Entrevista a John Vergotti

Entrevista a John Vergotti, Director General de Patek Philippe Ibérica

Hombre discreto y poco dado a aparecer en público más allá de sus obligaciones profesionales, John Vergotti, director general  de Patek Philippe Ibérica, no había concedido hasta ahora ninguna entrevista. Su absoluta implicación con la marca que representa (en España, Portugal y Andorra) le lleva a romper ese silencio en aras de una mejor difusión de sus principios y filosofía. Que haya elegido a Relojes Especiales para ello es todo un privilegio. Nos recibe en las recientemente inauguradas instalaciones de la avenida Diagonal de  Barcelona.

John Vergotti

Hace justo un año que se inauguró el taller homologado de la marca en España. ¿Qué se ha movido en este tiempo?
Hace un año que estrenamos estas instalaciones, pero lo cierto es que el taller venía funcionando desde 1998, cuando se creó la filial, y lo más importante: es el tercer taller homologado de Patek Philippe, después del de la Manufactura y del de los Salones de Ginebra. No es que no hubiera más mercados, pero se consideró que antes de entrar a vender directamente (hasta ese momento había habido un distribuidor) teníamos que poder mantener los relojes existentes.

¿Qué ha cambiado?
La verdad es que poco. Hemos incorporado dos relojeros nuevos mientras que uno se ha jubilado, pero nuestra forma de trabajar no ha sufrido alteraciones. Eso sí, hemos desarrollado cierta especialización en algunos procesos que nos permiten ayudar a otros talleres de Patek en el mundo, siempre coordinados por la Manufactura. No es un privilegio sino una estrategia para el mejor funcionamiento global de la marca y, sobre todo, para un mejor servicio a nuestros clientes, con quienes adquirimos un compromiso.

Contar con un taller homologado en España habrá supuesto la búsqueda de perfiles altamente cualificados. ¿Cómo han encontrado el mercado laboral español en este sentido en comparación con un lugar tan especializado como Suiza?
Este es un tema importante. Suiza está en el centro de Europa con vecinos como Francia y Alemania, y además tiene sus propias escuelas, y es relativamente fácil encontrar lo que se necesita en poco tiempo. Aquí es mucho más difícil. No es que nos afecte de modo crítico porque no tenemos rotaciones y nuestra plantilla es muy estable, pero cuando hemos tenido que incorporar a alguien –hace poco, por una jubilación- hemos tenido dificultades para encontrar el perfil técnico idóneo, y esto es algo extensible a Portugal. Y es una pena, porque a pesar de que existe una escuela de relojería en Barcelona (La Mercé) pienso que no recibe el apoyo que le permitiría producir relojeros de alto nivel. El de relojero es un oficio maravilloso, pero sin una tradición local creo que sería responsabilidad de las instituciones darle relevancia y difusión, máxime cuando la escuela ya existe y es una profesión con futuro. Motivación, sería la palabra. En 2017 iniciamos un programa que seleccionará un joven para ser formado en Suiza bajo la filosofía y estándares de Patek para poder incorporarlo en Barcelona, y nos preocupa el posible choque cultural en términos relojeros. Necesitamos que se tome conciencia de la nobleza de esta profesión, pero sobre todo que se difunda convenientemente. Tal vez entonces las escuelas de micromecánica cambiarían su nombre por el de escuelas de relojería… Por otra parte, estoy en desacuerdo con la afirmación, que leo demasiado a menudo en los foros, que en España no hay buenos relojeros: no es cierto, y prueba de ello son los que tenemos en Patek, todos españoles.

Antes de Patek usted había trabajado en los dos grandes grupos relojeros, Richemont y Swatch Group ¿Una progresión lógica?
Llevo veinticinco años en el mundo de la relojería, y cuando llegué a España en 2006 sabía que Patek iba a ser (o, más bien, esperaba que fuera) la última empresa en mi curriculum vitae. No ha habido una estrategia específica en esto, más bien considero una suerte haber podido trabajar en esos dos grandes grupos antes de llegar a Patek Philippe, aprendiendo de primera mano lo que es el lujo. Primero en Vendôme –precursor de Richemont- una auténtica universidad en este campo, donde me encomendaron una dirección general y mi primera gestión de un taller, y después, coincidiendo con la compra de Breguet, al lado de un hombre extraordinario como Nicholas G. Hayek: toda una escuela en sí mismo. También, en una etapa que podríamos llamar romántica por lo que significa salir de un gran grupo para entrar en un atelier, pasé por Bovet, donde experimenté lo que es la proximidad, incluso personal, con el cliente: he viajado hasta Hong Kong para entregar en mano un reloj y volver casi en el mismo avión… Todo esto me ha servido, lógicamente, para desarrollar mi actual cometido.

¿Cómo ha evolucionado la marca en España desde su incorporación?
Cuando llego a Patek descubro el último escalón de esta progresión, la cima. Antes lo sabes por referencias, las entrevistas, pero una vez dentro lo vives: para Patek, hacer relojes es un arte. “Vamos a hacer el mejor reloj posible sin importarnos ni el tiempo ni los recursos”. Y esto no solo es una forma de hablar sino una filosofía, una cultura, y es lo que transmitimos a nuestros clientes. Mi llegada en 2007 significa la segunda etapa de la filial en España. En un primer momento, ya se había hecho la labor de establecer la marca y los contactos con los puntos de venta, pero era tiempo de consolidar: más rigor en la gestión, estrechar los lazos de confianza con los detallistas (básicamente cumpliendo lo que se les prometía) con un equipo que se ha triplicado en estos diez años.

¿Cómo ha evolucionado la marca?
No es sólo que vendamos más… bien, sí vendemos algo más (sonríe), pero sobre todo lo vendemos mejor, tenemos a nuestros clientes –tanto distribuidores como clientes finales- mucho más contentos.

Patek Philippe 5396

Cuando habla de Patek Philippe lo hace siempre recalcando su carácter de empresa familiar. ¿Cómo se consigue mantener esa personalidad cuando se trabaja a nivel internacional?
Básicamente definiendo bien los compartimentos de la nave y encomendando a cada uno una función, desde el que está dibujando la forma de un nuevo reloj hasta el que está investigando en nuevos materiales. Esta máquina tan bien engrasada podría dar la sensación de un alto volumen de producción, pero es bien sabido que Patek Philippe produce alrededor de 60.000 relojes al año, muy pocos en comparación ya no con los grupos sino con algunas marcas de esos grupos. Es cierto que los acontecimientos internacionales pueden influir en las ventas, sin embargo nuestros relojeros siguen trabajando porque la cultura de empresa inspirada por la familia propietaria está basada en cuatro pilares íntimamente relacionados: la calidad, las personas, la humildad y el trabajo. Y esta filosofía es la que de algún modo aísla o, mejor dicho, protege al relojero y a la empresa misma de influencias externas que la pudieran desviar de sus propios objetivos. Y por encima de todo esto está la dirección de la empresa, ejercida precisamente por la familia desde hace ya tres generaciones.

Ha hablado de investigar en nuevos materiales. ¿Cómo se combina la innovación con la tradición?
Por la compartimentación que mencionaba antes. Mientras unos diseñan la parte estética teniendo en cuenta la tradición, la propia historia, el patrimonio cultural en definitiva, otros están repensando formas o piezas de mecanismos para mejorar el rendimiento o aumentar, por ejemplo, la reserva de marcha. Y esto incluye, como decía, nuevos materiales. Materiales que puede que no sean útiles inmediatamente y necesiten años de desarrollo hasta que puedan desempeñar su función. El silicio es un ejemplo: antes de poder utilizarlo estuvimos años aprendiendo y conociendo todas sus posibilidades. Esta combinación, junto con la parte artística y el afán de perfección, hace que Patek Philippe consiga producir ese arte del que hablaba al principio. Hace tres años que no oímos hablar del silicio, no me extrañaría que volviera con una nueva aplicación. Veremos.

Para mantener el carácter que les hace únicos es preciso conseguir cierta adaptación de la red de partners. ¿Qué atención específica requiere esa tarea?
Complicidad, escuchar, compartir… y, sobre todo, respeto. Respetamos la diversidad de la otra parte al tiempo que compartimos valores. También respetamos, por supuesto, su criterio a la hora de adjudicar uno u  otro reloj en contraposición a la creencia de que es la marca quien decide eso. La confianza entre las partes –teniendo siempre presente que se trata de dos empresas distintas- es fundamental. Nuestra red es pequeña: actualmente tenemos diecinueve puntos de venta en España, tres en Portugal y uno en Andorra. Podría ser más amplia, y de hecho tenemos una buena lista de candidatos, pero creemos que ya estamos con los mejores y queremos recompensar de alguna forma su esfuerzo al hacer una inversión importante para poder vender unos pocos relojes… pocos en comparación con otras marcas.

Patek Philippe 5208

Tenía entendido que la Maison decidía a quién se vendían determinadas piezas…
Si hablamos de piezas supercomplicadas, con producciones limitadísimas precisamente por su complejidad, es el mismo Sr. Stern, nuestro presidente, quien toma esas decisiones. Es sencillo de entender: del modelo 5208, que tiene un plazo de producción de dos años, llega uno por año a nuestra filial, de modo que para que todos nuestros  puntos de venta puedan disponer de uno tendrán que pasar ¡más de veinte años! No son decisiones arbitrarias: desde luego se comentan largamente entre todas las partes, pero la decisión final es efectivamente suya. Hay otros relojes como el 5396, digamos más en el precio medio, del que disponen todos nuestros distribuidores, y a veces nos preguntan si pueden disponer de alguno más. Generalmente, la producción completa de un año está ya asignada para el siguiente, así que nos gusta asegurarnos de que ese reloj digamos extra es para un cliente de la casa y no uno de paso. No es que decidamos si se le entrega en función de a quién se le va a vender, pero sí lo comentamos con el distribuidor –y ahí aparece la complicidad de la que hablaba antes- porque ellos saben también que para nosotros es un esfuerzo dado lo limitado de la producción.

Nautilus 5711

Al margen de super complicaciones y relojes más o menos complejos de producir, hay un modelo con una altísima demanda que parecería que Patek no tiene intención de cubrir del todo cuando tal vez podría. Me refiero al Nautilus 5711/A ¿Puro marketing?
No  voy a descubrir ahora algunas bases de marketing respecto a la gestión de la oferta frente a una demanda permanentemente insatisfecha, y todos conocemos ejemplos de otras marcas con modelos icónicos que al menos aparentemente hacen eso mismo, pero en nuestro caso la intención principal no es mantener o alargar la expectativa. Hay una marca en un segmento parecido al de Patek que en su día decidió satisfacer toda la demanda de un modelo o, mejor, de una colección que estaba experimentando un éxito inaudito. El resultado fue que a día de hoy es percibida como una marca mono-colección. Patek, por decisión de los señores Stern, quiere ser multi-colección: relojes masculinos, femeninos, formas redondas, tonneau, cuadradas, rectangulares… eso garantiza la supervivencia de una marca a largo plazo, porque las formas que hoy son populares pueden dejar de serlo en unos años, y una manera de seguir siendo vigente es convertirse uno mismo en un clásico. Esos son los motivos (no uno solo) para que la oferta actual de los modelos de Nautilus en general y del 5711 en particular sea la que es… aunque voy a darte un primicia: vamos a aumentar ligeramente la cuota de Nautilus 5711 y 5712, porque a pesar de lo que acabo de explicar no queremos bajo ningún concepto que el cliente de Nautilus se sienta “castigado” con plazos excesivamente largos. Un cliente de gran complicación puede entender que deba esperar hasta dos años, pero no hay justificación de ese plazo para un Nautilus.

En los últimos años también la relojería de lujo ha notado la crisis económica. ¿Cómo los ha vivido una marca como Patek Philippe en un país como España?
El comercio del lujo es un deporte de riesgo y hasta violento, y por esto hay que jugarlo en equipo. Los detallistas han tenido momentos difíciles estos años porque algunas marcas les han presionado para cubrir sus cuotas cuando el mercado no acompañaba. En nuestro caso, con nuestro bagaje, nuestra proyección pero sobre todo nuestros valores, debo decir que no han sido años malos. Muchos clientes, aun en estos tiempos inestables, han decidido dar el paso de comprar un reloj Patek Philippe con el convencimiento de que no estaban “gastando” su dinero sino comprando algo de valor a futuro (no quiero hablar de inversión). Ha habido altos y bajos, claro que sí, pero en una empresa de las dimensiones y producción como la nuestra esos contrastes son menores. Otra de las claves es, de nuevo, la dirección de la empresa, que decidió mantener sus planes de crecimiento (58.000 relojes para 2016) al margen de esos altos y bajos, y los resultados les han dado la razón. La respuesta corta sería “sí, tuvimos un buen 2015 y sí, vamos a terminar un buen año 2016”. Y no somos los únicos, aunque también es cierto que no somos muchos.

¿Se puede hablar de una idiosincrasia del cliente o coleccionista español o portugués frente a los de otros países?
En todos los mercados hay de ambos, clientes y coleccionistas, y desde luego hay diferencia entre los dos términos. Pero asistiendo a eventos internacionales sí hemos detectado que en España y Potugal hay un mayor nivel de conocimiento de lo que es el arte relojero que desarrollamos en Patek y por supuesto en otras marcas. Mirando al futuro, el ibérico es un mercado con un enorme potencial, y quiero decir que los medios, con su labor divulgativa, no son ajenos a esto. En cuanto al coleccionista, se podría comparar a la pintura: si has comprado el reloj de tu vida y aun así sigues interesado en profundizar en la relojería, lo más fácil es que quieras tener otro y después otro…

Finalmente, la pregunta obligada ¿Cuál es su Patek preferido?
Bien, podría decir que el 5396 calendario anual que llevo en este momento, o un calendario perpetuo, o cualquier otra complicación de sonería y estaría diciendo la verdad porque es cierto que me gustan, pero lo que me hace inclinar definitivamente es la simplicidad del Calatrava. En un Calatrava tienes resumida la esencia de Patek Philippe.

Patek Philippe 5196