también son el brazalete y su excepcional cierre, del que hablaremos más adelante.
Lo que verdaderamente me enamoró cuando vi este reloj por primera vez es lo que, en opinión de muchos, resulta soso y aburrido: su dial. Totalmente mate, pintado y sin ningún aplique. Austero y espartano, sin ninguna concesión al lujo. Ah, sin olvidar esos numerales (3-6-9-12) que hacen que leer la hora en él sea una gozada. Que no tenga fecha, en este caso, es un plus para mí.
La única concesión al color está en el extremo de su segundero, que han querido pintar de rojo. Creo que el rojo es a Tudor lo que el verde a Rolex, así que la marca ha querido hacer aquí un pequeño guiño a su patrón característico. Justo en 2023, Tudor abrió su nueva fábrica en Le Locle. ¿Adivináis qué color eligió?
Como decía, dial austero y sin literatura, lo que no quita que el reloj venga certificado como cronómetro por el COSC. Creo que un CHRONOMETER estampado en medio del dial habría estropeado un poco la armonía. El certificado de cronómetro supuestamente se concede a un reloj que se ha mantenido en unos parámetros de -4/+6, durante 360 horas, en cinco posiciones y a tres temperaturas distintas. Tudor ha ido más allá y te garantiza un -2/+4. Y ya os digo que lo cumple. Bravo por ellos.
Otra característica que casa muy bien con la estética vintage del reloj es su cristal de zafiro abombado imitando el plexiglás de modelos pasados.
Siguiendo con su corona, me gusta que hayan mantenido la tan característica big crown de sus Black Bay. Su tamaño, unido a que no lleva protectores, hace su manejo especialmente fácil. Aunque el hecho de no tener fecha y que tiene una generosa reserva de marcha hará que interactuemos poco con ella.
La corona va atornillada. No siendo este un reloj destinado al buceo, se agradece el detalle para que podamos darnos algún chapuzón con más tranquilidad. También mola que hayan conservado la rosa Tudor en ella, ya que al haberla quitado del dial nos perderíamos uno de los emblemas heráldicos más tradicionales de Inglaterra.
Pasamos a hablar del cierre, donde Tudor ha dado aquí su Do de pecho. Si no recuerdo mal, este cierre fue introducido por Tudor por primera vez en el Black Bay Pro, unos meses antes del Ranger. Incluye el sistema T-fit, que permite acortar o alargar el brazalete sin uso alguno de herramientas, sobre la marcha, para dejar el largo a tu gusto. Una gozada.
El cierre cuenta además con rodamientos cerámicos que hacen que interactuar con él sea una delicia por la suavidad, el tacto y la seguridad que da.
La tapa trasera del reloj es ciega, simple y aburrida. ¿Os recuerda a algo?
No podía faltar una foto del lumen:
Por ir cerrando vamos con unas fotos con luz natural. Os aseguro que las anteriores no le hacen justicia. Y de paso aprovecho para mostrarlo cómo casa con otras cosas que no sean su brazalete. Que, dicho sea de paso, va a pasar mucho tiempo hasta que lo vuelva a cambiar por alguna nato:
Las agujas pulidas a espejo contrastan mucho con la esfera mate.
Sin más dilación terminamos. Espero que hayáis disfrutado leyendo esta presentación tanto como yo he disfrutado haciéndola, ¡saludos!
Si alguien lo tiene y todavía no lo ha hecho, que no olvide pasarse por el CENSO OFICIAL
¿Y qué tendrá que ver esta expedición con Tudor? Pues resulta que la casa proporcionó auténticos relojes-herramienta a los integrantes de la expedición. De todos ellos se tiene constancia de que se conserva, como mínimo uno. Para no repetir os dejo por aquí el artículo que le dedicó Hodinkee hace unos años:
North Ice To North Flag: The Historic Tudor From The British North Greenland Expedition Found In A Kitchen Drawer
At Baselworld 2015, Tudor presented an all new watch with a curious name – the North Flag. The watch's origins can be traced back to the British North Greenland Expedition (BNGE) of 1952-54, which was based at a camp called "North Ice," where 25 men were issued new Tudor Oyster Prince watches...
www.hodinkee.com
El lanzamiento no era otro que una reinterpretación del Tudor Ranger, uno de esos modelos olvidados. Dicho sea de paso, como buena parte del resto de Tudor que viven a la sombra de la gama Black Bay El compañero @Tazio Nuvolari dedicó un hilo, y dio para bastante tela que cortar. Aunque ahora no recuerdo si participé, sí que seguí atentamente las aportaciones y debates que dio el hilo.
Tudor está preparando algo para este viernes...
Para celebrar el 70º Aniversario de la British North Greenland Expedition. ¿Podría ser un nuevo North Flag o un nuevo Ranger? 🤔
relojes-especiales.com
Presentación oficial en la web de Tudor en la que cuentan la historia, evolución y características del modelo a lo largo de los años.
TUDOR Ranger, the spirit of a tool watch | TUDOR Watch
Descubra el Ranger, un reloj herramienta completo con Calibre de Manufactura MT5402, caja de 39 mm y cierre TUDOR «T‑fit» con ajuste rápido
www.tudorwatch.com
Así que, sin más dilación, aquí está. La primera foto que le hice según abrí el paquete que me trajo el mensajero. El reloj vino del mismo sitio que el último que compré (y presenté), mi Speedmaster. Tuve suerte; era el último que les quedaba en stock
Empezamos por la caja. Cubierta exterior de cartón e interiores algo más cuidados. La caja es pequeña, pero cumple y no hace ningún alarde al lujo. Lo que, tratándose de un reloj herramienta, me gusta. Aunque sé que es genérica del resto de modelos Tudor.
La caja trae un pequeño compartimento donde vienen los eslabones sobrantes y la etiqueta del reloj. Justo debajo del reloj viene la garantía (5 años) y dos librillos con las instrucciones y el certificado COSC.
Las comparaciones son odiosas, pero tenía que hacerlo
Centrándonos ya en el reloj, lo primero que me ha sorprendido es su comodidad, sobre todo al estar acostumbrado a llevar a diario un 42 mm que, aunque muy cómodo, dista bastante de este. Estamos ante una caja de 39 mm, pero el gran protagonista de su comodidad también son el brazalete y su excepcional cierre, del que hablaremos más adelante.
Lo que verdaderamente me enamoró cuando vi este reloj por primera vez es lo que, en opinión de muchos, resulta soso y aburrido: su dial. Totalmente mate, pintado y sin ningún aplique. Austero y espartano, sin ninguna concesión al lujo. Ah, sin olvidar esos numerales (3-6-9-12) que hacen que leer la hora en él sea una gozada. Que no tenga fecha, en este caso, es un plus para mí.
La única concesión al color está en el extremo de su segundero, que han querido pintar de rojo. Creo que el rojo es a Tudor lo que el verde a Rolex, así que la marca ha querido hacer aquí un pequeño guiño a su patrón característico. Justo en 2023, Tudor abrió su nueva fábrica en Le Locle. ¿Adivináis qué color eligió?
Como decía, dial austero y sin literatura, lo que no quita que el reloj venga certificado como cronómetro por el COSC. Creo que un CHRONOMETER estampado en medio del dial habría estropeado un poco la armonía. El certificado de cronómetro supuestamente se concede a un reloj que se ha mantenido en unos parámetros de -4/+6, durante 360 horas, en cinco posiciones y a tres temperaturas distintas. Tudor ha ido más allá y te garantiza un -2/+4. Y ya os digo que lo cumple. Bravo por ellos.
Otra característica que casa muy bien con la estética vintage del reloj es su cristal de zafiro abombado imitando el plexiglás de modelos pasados.
Siguiendo con su corona, me gusta que hayan mantenido la tan característica big crown de sus Black Bay. Su tamaño, unido a que no lleva protectores, hace su manejo especialmente fácil. Aunque el hecho de no tener fecha y que tiene una generosa reserva de marcha hará que interactuemos poco con ella.
La corona va atornillada. No siendo este un reloj destinado al buceo, se agradece el detalle para que podamos darnos algún chapuzón con más tranquilidad. También mola que hayan conservado la rosa Tudor en ella, ya que al haberla quitado del dial nos perderíamos uno de los emblemas heráldicos más tradicionales de Inglaterra.
Pasamos a hablar del cierre, donde Tudor ha dado aquí su Do de pecho. Si no recuerdo mal, este cierre fue introducido por Tudor por primera vez en el Black Bay Pro, unos meses antes del Ranger. Incluye el sistema T-fit, que permite acortar o alargar el brazalete sin uso alguno de herramientas, sobre la marcha, para dejar el largo a tu gusto. Una gozada.
El cierre cuenta además con rodamientos cerámicos que hacen que interactuar con él sea una delicia por la suavidad, el tacto y la seguridad que da.
La tapa trasera del reloj es ciega, simple y aburrida. ¿Os recuerda a algo?
No podía faltar una foto del lumen:
Por ir cerrando vamos con unas fotos con luz natural. Os aseguro que las anteriores no le hacen justicia. Y de paso aprovecho para mostrarlo cómo casa con otras cosas que no sean su brazalete. Que, dicho sea de paso, va a pasar mucho tiempo hasta que lo vuelva a cambiar por alguna nato:
Las agujas pulidas a espejo contrastan mucho con la esfera mate.
Sin más dilación terminamos. Espero que hayáis disfrutado leyendo esta presentación tanto como yo he disfrutado haciéndola, ¡saludos!
Si alguien lo tiene y todavía no lo ha hecho, que no olvide pasarse por el CENSO OFICIAL
¿Cuántos Tudor Ranger hay en el foro?
¡Buenas tardes! Pues ya que el compañero @LCamarasa ha hecho un censo oficial para saber cuántos Tudor Black Bay hay en el foro, se me ha ocurrido hacer lo mismo con el Tudor Ranger, que aun siendo un modelo que cuesta mucho ver, sé que hay algunos por aquí, como los de @Chestnut o @madeinsilva...
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