Tazio Nuvolari
Malquerido PloProf
Verificad@ con 2FA
Hola estimados camaradas vintageros,
Hace mucho tiempo que no me prodigo por este refugio de conocimiento y buen gusto, y os ruego disculpas por ello. Me he propuesto que esto cambie el próximo año, aunque mis vintage son pocos y conocidos.
Para compensar esta ausencia os presento una breve historia de las restauraciones de tres piezas que llegaron a mis manos. De hecho todo empezó en mayo, cuando recibí la llamada de una chica (para mi todas son chicas, hasta las de 80 años... 😘). Un amigo común le había dado mi contacto y tenía unos relojes para enseñarme. Cuando quedamos me explicó que se trataba de lo que habían encontrado en el piso de un familiar que había fallecido hacía un tiempo pero que no habían podido recoger hasta ahora (ya sabéis, herencias y líos de familia van de la mano). Cuando me los enseñó intenté hacerle ver que algunos (especialmente los vintage que veréis a continuación) era mejor que se los quedara por la cuestión sentimental, pero me dejó claro que no tenía ningún apego al finado y que quería venderlo todo (también había plumas, encendedores, etc). Detecté una urgencia dineraria por su parte, así que cerramos el trato al instante.
Ya en casa examiné con calma los vintage y vi que tenían mucho potencial, así que los hice restaurar. Aquí deseo aclarar que no soy partidario de las restauraciones agresivas y que prefiero conservar la pátina en todo lo posible, pero por una vez, y dado que no tenía ninguna conexión con las piezas, decidí ir hacia una restauración completa. Además ya tenía comprador para los tres y éste los prefiere siempre impecables. Así que, como siempre, deposité mi confianza en Josep Belmonte (el padre del que se anuncia aquí en el foro) que, como siempre, ha hecho una labor sensacional (aunque en honor a la verdad hay que decir que los diales los ha restaurado el mejor esferista de la ciudad). Siempre que ha sido posible se ha puesto fornitura original (tijas, coronas, plexis, etc), aunque en el caso del Omega faltaba el aro de oro que sujeta el plexi y hubo que fabricarlo de nuevo porque no coincidía con ninguno de los disponibles.
Los brazaletes eran de oro y con su venta (y de algunas otras piezas de oro) pagaron prácticamente la compra de todo el lote. Las pieles que he puesto son de primera calidad: la negra es de lomo de caimán en brillante, la cognac es de costado de caimán en mate y la marrón es de avestruz, todas con certificado CITES.
El Duward es una pieza relativamente sencilla aunque un tanto extraña, porque llevaba la caja y el brazalete en oro de 18K, pero la tapa era de acero inox. Con un diámetro de 34, aunque no va seriado, todo parece indicar que es de mediados de los '60. Aquí tenéis el antes y el después:
El Longines es íntegramente de oro, y su brazalete tenía un buen peso. Diámetro de 36, su número de serie indica que es de 1952:
Y el Omega era el que estaba en un estado deplorable, pero era el más interesante: por su caja de oro, su dial texturado y su diámetro Jumbo de 38, muy grande para un reloj de 1943.
En fin, aquí los tenéis reunidos antes de partir hacia la colección de su nuevo propietario:
Hace mucho tiempo que no me prodigo por este refugio de conocimiento y buen gusto, y os ruego disculpas por ello. Me he propuesto que esto cambie el próximo año, aunque mis vintage son pocos y conocidos.
Para compensar esta ausencia os presento una breve historia de las restauraciones de tres piezas que llegaron a mis manos. De hecho todo empezó en mayo, cuando recibí la llamada de una chica (para mi todas son chicas, hasta las de 80 años... 😘). Un amigo común le había dado mi contacto y tenía unos relojes para enseñarme. Cuando quedamos me explicó que se trataba de lo que habían encontrado en el piso de un familiar que había fallecido hacía un tiempo pero que no habían podido recoger hasta ahora (ya sabéis, herencias y líos de familia van de la mano). Cuando me los enseñó intenté hacerle ver que algunos (especialmente los vintage que veréis a continuación) era mejor que se los quedara por la cuestión sentimental, pero me dejó claro que no tenía ningún apego al finado y que quería venderlo todo (también había plumas, encendedores, etc). Detecté una urgencia dineraria por su parte, así que cerramos el trato al instante.
Ya en casa examiné con calma los vintage y vi que tenían mucho potencial, así que los hice restaurar. Aquí deseo aclarar que no soy partidario de las restauraciones agresivas y que prefiero conservar la pátina en todo lo posible, pero por una vez, y dado que no tenía ninguna conexión con las piezas, decidí ir hacia una restauración completa. Además ya tenía comprador para los tres y éste los prefiere siempre impecables. Así que, como siempre, deposité mi confianza en Josep Belmonte (el padre del que se anuncia aquí en el foro) que, como siempre, ha hecho una labor sensacional (aunque en honor a la verdad hay que decir que los diales los ha restaurado el mejor esferista de la ciudad). Siempre que ha sido posible se ha puesto fornitura original (tijas, coronas, plexis, etc), aunque en el caso del Omega faltaba el aro de oro que sujeta el plexi y hubo que fabricarlo de nuevo porque no coincidía con ninguno de los disponibles.
Los brazaletes eran de oro y con su venta (y de algunas otras piezas de oro) pagaron prácticamente la compra de todo el lote. Las pieles que he puesto son de primera calidad: la negra es de lomo de caimán en brillante, la cognac es de costado de caimán en mate y la marrón es de avestruz, todas con certificado CITES.
El Duward es una pieza relativamente sencilla aunque un tanto extraña, porque llevaba la caja y el brazalete en oro de 18K, pero la tapa era de acero inox. Con un diámetro de 34, aunque no va seriado, todo parece indicar que es de mediados de los '60. Aquí tenéis el antes y el después:
El Longines es íntegramente de oro, y su brazalete tenía un buen peso. Diámetro de 36, su número de serie indica que es de 1952:
Y el Omega era el que estaba en un estado deplorable, pero era el más interesante: por su caja de oro, su dial texturado y su diámetro Jumbo de 38, muy grande para un reloj de 1943.
En fin, aquí los tenéis reunidos antes de partir hacia la colección de su nuevo propietario: