ilis
Milpostista
Sin verificar
Aprovecho la ocasión para estrenar este subforo con esta parte de otro post, con más de estética que de técnica, pero que creo que aquí no desentona demasiado. Estaba archivado pero lo rescate ayer para responder a un amigo forero.
Algunos de vosotros habréis leído el post del “replateado de relojes”. Pues bien, esa es la última fase (más bien la definitiva) a la que llegué después de intentar pulir relojes con cajas de latón, cuando el dorado o el cromado está en malas condiciones.
Al pulirlas, quizás con demasiada vehemencia, me encontré con que el dorado o el cromado desaparecían y aumentaba la superficie de latón a la vista, adquiriendo el reloj una bitonalidad nada estética.
Una vez hecha la avería había que solucionarla (jugaba con ventaja porque el valor de los relojes no era alto; los experimentos con gaseosa)
Y he aquí tres supuestos.
Primero
Reloj de cuarzo que en sus tiempos fue dorado y con el paso de los años perdió el “oro”, tanto de la caja como del armis presentando un aspecto deplorable. Al intentar solucionarlo puliéndolo y abrillantándolo, lo único que conseguí fue empeorar la situación; cada vez se veía más latón y el armis quedo color acero (aluminio?; aleación?)
Actitud a seguir: eliminar todo el dorado y pulirlo perfectamente quedando la caja de un bonito y brillante color latón-dorado que a simple vista no se distingue del oro, y sustituir el armis por una correa.
Segundo
Reloj mecánico manual con caja niquelada también en muy mal estado al que se le elimina cuidadosamente y de forma absoluta todo el resto del cromado, quedando igualmente con un bonito color uniforme y brillante (ahora necesitaría el cambio del cristal –no rayado, agrietado de viejo-). Como complemento en este caso utilice en el acabado final una capa de barniz transparente para metales, para evitar en lo posible la oxidación del latón (sin comprobar la resistencia al roce)
Tercero
Expuesto en el replateado. Reloj de bolsillo despertador con múltiples rayazos en la tapa, que después de lijada y pulida queda perfectamente en color latón, desentonando con el cromado de la carrura. Es aquí donde, después de encontrar casualmente el replateador, aplico lo explicado en su día. El resultado bueno: ahí lo tenéis al lado del bote de barniz.
Me agradaría que os sirviese de algo.
Un saludo.
Algunos de vosotros habréis leído el post del “replateado de relojes”. Pues bien, esa es la última fase (más bien la definitiva) a la que llegué después de intentar pulir relojes con cajas de latón, cuando el dorado o el cromado está en malas condiciones.
Al pulirlas, quizás con demasiada vehemencia, me encontré con que el dorado o el cromado desaparecían y aumentaba la superficie de latón a la vista, adquiriendo el reloj una bitonalidad nada estética.
Una vez hecha la avería había que solucionarla (jugaba con ventaja porque el valor de los relojes no era alto; los experimentos con gaseosa)
Y he aquí tres supuestos.
Primero
Reloj de cuarzo que en sus tiempos fue dorado y con el paso de los años perdió el “oro”, tanto de la caja como del armis presentando un aspecto deplorable. Al intentar solucionarlo puliéndolo y abrillantándolo, lo único que conseguí fue empeorar la situación; cada vez se veía más latón y el armis quedo color acero (aluminio?; aleación?)
Actitud a seguir: eliminar todo el dorado y pulirlo perfectamente quedando la caja de un bonito y brillante color latón-dorado que a simple vista no se distingue del oro, y sustituir el armis por una correa.
Segundo
Reloj mecánico manual con caja niquelada también en muy mal estado al que se le elimina cuidadosamente y de forma absoluta todo el resto del cromado, quedando igualmente con un bonito color uniforme y brillante (ahora necesitaría el cambio del cristal –no rayado, agrietado de viejo-). Como complemento en este caso utilice en el acabado final una capa de barniz transparente para metales, para evitar en lo posible la oxidación del latón (sin comprobar la resistencia al roce)
Tercero
Expuesto en el replateado. Reloj de bolsillo despertador con múltiples rayazos en la tapa, que después de lijada y pulida queda perfectamente en color latón, desentonando con el cromado de la carrura. Es aquí donde, después de encontrar casualmente el replateador, aplico lo explicado en su día. El resultado bueno: ahí lo tenéis al lado del bote de barniz.
Me agradaría que os sirviese de algo.
Un saludo.