cronopios
Milpostista
Sin verificar
Animado por los buenos hilos que últimamente se ven por este rincón, me animo a enseñaros este antiguo reloj, pero creo que bonito.
Maestro Relojero Freres Wiss & Menu. Recogido en el Baillie en C. 1785. En Geneve.
Caja en oro de 18k con sonería a cuartos y sonería sorda. Con fuerte decoración en toda su caja con esmalte multicolor. Campana en acero para la sonería, en tapa interior. Aperturas por todo su perímetro, para dejar escapar el sonido. Aro de perlas, en la esfera. ESFERA: Convexa con esmalte blanco sobre cobre, numeración árabe para las horas, los minutos están indicados. Agujas tipo escarabajo en oro, con firma del fabricante. MÁQUINA: En latón dorado, con galluza profusamente decorada Regulador de velocidad de sonería, adelanto y retraso sonería a cuarto, con dispositivo, para convertirla en sorda. Dispone de tres pivotes, uno, para el estado de marcha, otro para la sonería y el tercero para la regulación. Número de serie. 11646.
Este reloj tiene una peculiaridad que lo hace inusual. Todos los relojes que hasta ahora he presentado presentado con soneria (a toc,) (a tact), siempre lo hacen con pulsador. Necesitas mientras se acciona el dispositivo de la sonería, con otro dedo estar presionando el pulsador de la sonería sorda, por el contrario en este reloj dispone de un botón que desplazándolo hacia un lado o al otro, queda conectada, la sonería que deseemos, permitiendo una mayor comodidad pare el uso de las mismas.
En los relojes de sonería podemos encontrar distintos mecanismos. Sonería al paso, a la demanda, sobre campana, sobre bordones, o sonería sorda, y los más raros y poco habituales son el que mostramos en esta ocasión, sonería con dispositivo para convertirlo en sorda de forma fija.
La sonería a campana y luego sobre bordones, se extiende rápidamente entre los que se lo podían permitir a mediados del siglo 18. Consultar el reloj durante una reunión podía resultar poco cortés con el anfitrión. La estridencia de la sonería convencional sobre campana, no solo era molesta, también daba la impresión que querías marchar.
La sonería sorda permitía conocer la hora de una forma discreta, las vibraciones se transmitían a la mano sin sacar el reloj del bolsillo. Algo similar, salvando las distancias, a lo que hoy sería el vibrador de los teléfonos móviles.
Maestro Relojero Freres Wiss & Menu. Recogido en el Baillie en C. 1785. En Geneve.
Caja en oro de 18k con sonería a cuartos y sonería sorda. Con fuerte decoración en toda su caja con esmalte multicolor. Campana en acero para la sonería, en tapa interior. Aperturas por todo su perímetro, para dejar escapar el sonido. Aro de perlas, en la esfera. ESFERA: Convexa con esmalte blanco sobre cobre, numeración árabe para las horas, los minutos están indicados. Agujas tipo escarabajo en oro, con firma del fabricante. MÁQUINA: En latón dorado, con galluza profusamente decorada Regulador de velocidad de sonería, adelanto y retraso sonería a cuarto, con dispositivo, para convertirla en sorda. Dispone de tres pivotes, uno, para el estado de marcha, otro para la sonería y el tercero para la regulación. Número de serie. 11646.
Este reloj tiene una peculiaridad que lo hace inusual. Todos los relojes que hasta ahora he presentado presentado con soneria (a toc,) (a tact), siempre lo hacen con pulsador. Necesitas mientras se acciona el dispositivo de la sonería, con otro dedo estar presionando el pulsador de la sonería sorda, por el contrario en este reloj dispone de un botón que desplazándolo hacia un lado o al otro, queda conectada, la sonería que deseemos, permitiendo una mayor comodidad pare el uso de las mismas.
En los relojes de sonería podemos encontrar distintos mecanismos. Sonería al paso, a la demanda, sobre campana, sobre bordones, o sonería sorda, y los más raros y poco habituales son el que mostramos en esta ocasión, sonería con dispositivo para convertirlo en sorda de forma fija.
La sonería a campana y luego sobre bordones, se extiende rápidamente entre los que se lo podían permitir a mediados del siglo 18. Consultar el reloj durante una reunión podía resultar poco cortés con el anfitrión. La estridencia de la sonería convencional sobre campana, no solo era molesta, también daba la impresión que querías marchar.
La sonería sorda permitía conocer la hora de una forma discreta, las vibraciones se transmitían a la mano sin sacar el reloj del bolsillo. Algo similar, salvando las distancias, a lo que hoy sería el vibrador de los teléfonos móviles.