Dado que las últimas investigaciones apuntan a que la mayoría de contagios se realizan en transmisión por aerosoles (muy mala noticia, ya que en esos casos no hay mascarilla que valga)y en espacios cerrados me temo que la probabilidad de focos de infección en espacios abiertos y por no uso de mascarillas es absolutamente anecdótica. Eso sí, todos por la calle con el trapito aunque no haya nadie ni a 20 metros a la redonda...
Sucede que la gente necesita ilusiones de control, y poniéndose, o viendo que la gente alrededor suyo se pone, mascarilla se dan por satisfechos. Y como además tiene coste cero y dificultad de implementación nula (se pasa el marrón al ciudadano) , miel sobre hojuelas: todos con mascarilla.
Si por llevar mascarilla en exteriores fuera, en España estaríamos mejor que Alemania porque es impresionante el fervor que hay aquí con las mascarillas (y la rapidez que se quitan en cuanto nos atornillamos a la mesa de una terraza pa unas cañitas)
En el verano, botellones, he visto pocos (aunque ciertamente los habrá habido) y normalmente cada uno con su vaso de plástico (que es como suelen hacerse los botellones: hacer combinados en otro recipiente que no sea el vaso propio es complicado). Reuniones en interior , sea en domicilios particulares o en restaurantes, con el venerable patriarca copa en mano (y otras cuantas más ya en el estómago) sirviendo chuletas a la numerosa concurrencia reunida bajo el mismo techo y hablandose a gritos "desenmascarada" tras meses de separación, muchísimas. Y similar espectáculo en terrazas codo con codo con la bendición del respetable, ya ni hablemos.
En cualquier caso, no es nuevo echarle las culpas a la juventud de todo lo malo que sucede. O tempora, o mores!