jdortega
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Muy buenas a todos,
Hoy vengo con novedad recién salida del horno. Ya que aunque se anunció su lanzamiento el pasado febrero, hace 10 meses, no fue hasta la semana pasada cuando llegaron las piezas a los distribuidores oficiales en todo el mundo. La marca lo decidió así para para poder abastecer a la vez a sus más fieles clientes poniendo a la venta conjuntamente las 120 unidades que fabricarían para todo este 2022. Obviamente ha sido misión imposible satisfacer dicha demanda. Incluso multiplicando por mucho esa cifra jamás hubieran conseguido su objetivo. Las listas de espera desde el minuto uno fueron monstruosas. La mayoría de las webs especializadas editaron artículos con titulares como “el nuevo grial”, “la espera ha merecido la pena”, “llegó el elegido”, entre otros. En palabras de un buen amigo relojero “esto es como pedir dos Daytona Rainbow de Rolex, y el mayor problema es que los que poblan dichas listas de espera son nuestros mejores clientes”. Vamos, que el hype alcanzado simplemente con la noticia en febrero de su premier llegó a cotas todavía no colonizadas por lanzamiento alguno y todo en muy pocas horas. Y eso que era un reloj que costaba el doble que sus teóricos competidores deportivos de brazalete integrado. Algo incomprensible para cualquiera que no entienda la pasión horológica. Luego me extenderé más en detalle en cómo me llegó la ansiada oportunidad.
Comencemos con un poco de historia sobre este modelo. Pero para no repetirme el que desconozca los orígenes y actualidad de la marca Laurent Ferrier por favor que lea esta otra presentación que hice del otro modelo que tengo la fortuna de poder llevar puesto de vez en cuando:
Laurent Ferrier Galet Classic Micro-Rotor: La elegancia | Relojes Especiales, EL foro de relojes (relojes-especiales.com)
Centrándonos en la creación de este Sport Auto comentar que todo empieza en el año 1979 cuando Laurent Ferrier (en su otra pasión: piloto de carreras) haciendo tándem con su buen amigo Francois Servanin hacen podio en las 24 horas de Lemans justo por detrás del Porsche de un tal Paul Newman. Ese día para celebrar el tercer puesto conseguido, Laurent regaló a su compañero un Nautilus (del cual él mismo era miembro del equipo productor en Patek Philippe). Y a cambio Francois le dijo que un día seguro tendrían sus propios relojes. 30 años después ambos fundaron la actual fabulosa manufactura denominada Laurent Ferrier. Laurent le daba el nombre y el conocimiento relojero, y Francois (actual presidente de la compañía) le daba el músculo financiero y el saber llevar una empresa. Cuando vieron que la compañía iba viento en popa hace pocos años, decidieron crear un modelo que reflejara su amistad y recordara ese momento en el que disfrutaron tanto juntos en Lemans. Y de ahí surgió la idea de este maravilloso Sport Auto.
El reloj llega como sucesor directo del fantástico Tourbillon Grand Sport. El cual fue imposible de acceder a él por quasi cualquier mortal al hacerse sólo 12 unidades con correa de caucho y 12 con brazalete. Aparte de tener una barrera de entrada de difícil superación al ser su precio de unos 180ks… Pero aún así en fotos el reloj sinceramente no podía ser más atractivo. Una auténtica maravilla estética a cualquier ojo que lo viera. Incluso siendo un reloj de dimensiones exageradas (45mm) daban ganas a cualquiera de hacer una barbaridad por ese reloj. Por suerte, los amigos Laurent y Francois decidieron compartir su éxito en Lemans con un público algo más numeroso y lanzaron como colección habitual no limitada este Auto Sport que nos ocupa. Aunque seguirá teniendo ciertas restricciones en número al hacerse sólo 120 unidades al año (de las sólo 800 piezas que salen de todas las colecciones de LF anualmente de su manufactura).
La forma del diseño se nos hace por tanto familiar simplemente porque su base es la misma que ese primer Grand Sport. La caja evita los clásicos ángulos y líneas afiladas de los habituales relojes de corte deportivo favoreciendo la interacción de curvas redondas. Dando un aspecto deportivo pero a la vez suave y aerodinámico al reloj como si fuera un coche de carreras que evitara la resistencia del aire. En ese sentido incluso los teóricos bordes guardacoronas están integrados en la propia curva de la caja. Sobresaliendo en perfecto equilibrio la corona estilo cebolla, marca estrella de la firma, que por primera vez es enroscada para obtener la estanqueidad deportiva requerida de 120 metros.
Estas redondeces en su perfil se integran de manera sensacional con el cristal de zafiro abovedado que en mano produce el efecto irrefrenable de pasar el dedo por encima de él. Cosa que en fotos no se entiende esa sensación. La caja mide unos generosos 41,5mm de diámetro y 12,7mm de altura. Siendo un reloj grande, al ser todo de titanio grado 5 la caja no produce para nada esa sensación siendo extremadamente ligero tanto en peso como en suaves formas. La caja está maravillosamente acabada en su contorno en cepillado circular, en sus extremos en cepillado vertical y en sus laterales pulidos a espejo.
El brazalete, a pesar de ser un diseño excesivamente sobrio a mi gusto (punto claro de mejora en este aspecto especialmente en comparación con su competencia de impresionantes diseños de armis como los del Nautilus, RO, Overseas, Laureato, Streamliner, Antartique, Tonda, Octo…), sí que es un 10 en cuanto a ergonomía y comodidad. Sus eslabones, en arquitectura de tres filas, son suaves y curvos al igual que la caja, ofreciendo una sensación muy agradable en muñeca finalizando en un cierre de mariposa.
El dial es de un azul irradiado (opalino para ser más precisos) combinando la textura mate con un degradado muy interesante. A destacar el sello al agua del nombre del modelo “Auto Sport” en el semicírculo inferior. Los índices y agujas, el otro sello característico de la marca, son de oro blanco y rellenos con una muy deportiva superluminova verde. Mención especial al para mí considerado “datario del año”, que ubicado a las 3 horas a modo de rampa da un efecto de tobogán que incita a deslizarse visualmente sobre él desde el centro de la esfera.
Podríamos decir que el diseño se correspondería a un sobrevitaminado Nautilus, lo cual no es de extrañar siendo su creador uno de los relojeros que desarrolló el Patek Philippe más deseado del siglo XXI.
Como no, la estrella de la función en un LF son los acabados de su calibre. Calibre micro rotor completamente nuevo y segundo automático realizado jamás por la marca. A diferencia del primero, el cual se corresponde con el reloj mencionado y linkado al principio de esta presentación, en este nuevo movimiento el rotor es de platino en vez de oro. Su escape es más robusto y resistente al cambiar el famoso escape natural a un escape tradicional suizo. Y el habitual sistema de trinquete ha sido cambiado por un rodamiento de bolas unidireccional que produce una generosa reserva de marcha de 72 horas. Todo ello ofrece una mayor fortaleza que es necesaria para un reloj deportivo de uso diario.
Y siguiendo con la tradición de la marca los acabados son realmente impresionantes recibiendo el calibre la extraordinaria cifra de 139 operaciones de acabado manual. Cada ángulo está incluso pulido de forma excelsa, y los puentes están obsesivamente tratados dando la sensación de que estuvieran hechos de un material de otro mundo. Y si alguien tiene dudas de la meticulosidad de los acabados que le eche un vistazo a la siguiente fotografía del rotor de platino y la amplíe para leer la inscripción microscópica tallada a mano que cuenta la historia del éxito automovilístico de dos amigos allá por 1979. Como no he sido capaz de conseguir una buena macro de mi modelo (mis capacidades fotográficas siguen teniendo limitaciones serias) la foto está sacada de internet.
Para no extenderme en más detalles técnicos del modelo y evitar un posible aburrimiento general del personal, emplazo a quién desee más información al hilo de presentación que realizó el Boss (@Goldoff ) el día de su lanzamiento en febrero:
Laurent Ferrier Sport Auto | Relojes Especiales, EL foro de relojes (relojes-especiales.com)
Como cualquier adquisición esta pieza tiene su propia historia. Hace algo más de dos años me presenté en Rabat Madrid con mi flamante recién adquirido en ese momento en Suiza Laurent Ferrier Galet Classic Microrotor. Ese día estaban en la tienda el director (Jon) y el dueño (Jordi). Ambos se quedaron prendados del modelo y de la marca. Al contarles yo maravillas de ello decidieron abordar el objetivo de convencer a la firma de ser ellos su exclusivo distribuidor en España. Solventando las primeras dudas de Jordi referentes a la posible buena venta de sus relojes al ser de precio tan alto, con un “sujétame el cubata” que yo seguro te compro uno de los pocos que te lleguen… Cerraron el acuerdo de distribución hace ya un año pero no les pudieron servir ningún reloj por la escasa producción hasta la semana pasada. De hecho el día que salió la noticia del lanzamiento de este modelo Auto Sport coincidimos varios fanáticos de relojes en una comida con el propio Jon y todos le dijimos por lo privado que caso de llegarle alguno de esta nueva colección que por favor se lo reservara. Misión imposible obviamente contentar a todos.
La semana pasada fui a Rabat con el simple objetivo de dar los tradicionales décimos de lotería navideña y me encontré con la sorpresa de que les acababan de llegar las primeras dos piezas de LF para vender en España. Y una de ellas sorprendentemente era este Auto Sport. Tanto Jon, como Jordi, como Rocío nos reímos hablando de que si yo no hubiera enseñado mi primer LF y les hubiera medio convencido de la empresa, era muy probable que nunca hubieran sido ellos la distribuidora de la marca en España. Y que si alguien podía llegar a estar en puestos cabeceros para llevarse el reloj obviamente era yo. Por desgracia Jon no me dejó llevármelo ese mismo día porque acababa de llegar y pretendía enseñarlo a varios clientes habituales simplemente con el objetivo de que lo conocieran aunque no se lo fuera a vender. Me prometió obviamente que en pocos días me confirmaba cuándo podría ir a por él y que lo mantendría con los plásticos para que nadie lo pudiera manchar ó algo similar. Antes de ayer me mando mensaje de que tenía algo para mí y, después de sacarle varias fotos de recuerdo para la tienda y otros clientes, salí con él muy contento por la puerta. Reconozco que tuve mis dudas en ese mismo instante de la compra pero por suerte fui con mi mujer y directamente me dijo que si estaba “imbécil”. Que era uno de los relojes más bonitos que había visto nunca y que me dejara de tonterías. Directamente aluciné. Mi mundo totalmente al revés… pero en esta ocasión me alegro de que me espabilara mi querida esposa.
Espero os guste.
Aquí la posible “más polivalente para todo” pareja de relojes de la misma marca que se puede tener como única en una colección.
Y las 120 primeras unidades vienen con un recuerdo algo especial.
Hoy vengo con novedad recién salida del horno. Ya que aunque se anunció su lanzamiento el pasado febrero, hace 10 meses, no fue hasta la semana pasada cuando llegaron las piezas a los distribuidores oficiales en todo el mundo. La marca lo decidió así para para poder abastecer a la vez a sus más fieles clientes poniendo a la venta conjuntamente las 120 unidades que fabricarían para todo este 2022. Obviamente ha sido misión imposible satisfacer dicha demanda. Incluso multiplicando por mucho esa cifra jamás hubieran conseguido su objetivo. Las listas de espera desde el minuto uno fueron monstruosas. La mayoría de las webs especializadas editaron artículos con titulares como “el nuevo grial”, “la espera ha merecido la pena”, “llegó el elegido”, entre otros. En palabras de un buen amigo relojero “esto es como pedir dos Daytona Rainbow de Rolex, y el mayor problema es que los que poblan dichas listas de espera son nuestros mejores clientes”. Vamos, que el hype alcanzado simplemente con la noticia en febrero de su premier llegó a cotas todavía no colonizadas por lanzamiento alguno y todo en muy pocas horas. Y eso que era un reloj que costaba el doble que sus teóricos competidores deportivos de brazalete integrado. Algo incomprensible para cualquiera que no entienda la pasión horológica. Luego me extenderé más en detalle en cómo me llegó la ansiada oportunidad.
Comencemos con un poco de historia sobre este modelo. Pero para no repetirme el que desconozca los orígenes y actualidad de la marca Laurent Ferrier por favor que lea esta otra presentación que hice del otro modelo que tengo la fortuna de poder llevar puesto de vez en cuando:
Laurent Ferrier Galet Classic Micro-Rotor: La elegancia | Relojes Especiales, EL foro de relojes (relojes-especiales.com)
Centrándonos en la creación de este Sport Auto comentar que todo empieza en el año 1979 cuando Laurent Ferrier (en su otra pasión: piloto de carreras) haciendo tándem con su buen amigo Francois Servanin hacen podio en las 24 horas de Lemans justo por detrás del Porsche de un tal Paul Newman. Ese día para celebrar el tercer puesto conseguido, Laurent regaló a su compañero un Nautilus (del cual él mismo era miembro del equipo productor en Patek Philippe). Y a cambio Francois le dijo que un día seguro tendrían sus propios relojes. 30 años después ambos fundaron la actual fabulosa manufactura denominada Laurent Ferrier. Laurent le daba el nombre y el conocimiento relojero, y Francois (actual presidente de la compañía) le daba el músculo financiero y el saber llevar una empresa. Cuando vieron que la compañía iba viento en popa hace pocos años, decidieron crear un modelo que reflejara su amistad y recordara ese momento en el que disfrutaron tanto juntos en Lemans. Y de ahí surgió la idea de este maravilloso Sport Auto.
El reloj llega como sucesor directo del fantástico Tourbillon Grand Sport. El cual fue imposible de acceder a él por quasi cualquier mortal al hacerse sólo 12 unidades con correa de caucho y 12 con brazalete. Aparte de tener una barrera de entrada de difícil superación al ser su precio de unos 180ks… Pero aún así en fotos el reloj sinceramente no podía ser más atractivo. Una auténtica maravilla estética a cualquier ojo que lo viera. Incluso siendo un reloj de dimensiones exageradas (45mm) daban ganas a cualquiera de hacer una barbaridad por ese reloj. Por suerte, los amigos Laurent y Francois decidieron compartir su éxito en Lemans con un público algo más numeroso y lanzaron como colección habitual no limitada este Auto Sport que nos ocupa. Aunque seguirá teniendo ciertas restricciones en número al hacerse sólo 120 unidades al año (de las sólo 800 piezas que salen de todas las colecciones de LF anualmente de su manufactura).
La forma del diseño se nos hace por tanto familiar simplemente porque su base es la misma que ese primer Grand Sport. La caja evita los clásicos ángulos y líneas afiladas de los habituales relojes de corte deportivo favoreciendo la interacción de curvas redondas. Dando un aspecto deportivo pero a la vez suave y aerodinámico al reloj como si fuera un coche de carreras que evitara la resistencia del aire. En ese sentido incluso los teóricos bordes guardacoronas están integrados en la propia curva de la caja. Sobresaliendo en perfecto equilibrio la corona estilo cebolla, marca estrella de la firma, que por primera vez es enroscada para obtener la estanqueidad deportiva requerida de 120 metros.
Estas redondeces en su perfil se integran de manera sensacional con el cristal de zafiro abovedado que en mano produce el efecto irrefrenable de pasar el dedo por encima de él. Cosa que en fotos no se entiende esa sensación. La caja mide unos generosos 41,5mm de diámetro y 12,7mm de altura. Siendo un reloj grande, al ser todo de titanio grado 5 la caja no produce para nada esa sensación siendo extremadamente ligero tanto en peso como en suaves formas. La caja está maravillosamente acabada en su contorno en cepillado circular, en sus extremos en cepillado vertical y en sus laterales pulidos a espejo.
El brazalete, a pesar de ser un diseño excesivamente sobrio a mi gusto (punto claro de mejora en este aspecto especialmente en comparación con su competencia de impresionantes diseños de armis como los del Nautilus, RO, Overseas, Laureato, Streamliner, Antartique, Tonda, Octo…), sí que es un 10 en cuanto a ergonomía y comodidad. Sus eslabones, en arquitectura de tres filas, son suaves y curvos al igual que la caja, ofreciendo una sensación muy agradable en muñeca finalizando en un cierre de mariposa.
El dial es de un azul irradiado (opalino para ser más precisos) combinando la textura mate con un degradado muy interesante. A destacar el sello al agua del nombre del modelo “Auto Sport” en el semicírculo inferior. Los índices y agujas, el otro sello característico de la marca, son de oro blanco y rellenos con una muy deportiva superluminova verde. Mención especial al para mí considerado “datario del año”, que ubicado a las 3 horas a modo de rampa da un efecto de tobogán que incita a deslizarse visualmente sobre él desde el centro de la esfera.
Podríamos decir que el diseño se correspondería a un sobrevitaminado Nautilus, lo cual no es de extrañar siendo su creador uno de los relojeros que desarrolló el Patek Philippe más deseado del siglo XXI.
Como no, la estrella de la función en un LF son los acabados de su calibre. Calibre micro rotor completamente nuevo y segundo automático realizado jamás por la marca. A diferencia del primero, el cual se corresponde con el reloj mencionado y linkado al principio de esta presentación, en este nuevo movimiento el rotor es de platino en vez de oro. Su escape es más robusto y resistente al cambiar el famoso escape natural a un escape tradicional suizo. Y el habitual sistema de trinquete ha sido cambiado por un rodamiento de bolas unidireccional que produce una generosa reserva de marcha de 72 horas. Todo ello ofrece una mayor fortaleza que es necesaria para un reloj deportivo de uso diario.
Y siguiendo con la tradición de la marca los acabados son realmente impresionantes recibiendo el calibre la extraordinaria cifra de 139 operaciones de acabado manual. Cada ángulo está incluso pulido de forma excelsa, y los puentes están obsesivamente tratados dando la sensación de que estuvieran hechos de un material de otro mundo. Y si alguien tiene dudas de la meticulosidad de los acabados que le eche un vistazo a la siguiente fotografía del rotor de platino y la amplíe para leer la inscripción microscópica tallada a mano que cuenta la historia del éxito automovilístico de dos amigos allá por 1979. Como no he sido capaz de conseguir una buena macro de mi modelo (mis capacidades fotográficas siguen teniendo limitaciones serias) la foto está sacada de internet.
Para no extenderme en más detalles técnicos del modelo y evitar un posible aburrimiento general del personal, emplazo a quién desee más información al hilo de presentación que realizó el Boss (@Goldoff ) el día de su lanzamiento en febrero:
Laurent Ferrier Sport Auto | Relojes Especiales, EL foro de relojes (relojes-especiales.com)
Como cualquier adquisición esta pieza tiene su propia historia. Hace algo más de dos años me presenté en Rabat Madrid con mi flamante recién adquirido en ese momento en Suiza Laurent Ferrier Galet Classic Microrotor. Ese día estaban en la tienda el director (Jon) y el dueño (Jordi). Ambos se quedaron prendados del modelo y de la marca. Al contarles yo maravillas de ello decidieron abordar el objetivo de convencer a la firma de ser ellos su exclusivo distribuidor en España. Solventando las primeras dudas de Jordi referentes a la posible buena venta de sus relojes al ser de precio tan alto, con un “sujétame el cubata” que yo seguro te compro uno de los pocos que te lleguen… Cerraron el acuerdo de distribución hace ya un año pero no les pudieron servir ningún reloj por la escasa producción hasta la semana pasada. De hecho el día que salió la noticia del lanzamiento de este modelo Auto Sport coincidimos varios fanáticos de relojes en una comida con el propio Jon y todos le dijimos por lo privado que caso de llegarle alguno de esta nueva colección que por favor se lo reservara. Misión imposible obviamente contentar a todos.
La semana pasada fui a Rabat con el simple objetivo de dar los tradicionales décimos de lotería navideña y me encontré con la sorpresa de que les acababan de llegar las primeras dos piezas de LF para vender en España. Y una de ellas sorprendentemente era este Auto Sport. Tanto Jon, como Jordi, como Rocío nos reímos hablando de que si yo no hubiera enseñado mi primer LF y les hubiera medio convencido de la empresa, era muy probable que nunca hubieran sido ellos la distribuidora de la marca en España. Y que si alguien podía llegar a estar en puestos cabeceros para llevarse el reloj obviamente era yo. Por desgracia Jon no me dejó llevármelo ese mismo día porque acababa de llegar y pretendía enseñarlo a varios clientes habituales simplemente con el objetivo de que lo conocieran aunque no se lo fuera a vender. Me prometió obviamente que en pocos días me confirmaba cuándo podría ir a por él y que lo mantendría con los plásticos para que nadie lo pudiera manchar ó algo similar. Antes de ayer me mando mensaje de que tenía algo para mí y, después de sacarle varias fotos de recuerdo para la tienda y otros clientes, salí con él muy contento por la puerta. Reconozco que tuve mis dudas en ese mismo instante de la compra pero por suerte fui con mi mujer y directamente me dijo que si estaba “imbécil”. Que era uno de los relojes más bonitos que había visto nunca y que me dejara de tonterías. Directamente aluciné. Mi mundo totalmente al revés… pero en esta ocasión me alegro de que me espabilara mi querida esposa.
Espero os guste.
Aquí la posible “más polivalente para todo” pareja de relojes de la misma marca que se puede tener como única en una colección.
Y las 120 primeras unidades vienen con un recuerdo algo especial.
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