Goldoff
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Antes, un poco de historia. Apostaría a que -aparte de los muy aficionados- pocos saben que los orígenes de Casio se remontan tan lejos en el tiempo como hasta 1946, cuando Tadao Kashio, con tan sólo 29 años, fundó la Kashio Seisakujo, una empresa de reparación de... máquinas emisoras de billetes de avión. El país estaba en plena reconstrucción post-guerra y los militares estaban a cargo de prácticamente todo, también de los aeropuertos. Fueron ellos quienes llevaron a su taller una calculadora mecánica (y enorme) para reparar, lo que gracias a la inquietud de Kashio dio origen a la primera calculadora que incorporaba transistores. En 1949 fundó en Tokio su primera fábrica de calculadoras para atender la gran demanda generada por la Administración de su país.
Lo siguiente que atrajo la atención de Kashio fueron los relojes de sobremesa y la aplicación que del cuarzo se podia hacer en ellos. En 1956 instaló el primer centro de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y sus posibles aplicaciones, lo que nos lleva a 1969, cuando hace su aparición el Casiotron, el primer reloj de pulsera con pantalla de cristal líquido o LCD (Liquid Crystal Display). También inventó la pantalla TFT (Thin Film Transistor), a través de la cual probablemente estés leyendo esto.
Gracias a un acuerdo con Casio España, en los próximos días voy a presentar aquí algunos modelos de Casio -Edifice-, que culminarán con la bestia parda (la última, al menos) de G-Shock: el GBD H1000. Por dejarlo claro: son reviews patrocinadas, sí, pero esa circunstancia no va a condicionar mi opinión.
Edifice es un concepto diametralmente opuesto a G-Shock, al menos en la parte estética: aunque suene "raro", Edifice es un Casio "de vestir". Presentada en el año 2000, Edifice fue concebida con la Formula 1 en mente, una alianza que llega hasta nuestros días con la presencia de Edifice en el equipo Alpha Tauri (antiguo Toro Rosso) para 2020 y, al menos, 2021. No es por nada que el logo de la marca estiliza un morro de Formula 1 en en túnel de viento...
Una anécdota: parecería que la propia organización de F1 haya copiado, 18 años después, el mismo concepto para el nuevo logo:
Últimamente se ha popularizado la expresión "CasiOak", por la aparición del exitoso -otra vez- G-Shock GA-2100. Tanto, que Google arroja cientos de resultados con esa búsqueda. Y en Casio han querido llevar ese concepto setentero (brazalete integrado, bisel octogonal) a la marca Edifice. Como todas las marcas en la órbita de Casio, Edifice está compuesta por una respetable cantidad de referencias, que van desde simples "tres agujas" con fecha alimentados por batería hasta sofisticados relojes con alimentación solar conectados por bluetooth a aplicaciones propias. Las características comunes son la construcción en acero (caja y brazalete) y su resistencia al agua de 10 bares o 100 metros. También su indicación de la hora de forma analógica (por agujas) aunque algunas esferas son ana-digi y muestran algunas indicaciones secundarias de forma digital. Esta serie, además, se caracteriza por la poca altura de caja (no por nada se llama Slim).
Empezando por el básico de tres agujas EFR S-108, lo primero que me llama la atención es su nivel de acabados (común a toda la familia Edifice, por cierto): caja y brazalete de acero integrado en ella, todo de acero satinado y cepillado, con algunos puntos (canto del brazalete y del bisel, interior de los eslabones) pulidos a espejo. También están pulidos a espejo los cantos de la caja que van lug-to-lug (esto es, de asa a asa en vertical) y por tanto el guarda corona. Y me llama la atención porque esos pulidos tienen necesariamente que estar hechos a máquina dado el precio del reloj (114 € en la tienda de Casio). He tenido ocasión de ver pulidores en acción, tanto en manufacturas relojeras como en talleres de profesionales y, admitiendo que son otra cosa, los que veo en este Casio Edifice EFR S-108 -especialmente en la caja- son los de un reloj de mucho más precio.
Esta caja mide 40mm de diámetro y menos de 8 de grosor (44,8 "lug to lug") y está rematada por un bisel fijo octogonal que, sí, recuerda al diseño de Gerald Genta pero que en modo alguno va a hacer confundir este Edifice con un reloj de Audemars Piguet porque hay muchas más diferencias que parecidos. Hay cuatro tornillos, pero no en el bisel sino en las cuatro esquinas de la caja y -sorpresa- están perfectamente alineados con el centro. La tapa trasera o fondo es a presión y lleva grabada todos los datos que lo identifican: desde el modelo hasta el módulo que monta, o la resistencia al agua: 10 bar o 100 metros, lo que vuelve a hablar del nivel técnico de este Casio si tenemos en cuenta que la corona no es roscada. Por si fuera poco, el cristal es de zafiro.
La esfera, de un color antracita, luce un cepillado vertical perfecto y, para los maniáticos de estas cosas, el disco de fecha es negro con cifras blancas, algo que por otra parte contribuye a disimular lo que supongo es un diámetro pequeño del movimiento de cuarzo. Información básica en la esfera: debajo de las doce, El logo y la marca Edifice (para mí un poco demasiado grandes) sobre el nombre de la matriz, Casio. Entre el centro y las seis, dos características que se supone vale la pena realzar en un reloj de este precio: Zafiro y resistencia al agua de 100 metros. Siendo todo el reloj de acero, choca un poco la palabra "Sapphire" en dorado, pero Casio lo acompaña haciendo dorada también la aguja segundera. Muy pequeño, sobre el realce de los minutos y debajo del índice de las seis, "Japan mov't", que indicaría que el reloj mismo está fabricado fuera de sus fronteras.
Las agujas minutera y horaria son de un tamaño lo suficientemente generoso como para los presbícicos podamos leer la hora sin gafas. A esto ayuda que estén perfectamente diferenciadas en longitud y ancho. Una vez más, sorprende su acabado: lacadas en blanco, sus centros y contrapesos (las "colas") son cromados, y no se ve ni un ápice de exceso de pintura así como ninguna rebaba en el metal expuesto. Lo mismo se aprecia en los índices, perfectamente facetados y sin que sobre ni una décima de material luminiscente. Este es tal vez el único punto débil de este reloj -y, por lo que he podido comprobar, de toda la serie Edifice-: la luminiscencia es muy débil, y dura poco más de una hora una vez excitada con la luz ultravioleta.
El pulido del brazalete es casi todo satinado, excepto la parte inferior de cada eslabón central, que es a espejo. A pesar de estar bien acabado, aquí sí se ve un acabado más industrial, lo que me lleva a pensar que se produce en un lugar distinto al de las cajas. El cierre de doble pulsador para un desplegable de chapa es verdaderamente práctico, pero sin ninguna concesión estética más allá de ser correcto. Como práctico y básico es el sistema para quitar o poner eslabones: el típico de clips "empujables" con las flechas en el interior de los mismos marcando el sentido de empujado.
Del mismo modo que una afamada marca suiza tiene como eslogan que nunca hizo un reloj de cuarzo ("y nunca lo hará"), en Casio se precian exactamente de lo contrario: el corazón de un Casio fue y será siempre de cuarzo más allá de los engranajes -que también fabrican ellos, por cierto-. Como he mencionado más arriba, el número de módulo viene grabado en la trasera o fondo, y es una ventaja a la hora de consultar funcionalidades en internet si uno ha perdido el manual de instrucciones. Así, se puede ver que el módulo 5359 funciona con una pila o batería de óxido de plata que durará unos tres años. Tiene indicador de batería baja (saltos de dos segundos) y cambio rápido de fecha. Siendo esta parte mecánica, se pide no realizar dicho cambio en las "horas prohibidas" (entre las 9 pm y la 1 am) para evitar roturas de dientes de engranaje. La precisión es de +/- 20 segundos por mes, que si lo pasamos a días nos pone en menos de un segundo... ¿Podríamos hablar de parámetros COSC para un reloj de poco más de 100 €?