Goldoff
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Hace algunos años, el entonces responsable de Patek Philippe Iberia, en una de las raras entrevistas que concedió durante su mandato, me dijo que el catálogo de la marca se componía de no menos de 200 referencias "vivas" repartidas en distintas colecciones, porque no querían convertirse en una marca de un solo reloj:
No es difícil deducir que se refería a Audemars Piguet y el fenómeno Royal Oak: a esta marca le está costando dios y ayuda dejar de ser percibida como mono-reloj, y parece que la colección Code 11.59 no acaba de arrancar varios años después de ser presentada. Tampoco tiene mucho de lo que quejarse, se podría añadir.
Dos marcas centenarias estas, que tienen otro punto en común: fueron pioneras en presentar relojes de acero de lujo (si por "lujo" entendemos "relojes caros para ser de acero"). AP presentó en 1972 su ahora archiconocido Royal Oak, fruto del encargo a un pujante Gerald Genta, y la leyenda -o las crónicas, no lo sé- dice que inmediatamente Philippe Stern, a la sazón presidente ejecutivo de Patek Philippe, fue a buscar al diseñador para un encargo similar. El resultado, el también archiconocido -y también archi codiciado- Nautilus. Que ninguno de los dos modelos tuviera éxito al principio ha quedado como mera anécdota.
Desde mi punto de vista, y sin que se me trate de hereje (al menos hasta que haya podido explicarme) Hublot tiene puntos en común con estas dos venerables. Desde luego no es su patrimonio histórico, porque Carlo Crocco fundó MDM (Montres Danielle Marie) en 1980, y prácticamente de la nada... ¿Nada? No, porque su familia ya estaba en el sector relojero con la empresa Binda, distribuyendo Vetta primero y creando el fenómeno Breil más tarde.
Lo que relaciona a Hublot con Audemars Piguet es el concepto disruptor de mezclar materiales a priori antagónicos en un reloj de lujo (en este caso oro y caucho) y el hecho de que el modelo se coma a la marca: no ha sido así en el caso de AP, aunque sea más conocida mundialmente por su colección estrella, pero sí en el caso del italiano: Hublot era un (en realidad "el") modelo de MDM. Desde luego no era la intención de Crocco (de hecho, más adelante trató de sacar una nueva marca llamada Thorr, sin éxito), pero los hechos lo acabaron convenciendo.
Así como los aceros de lujo tardaron en seducir a su público objetivo, los Hublot (ojo de buey en francés) calaron desde el primer momento, especialmente en España. Se dice que todo empezó cuando Constantino de Grecia le regaló uno a su cuñado, Juan Carlos I. Un marketing impagable. Literalmente. Así, y durante muchos años, España ha sido el principal mercado para Hublot, que en su mejor época ostentó el segundo lugar en ventas, por detrás de Rolex y por delante de Cartier.
La llegada en 2004 de Jean Claude Biver, el gran gurú de la industria relojera, a la empresa que ya había cambiado su nombre de MDM a Hublot propicia la segunda revolución en la marca: aparece el concepto "Fussion", que el propio Biver describe como la combinación de materiales, naturales o artificiales. En realidad estaba describiendo la esencia de Hublot, pero ya sabemos como son estos genios del marketing: dicho por ellos parece toda una novedad...
... sobre todo si te preocupas de crear el legendario dibujito sobre una servilleta:
No sólo palabras: en 2005 aparece el Big Bang, un cronógrafo que será punto de partida del giro que iba a dar la empresa en cuanto a creatividad y -sobre todo- inversión. En 2008 Crocco vende la empresa al poderoso grupo de lujo LVMH (en lugar de a Biver, su socio minoritario -20%- que la hubiera comprado encantado) por unos 470 millones de euros, 10 veces más que su facturación anual en aquellos momentos, y que va a permitir a Crocco dedicarse a la filantropia a tiempo completo. Biver queda como máximo responsable, pilotando una transformación que pasa, además de la parte relojera, por una inversión en marketing sin precedentes.
El Big Bang, comparativamente grande y aparatoso, que contrasta con el clasicismo del Hublot primigenio (ya llamado oficialmente Classic) da paso al King Power, un nombre que no deja margen de interpretación: un reloj de reyes en lo suyo (lo que se venía conociendo como triunfador). Más tarde el Spirit of Big Bang con su caja de forma tonel se convierte en seña de identidad de una determinada élite.
Además del marketing, los nuevos lanzamientos se apoyan en un departamento de I+D que a lo largo de los años no sólo será capaz de presentar mecanismos con 50 días de reserva de marcha (LaFerrari) sino que innova en materiales. Suya es la patente de Red Magic, la cerámica roja -algo realmente complejo de conseguir, incluso para alguien como Rolex- o la del Magic Gold, una aleación de oro y cerámica que además de darle un color particular lo hacen prácticamente irrayable.
O los calibres propios. Siete creaciones 100% in-house -de momento-, que abarcan desde el cronógrafo Unico HUB1280 hasta el sofisticado HUB9011, con 14 días de reserva de marcha gracias a sus 7 barriletes engranados en serie. Dos tourbillones (uno biaxial), dos con forma de tonel para el Spirit of Big Bang y dos calibres ajenos, para la colección Classic Fussion, suministrados por Sellita según las especificaciones de Hublot.
Todos estos ingredientes cristalizan hoy en varias colecciones que pueden satisfacer a cualquier cliente, sea o no aficionado a la relojería, que ya sabemos que los hay de los dos tipos. Desde el Classic Fussion tres agujas o cronógrafo en distintos materiales (acero, oro, titanio, cerámica... y combinaciones de todos ellos, ya saben, Fussion) hasta los llamativos Big Bang en todos esos materiales a los que se añade el zafiro que, en una nueva vuelta de tuerca Hublot tiñe de colores. Aquí encontraremos desde cronógrafos de manufactura hasta turbillones de dos ejes o reservas de marcha de diez días. Además, han reeditado el modelo original en varios tamaños.
Sigue algunas fotos que pude tomar en la nueva boutique que Hublot ha abierto en Barcelona, donde la proverbial atención de Rabat se pone una vez más de manifiesto. Gracias a Raquel y su equipo por las facilidades para hacer este reportaje.
Bonus track, uno de los "muy más preferidos" de cierto tipo de turista (masculino):
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Entrevista a John Vergotti, Director General de Patek Philippe Ibérica - RE
Presentamos la entrevista a John Vergotti, director general de Patek Philippe Ibérica. Una verdadera primicia dada su poca exposición pública.
relojes-especiales.com
No es difícil deducir que se refería a Audemars Piguet y el fenómeno Royal Oak: a esta marca le está costando dios y ayuda dejar de ser percibida como mono-reloj, y parece que la colección Code 11.59 no acaba de arrancar varios años después de ser presentada. Tampoco tiene mucho de lo que quejarse, se podría añadir.
Dos marcas centenarias estas, que tienen otro punto en común: fueron pioneras en presentar relojes de acero de lujo (si por "lujo" entendemos "relojes caros para ser de acero"). AP presentó en 1972 su ahora archiconocido Royal Oak, fruto del encargo a un pujante Gerald Genta, y la leyenda -o las crónicas, no lo sé- dice que inmediatamente Philippe Stern, a la sazón presidente ejecutivo de Patek Philippe, fue a buscar al diseñador para un encargo similar. El resultado, el también archiconocido -y también archi codiciado- Nautilus. Que ninguno de los dos modelos tuviera éxito al principio ha quedado como mera anécdota.
Desde mi punto de vista, y sin que se me trate de hereje (al menos hasta que haya podido explicarme) Hublot tiene puntos en común con estas dos venerables. Desde luego no es su patrimonio histórico, porque Carlo Crocco fundó MDM (Montres Danielle Marie) en 1980, y prácticamente de la nada... ¿Nada? No, porque su familia ya estaba en el sector relojero con la empresa Binda, distribuyendo Vetta primero y creando el fenómeno Breil más tarde.
Lo que relaciona a Hublot con Audemars Piguet es el concepto disruptor de mezclar materiales a priori antagónicos en un reloj de lujo (en este caso oro y caucho) y el hecho de que el modelo se coma a la marca: no ha sido así en el caso de AP, aunque sea más conocida mundialmente por su colección estrella, pero sí en el caso del italiano: Hublot era un (en realidad "el") modelo de MDM. Desde luego no era la intención de Crocco (de hecho, más adelante trató de sacar una nueva marca llamada Thorr, sin éxito), pero los hechos lo acabaron convenciendo.
Así como los aceros de lujo tardaron en seducir a su público objetivo, los Hublot (ojo de buey en francés) calaron desde el primer momento, especialmente en España. Se dice que todo empezó cuando Constantino de Grecia le regaló uno a su cuñado, Juan Carlos I. Un marketing impagable. Literalmente. Así, y durante muchos años, España ha sido el principal mercado para Hublot, que en su mejor época ostentó el segundo lugar en ventas, por detrás de Rolex y por delante de Cartier.
La llegada en 2004 de Jean Claude Biver, el gran gurú de la industria relojera, a la empresa que ya había cambiado su nombre de MDM a Hublot propicia la segunda revolución en la marca: aparece el concepto "Fussion", que el propio Biver describe como la combinación de materiales, naturales o artificiales. En realidad estaba describiendo la esencia de Hublot, pero ya sabemos como son estos genios del marketing: dicho por ellos parece toda una novedad...
... sobre todo si te preocupas de crear el legendario dibujito sobre una servilleta:
No sólo palabras: en 2005 aparece el Big Bang, un cronógrafo que será punto de partida del giro que iba a dar la empresa en cuanto a creatividad y -sobre todo- inversión. En 2008 Crocco vende la empresa al poderoso grupo de lujo LVMH (en lugar de a Biver, su socio minoritario -20%- que la hubiera comprado encantado) por unos 470 millones de euros, 10 veces más que su facturación anual en aquellos momentos, y que va a permitir a Crocco dedicarse a la filantropia a tiempo completo. Biver queda como máximo responsable, pilotando una transformación que pasa, además de la parte relojera, por una inversión en marketing sin precedentes.
El Big Bang, comparativamente grande y aparatoso, que contrasta con el clasicismo del Hublot primigenio (ya llamado oficialmente Classic) da paso al King Power, un nombre que no deja margen de interpretación: un reloj de reyes en lo suyo (lo que se venía conociendo como triunfador). Más tarde el Spirit of Big Bang con su caja de forma tonel se convierte en seña de identidad de una determinada élite.
Además del marketing, los nuevos lanzamientos se apoyan en un departamento de I+D que a lo largo de los años no sólo será capaz de presentar mecanismos con 50 días de reserva de marcha (LaFerrari) sino que innova en materiales. Suya es la patente de Red Magic, la cerámica roja -algo realmente complejo de conseguir, incluso para alguien como Rolex- o la del Magic Gold, una aleación de oro y cerámica que además de darle un color particular lo hacen prácticamente irrayable.
O los calibres propios. Siete creaciones 100% in-house -de momento-, que abarcan desde el cronógrafo Unico HUB1280 hasta el sofisticado HUB9011, con 14 días de reserva de marcha gracias a sus 7 barriletes engranados en serie. Dos tourbillones (uno biaxial), dos con forma de tonel para el Spirit of Big Bang y dos calibres ajenos, para la colección Classic Fussion, suministrados por Sellita según las especificaciones de Hublot.
Todos estos ingredientes cristalizan hoy en varias colecciones que pueden satisfacer a cualquier cliente, sea o no aficionado a la relojería, que ya sabemos que los hay de los dos tipos. Desde el Classic Fussion tres agujas o cronógrafo en distintos materiales (acero, oro, titanio, cerámica... y combinaciones de todos ellos, ya saben, Fussion) hasta los llamativos Big Bang en todos esos materiales a los que se añade el zafiro que, en una nueva vuelta de tuerca Hublot tiñe de colores. Aquí encontraremos desde cronógrafos de manufactura hasta turbillones de dos ejes o reservas de marcha de diez días. Además, han reeditado el modelo original en varios tamaños.
Sigue algunas fotos que pude tomar en la nueva boutique que Hublot ha abierto en Barcelona, donde la proverbial atención de Rabat se pone una vez más de manifiesto. Gracias a Raquel y su equipo por las facilidades para hacer este reportaje.
Bonus track, uno de los "muy más preferidos" de cierto tipo de turista (masculino):
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