Aquí, en este hilo, no se ha dicho. Pero a lo largo de mi estancia en vintages lo he leído muchas veces.
Te respondo a ti, porque creo que me conoces y a estas alturas sabes mi opinión, mis gustos y mi criterio.
Las cosas son lo que son, con independencia de las preferencias o intereses que tengamos cada uno, y conviene llamarlas por su nombre para no equivocar ni equivocarnos. Obviamente, lo digo en general y no a ti, que, al igual que yo, gustas de hablar muy clarito
Cómo bien has dicho antes, se trata de ser honrados, con nosotros mismos y con los demás, y también de tener la capacidad de distinguir (dicho sea de paso, qué importante es en esta vida distinguir; para todo
)
Una cosa es un reloj montado y salido de la fábrica conforme a su diseño original (con o sin sus ulteriores reparaciones, con o sin restauraciones). Otra es un reloj montado fuera de la fábrica conforme al mismo diseño y con piezas originales (aunque sean de servicio). Otra más es un reloj montado con piezas originales pero unidas de tal manera que conforman una combinación que el fabricante no contempló tal cual. Y otra cosa, en mi opinión especialmente diferente, es un reloj montado con piezas falsificadas, que ni son de la época ni del fabricante que pretenden aparentar ser (con o sin alguna pieza original); esto último es un fake, igual que lo es un Rolex de mantero por mucho que pongamos en su interior un calibre original.
Desde luego que todos tienen su valor... y su precio, pero todos diferentes, y de ahí la importancia de distinguirlos.
Y luego estamos los coleccionistas, colejuntadores, usuarios, rescatadores, lucidores, inversionistas... Cada uno con nuestras singularidades y preferencias, que valoramos y nos interesamos por cosas distintas.
Y como todo es diferente, conviene utilizar la terminología con la mayor precisión posible, sin tabúes ni complejos, para que todos sepamos a qué atenernos y después decidamos lo que queremos tener y lo que queremos pagar. Yo creo que no es complicado, si somos, volviendo a lo que decíamos, honrados con nosotros mismos y los demás. Dicho lo cual, cada uno hace lo que considera, desde luego: unos pagando a doblón y disfrutando de piezas de naufragio, otros pagando a dobloncete y luciendo impecables piezas originales restauradas, otros ahorrando para otra cosa y disfrutando de un fake resultón, otros... Cada cual a la suya, pero con claridad
El único problema aquí es no hablar claro (aunque creo que Brandt, Minium y yo sí lo hemos hecho), porque luego nos encontramos con que, por ejemplo, Galunco dice que aún no se ha enterado de lo que son los relojes que aquí han aparecido