joler
De la casa
Sin verificar
Suiza no ha ocupado siempre el trono mundial de la relojería de calidad.
A lo largo de la centuria de 1800 los mejores relojes, los de mayor calidad y los más codiciados se fabricaban en Inglaterra y Estados Unidos.
Los relojes Suizos tenían la consideración general de piezas de baja calidad que no podían competir con americanos e ingleses.
En particular, los relojes de grado ferroviario fabricados en USA por Elgin, Waltham, Hamilton y otros habían conquistado niveles de precisión y fiabilidad que los habían hecho famosos a nivel mundial.
Los conocidos como "Swiss fake" intentaron imitar estos relojes de grado ferroviario con imitaciones que copiaban los más mínimos detalles como se puede ver en algunas de las imágenes siguientes.
En ocasiones se omitía el nombre del fabricante o en otras se usaban nombres que buscaban confundir de forma deliberada al consumidor. Así Hampden se transformaba en Hampton, Marion Watch Company pasaba a ser Maroin Watch Company o las siglas de Waltham AWWCo se convertían en BWWCo.
En otras ocasiones los intentos por convencer al comprador de que estaba ante un reloj ferroviario eran algo más burdos y toda la pieza estaba repleta de alusiones como imágenes de trenes en dial, tapa y máquina que delataban su falsedad.
Otro tanto ocurría con las falsificaciones de relojes británicos fabricados en Suiza y comercializados por vendedores holandeses.
Poco después, diferentes cambios sociales y económicos llevaron a ingleses y americanos a perder esa ventaja momento que fue aprovechado por la industria suiza, sustentada ya sobre un proceso de fabricación modernizado, para arrebatarles el trono.
Cosas del pasado que conservan hoy toda su vigencia.
A lo largo de la centuria de 1800 los mejores relojes, los de mayor calidad y los más codiciados se fabricaban en Inglaterra y Estados Unidos.
Los relojes Suizos tenían la consideración general de piezas de baja calidad que no podían competir con americanos e ingleses.
En particular, los relojes de grado ferroviario fabricados en USA por Elgin, Waltham, Hamilton y otros habían conquistado niveles de precisión y fiabilidad que los habían hecho famosos a nivel mundial.
Los conocidos como "Swiss fake" intentaron imitar estos relojes de grado ferroviario con imitaciones que copiaban los más mínimos detalles como se puede ver en algunas de las imágenes siguientes.
En ocasiones se omitía el nombre del fabricante o en otras se usaban nombres que buscaban confundir de forma deliberada al consumidor. Así Hampden se transformaba en Hampton, Marion Watch Company pasaba a ser Maroin Watch Company o las siglas de Waltham AWWCo se convertían en BWWCo.
En otras ocasiones los intentos por convencer al comprador de que estaba ante un reloj ferroviario eran algo más burdos y toda la pieza estaba repleta de alusiones como imágenes de trenes en dial, tapa y máquina que delataban su falsedad.
Otro tanto ocurría con las falsificaciones de relojes británicos fabricados en Suiza y comercializados por vendedores holandeses.
Poco después, diferentes cambios sociales y económicos llevaron a ingleses y americanos a perder esa ventaja momento que fue aprovechado por la industria suiza, sustentada ya sobre un proceso de fabricación modernizado, para arrebatarles el trono.
Cosas del pasado que conservan hoy toda su vigencia.