Como bien dice Ovoci,
El precio real de un reloj, sólo lo conoce el fabricante y, seguramente, después de echar no pocas cuentas, pues son muchos, acaso demasiados, los factores ajenos al reloj en sí mismo, que intervienen en la determinación de ese precio “real”.
No voy a entrar en ese rollo, tan manido y repetido, de la influencia en ese precio de todo lo que hay por delante (marketing), en medio (fabricación propia o ajena, controles de calidad, acabados, fiabilidad, etc.) y detrás (garantía, servicio post venta, etc.) de una marca o de un reloj en concreto pero, por una vez, voy a ser un tanto osado y voy a aventurar que, posiblemente, el precio real de un reloj sea unas diez veces inferior al de su PVP. Es tan sólo una infundada y atrevida hipótesis por mi parte…
La cuestión es que, la misma regla entiendo que se podría aplicar a la mayoría de los productos de cierta entidad que gustamos de consumir, sean coches, lavadoras, muebles, aparatos electrónicos, etc., donde, a poco que nos interesemos por sus cualidades, calidades y entresijos, descubriremos que hay productos de estéticas y prestaciones similares, pero con precios muy diferentes, y especialmente elevados cuando llevan una firma conocida que, muchas veces, coincide con las recomendadas por los entendidos o especialistas cuando de buscar calidad, como meta única, se trata.
Si esto lo aplicamos al mundo de los relojes, veremos que, como en cualquier otro campo, subir tan sólo un grado en la calidad del producto, lleva aparejado un aumento, no proporcional, sino exponencial, en el precio final del mismo. Aunque no sé exactamente por qué, pero me lo imagino, sí sé que es así, y ocurre en todos los productos derivados de las aficiones que he tenido a lo largo de la vida.
Ocurre además con los relojes que, por lo menos a partir de cierto nivel, los aficionados a ellos los concebimos como una mezcla de técnica y arte donde, tecnología, precisión, artesanía, estética, diseño y materiales nobles confluyen de tal modo, que los amantes de los relojes, no dudamos en catalogarlos, en muchos casos, de auténticas obras de arte, ¡y sin ruborizarnos por ello!
¿Os imagináis a un rudo advenedizo al mundo de la pintura preguntando por el precio de la tela o de los aceites gastados por un determinado pintor de prestigio en su cuadro? Seguramente el desdichado personaje preferiría comprarse un plagio de la obra que, incluso pudiera confundirse con la original, porque el valor de los materiales empleados sería el mismo que el de aquélla, su supuesto placer visual y emocional no se vería alterado y le daría lo mismo que en vez de ir firmado por Velázquez, lo fuera por “Pepito el plagiador”…
Bueno, ya sé que un reloj no es precisamente una obra pictórica comparable a la de un Velázquez, de acuerdo, pero dentro de esa confluencia de elementos a la que me refería y que configuran un determinado reloj, hay también una “firma” que, con el conocimiento y la experiencia en el mundo de los relojes, nos va a decir mucho sobre la calidad del producto pues, trasladándonos al mundo del automóvil, firmas como Ferrari, BMW, Ford, SEAT, Mercedes, VW, Audi, Skoda, etc., nos dicen mucho de la entidad de los productos que hay tras cada una de ellas, aunque a veces incluso se parezcan o nos proporcionen unas prestaciones similares.
Con los relojes ocurre algo parecido pues todos sabemos que, por ejemplo, un Poljot Aviator puede ser muy parecido a un GO Senator Navigator, además ambos carecen de fecha, son mecánicos e incluso, puede darse el caso de que el primero afine más que el segundo. Pues bien, el que elija el primero basándose en estas últimas premisas, o no tiene ni pajolera idea de lo que es un reloj, o no tiene líquido suficiente para comprarse el GO, pero si afirma que son lo mismo, es como para colgarlo de las gónadas en la plaza pública.
La verdad es que yo soy de los que compra los relojes por su marca, no sé ni entiendo tanto de relojes como para prescindir de ellas, en el bien entendido de que mi experiencia y afición me ha llevado a saber y valorar la calidad, los productos, la atención y resultados de muchas marcas y, sin ellas, entiendo que hay que saber MUCHO de relojes y haber tocado, comparado y destripado muchos de ellos, para saber a ciencia cierta y propia que un reloj X con un calibre Y, de precio moderado, es igual o mejor que un Rolex, que un IWC, que un Omega, que un … lo que sea…
En definitiva, para mí la marca, como la firma en un cuadro, cuentan y mucho. Unas veces para bien y otras para mal, y si alguien más o menos ligero de cascos interpreta esto como un simplista deseo personal mío de lucir una determinada marca en una esfera, es que no ha entendido nada de lo que he dicho… Y sí, si hasta donde mis entendederas llegan, considero que el reloj en cuestión tiene unas virtudes o valores añadidos a los de otros productos similares, y además me lo puedo permitir, al igual que me ocurre con otros productos que consumo, sé que me voy a encontrar con un aumento exponencial del precio a pagar por él. Como decía, ocurre con todo en la vida y los relojes no iban a ser menos, pero es la consecuencia de la diferencia entre lo normal y lo excepcional, entre lo vulgar y lo exquisito y, tratándose de relojes, mi reproche a los altos precios a pagar por algunos ejemplares, se amilana ante la pasión que me lleva a ellos, pues en esta afición, el camino de exigencia es siempre ascendente, y si no, basta seguir al foro, a los foreros y a sus sucesivos relojes: luego algo de verdad habrá en todo ello… o no…
¡Saludos!