Joey
Forer@ Senior
Sin verificar
Viendo la noticia de que Porsche ha caído casi un 96 % en beneficios y prevé pérdidas gordas, me da la sensación de que están pasando por algo parecido a lo que vivió la relojería suiza en los 70 con la famosa crisis del cuarzo, es curioso ver patrones y paralelismos que se repiten.
En aquellos años, las marcas suizas se pensaban intocables con sus calibres mecánicos, hasta que llegaron los relojes de cuarzo —más precisos, más baratos y fabricados en masa— y les reventaron el mercado. La mayoría no supo reaccionar, y solo sobrevivieron las que entendieron que lo suyo no era solo dar la hora, sino vender tradición, alma y exclusividad.
Ahora Porsche (y muchas otras marcas europeas de gama alta) están metidas en lo mismo, pero con los coches eléctricos. Han vivido toda la vida del motor, del sonido, del tacto, del olor a gasolina… y ahora se enfrentan a un mundo donde todo suena igual: nada. Y claro, la gente empieza a dudar de qué hace especial a un Porsche si el motor ya no tiene personalidad.
El problema es que se están metiendo en la electrificación un poco tarde y a trompicones, y eso les está costando una barbaridad en ventas y en imagen. Tesla, BYD o NIO van varios años por delante, y mientras tanto, Porsche intenta redefinir quién es sin perder lo que fue.
Y ojo, porque igual que en relojería siempre hay un público purista, en el mundo del motor también lo hay. Igual que las grandes marcas de relojes de lujo no fabrican cuarzos porque su cliente valora el mecanismo, habrá siempre quien prefiera el sonido de los cilindros y el bramido de un buen motor antes que un coche silencioso con pantalla táctil.
Así que sí, Porsche tiene que adaptarse, pero también tiene que entender que no todo el mundo quiere un electrodoméstico con ruedas.
Hay gente que todavía quiere sentir, oler y escuchar lo que conduce.
Qué opinión os merece a vosotros?
Espero que sea de interés el hilo, por paralelismos me ha parecido interesante al menos