holdover
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Sin verificar
Aunque pensaba poner un hilo titulado "aparentar" en el Foro General, el tema no es de los que merezcan la pena en si, dado que uno va teniendo una edad y que por avatares de la vida uno ha visto bastantes cosas, sé por experiencia que en esta vida, aparentar aparentar, lo que se dice aparentar, solo lo hacen los muy ricos, y no todos, hay a otros que les da por el altruismo o por aparentar humildad, que es lo peor que puede aparentar una persona de grandes posibles económicos, y digo esto por que, los ricos muy ricos, viven precisamente y se hacen más ricos mostrando su poder, los negocios en ciertos ambientes necesitan de la confianza en un poder económico que solo la exhibición privada de la propiedad proporciona, así, cuando una persona posee un yate de 100 mtos de eslora, no tiene el yate por qué le guste el mar, que puede que le guste además, generalmente lo tiene porqué con el hace unos negocios maravillosos, o el que tiene una casa en mallorca con 20 habitaciones y 20 baños, la tiene generalmente como centro de operaciones donde invitando a las personas con las que quiere llevar a cabo tratos, estos quedan influidos por la enorme potencia financiera de su socio, así pasa con los presidentes de bancos, empresas y naciones, todos las sedes y palacios, incluyendo las maravillosas ciudades empresariales corporativas, no son mas que la propia afirmación de la enorme solidez de sus presupuestos.
La humildad en los muy ricos solo es prudencia, además de moral, y también se da, naturalmente, solo que alabar esta en comparación con el presupuesto ostentativo de los otros, requiere la comprobación de su forma de vida privada, cosa que desde luego a mi me trae absolutamente sin cuidado, para eso está la gran literatura, que nos describe de forma magistral el comportamiento posible en toda clase de sociedades de todo tipo de personas, sean estas pudientes, poco pudientes, aspirantes a pudientes, o indigentes de solemnidad.
La humildad o austeridad del poderoso, suele obedecer a razones mucho mas torcidas que la mera obstentación, si miramos el aspecto de muchos de los más grandes tiranos, observamos como por ejemplo Adolf Hitler era un hombre que siempre aparecía con su sencillo traje gris o con un uniforme sin condecoraciones, el daba además, ordenes expresas para que sus acompañantes con uniformes mas galantes y deslumbrantes se situaran en su inmediata cercanía, de modo que el destacase como austero a los ojos del pueblo llano, que de este modo identificaba el poder de la nación en un sencillo hombrecito vestido de forma humilde, qué decir de cualquiera de los grandes santones del comunismo internacional, siempre con sus sencillos uniformes y , solo por mero afán de demostrar a sus convencidos de la enorme humildad y austeridad del gran conductor de personas.
Peor es aún la ostentación gratuita no de bienes o posesiones, si no de bondades y razones emocionales o inteléctuales cuando estas no son de aplicación ejemplar, osea para obrar directamente con ellas, así cuando una persona afirma haber comprado algo "por amor a la belleza" o por "atrapar parte de su esencia creativa" estamos ante un cursi impenitente o ante un embaucador mayor, dado que se puede amar lo bello y estar cautivado por lo abstracto sin la necesidad de su aprehensión material, las ideas y los ideales jamás se poseen, se generan o se respetan y admiran, no se miden en euros. Si pueden ser admiradas de forma individual o colectiva; cuando comparmos un cuadro (reloj), lo compramos porqué nos gusta y reconforta su contemplación a solas y en todo caso, compartir ese placer con nuestras personas queridas, no por admirar el mundo de "lo bello", para eso solo hay que ir a un museo o mirar a una mujer hermosa al pasear por la calle.
¿Por que esto es así?, evidentemente en la apariencia y en las posesiones, existen dos objetivos, uno es meramente interno, disfrutar de las cosas en la medida de nuestras posibilidades, relacionarnos con los demás, e influir en la posible opinión que los demás tienen de nuestro gusto y patrimonio, solo esta última propuesta tiene que ver con el aparentar, dado que nadie salvo los estúpidos aparentan para si mismos, ¿Qué interés puede tener un amigo o conocido en aparentar algo con los suyos?, ninguno, o no es amigo, y las relaciones que tenemos con el y las opiniones sobre el mismo no tienen nada de amistad, si un llamado amigo, nos presupone un reloj falso, ni el es nuestro amigo ni nosotros sabemos nada de amistad.
¿Y un familiar mostrando un reloj o un coche en una reunión de familia? ¿pretende estimular las envidias soterradas del resto, o conseguir que la herencia vaya a parar al más afortunado de la familia?, qué consigue con esto, nada, absolutamente nada.
¿Y el compañero de trabajo con su Rolex, falso o verdadero?, ¿Consigue la estima de su Jefe o las envidias y zancadillas del resto de sus compañeros?.
Hace siglos que las firmas comerciales tienen focalizadas las razones de las compras de sus productos, así, PP por ejemplo, es una marca que sabe muy bien que sus compradores son personas de un gran poder adquisitivo que se regalan un reloj de prestigio en momentos muy señalados de la vida, nacimientos de un hijo, ascensos importantes en el trabajo, etc. y que ese patrimonio legado después, hace que el esfuerzo y la ilusión revivan en las muñecas de sus receptores.
Rolex, se asocia a actividades profesionales que tienen un desempeño dinámico, pilotos, marinos, deportistas, etc, sus relojes se basan en productos que cumplen una especificaciones y unas estéticas determinadas para estas profesiones, y el resto de compradores solo compran un producto con una calidad determinada, dando por hecho que si sirven para estas, en su desempeño diario las expectativas y la calidad del mismo superarán ampliamente las suyas propias, aparte de permitirles jugar con los símbolos de lo que quizá quisieron ser y por una u otra razón jamás serán, pero que asocian en su imaginario a la emoción y a la aventura y el logro. Y así hasta el infinito.
La tenencia de un producto nos introduce en el mundo de los símbolos, amén de la calidad intrínseca del artículo, y hace que el hombre como ser social, identifique a las personas con las cuales tiene alguna afinidad o comparte un presupuesto estético, las personas solo tienen sentimientos de solidaridad con quién les une algo, a veces basta que ese algo sea la naturaleza humana compartida, otras veces no.
La tenencia de otros de bienes y su exhibición no provocada, no es motivo de escándalo entre hombres libres (solo el esclavo vé con sorpresa la propiedad de un bien en otro esclavo) y en sociedades justas y con oportunidades para todos, precisamente por que si se anhela la imitación o la tenencia de estas, se presupone y se es consciente de vivir en un mundo y en una sociedad en que el esfuerzo es premiado de forma justa, que la meritocracia existe, y que pese a la diferencias a veces insalvables entre unos y otros, la sociedad proporciona un abanico suficiente de satisfacer los anhelos y deseos de una inmensa mayoría de las personas merced a su esfuerzo y recompensa, cuando en una sociedad se está mas pendiente de censurar los logros y apariencias de los demás que de conseguir la propia satisfacción de los propios, es que se ha tirado la toalla en la confianza en el propio esfuerzo y en las oportunidades a nuestro alcance.
Existe un cuento muy popular en un país del cual no diré su nombre, este pequeño dialogo viene a decir como sigue:
La escena tiene como protagonistas a un joven limpiabotas, en la salida de una gran estación de trenes de una importante ciudad, el limpiabotas alaba la calidad de los zapatos y el abrigo del cliente al que acaba de atender y que le ha pagado sus servicios con la propina usual con la frase siguiente:
Es maravilloso, espero que alguna vez pueda disfrutar de unos zapatos así y poder pasear y tener su misma situación.
En otros países, el comentario del limpiabotas es:
Ojalá pronto todos estéis en la misma postura que yo, limpiando zapatos.
Yo prefiero ser de los que aspiran a ser o ha tener honestamente la cosas, no a que los demás no tengan nada, quizá no las tendré, pero el viaje, el esfuerzo, y sus pequeñas consecuencias y sucedaneos habrán hecho este viaje interesante, o al menos, menos mezquino.
Las personas no tienen cosas por lo que nosotros creemos que las tienen, si no por lo que ellos quieren tenerlas, "tenganlas ellos por lo que quieren, que yo tendré las mias por lo que yo quiera tenerlas".
Saludos
La humildad en los muy ricos solo es prudencia, además de moral, y también se da, naturalmente, solo que alabar esta en comparación con el presupuesto ostentativo de los otros, requiere la comprobación de su forma de vida privada, cosa que desde luego a mi me trae absolutamente sin cuidado, para eso está la gran literatura, que nos describe de forma magistral el comportamiento posible en toda clase de sociedades de todo tipo de personas, sean estas pudientes, poco pudientes, aspirantes a pudientes, o indigentes de solemnidad.
La humildad o austeridad del poderoso, suele obedecer a razones mucho mas torcidas que la mera obstentación, si miramos el aspecto de muchos de los más grandes tiranos, observamos como por ejemplo Adolf Hitler era un hombre que siempre aparecía con su sencillo traje gris o con un uniforme sin condecoraciones, el daba además, ordenes expresas para que sus acompañantes con uniformes mas galantes y deslumbrantes se situaran en su inmediata cercanía, de modo que el destacase como austero a los ojos del pueblo llano, que de este modo identificaba el poder de la nación en un sencillo hombrecito vestido de forma humilde, qué decir de cualquiera de los grandes santones del comunismo internacional, siempre con sus sencillos uniformes y , solo por mero afán de demostrar a sus convencidos de la enorme humildad y austeridad del gran conductor de personas.
Peor es aún la ostentación gratuita no de bienes o posesiones, si no de bondades y razones emocionales o inteléctuales cuando estas no son de aplicación ejemplar, osea para obrar directamente con ellas, así cuando una persona afirma haber comprado algo "por amor a la belleza" o por "atrapar parte de su esencia creativa" estamos ante un cursi impenitente o ante un embaucador mayor, dado que se puede amar lo bello y estar cautivado por lo abstracto sin la necesidad de su aprehensión material, las ideas y los ideales jamás se poseen, se generan o se respetan y admiran, no se miden en euros. Si pueden ser admiradas de forma individual o colectiva; cuando comparmos un cuadro (reloj), lo compramos porqué nos gusta y reconforta su contemplación a solas y en todo caso, compartir ese placer con nuestras personas queridas, no por admirar el mundo de "lo bello", para eso solo hay que ir a un museo o mirar a una mujer hermosa al pasear por la calle.
¿Por que esto es así?, evidentemente en la apariencia y en las posesiones, existen dos objetivos, uno es meramente interno, disfrutar de las cosas en la medida de nuestras posibilidades, relacionarnos con los demás, e influir en la posible opinión que los demás tienen de nuestro gusto y patrimonio, solo esta última propuesta tiene que ver con el aparentar, dado que nadie salvo los estúpidos aparentan para si mismos, ¿Qué interés puede tener un amigo o conocido en aparentar algo con los suyos?, ninguno, o no es amigo, y las relaciones que tenemos con el y las opiniones sobre el mismo no tienen nada de amistad, si un llamado amigo, nos presupone un reloj falso, ni el es nuestro amigo ni nosotros sabemos nada de amistad.
¿Y un familiar mostrando un reloj o un coche en una reunión de familia? ¿pretende estimular las envidias soterradas del resto, o conseguir que la herencia vaya a parar al más afortunado de la familia?, qué consigue con esto, nada, absolutamente nada.
¿Y el compañero de trabajo con su Rolex, falso o verdadero?, ¿Consigue la estima de su Jefe o las envidias y zancadillas del resto de sus compañeros?.
Hace siglos que las firmas comerciales tienen focalizadas las razones de las compras de sus productos, así, PP por ejemplo, es una marca que sabe muy bien que sus compradores son personas de un gran poder adquisitivo que se regalan un reloj de prestigio en momentos muy señalados de la vida, nacimientos de un hijo, ascensos importantes en el trabajo, etc. y que ese patrimonio legado después, hace que el esfuerzo y la ilusión revivan en las muñecas de sus receptores.
Rolex, se asocia a actividades profesionales que tienen un desempeño dinámico, pilotos, marinos, deportistas, etc, sus relojes se basan en productos que cumplen una especificaciones y unas estéticas determinadas para estas profesiones, y el resto de compradores solo compran un producto con una calidad determinada, dando por hecho que si sirven para estas, en su desempeño diario las expectativas y la calidad del mismo superarán ampliamente las suyas propias, aparte de permitirles jugar con los símbolos de lo que quizá quisieron ser y por una u otra razón jamás serán, pero que asocian en su imaginario a la emoción y a la aventura y el logro. Y así hasta el infinito.
La tenencia de un producto nos introduce en el mundo de los símbolos, amén de la calidad intrínseca del artículo, y hace que el hombre como ser social, identifique a las personas con las cuales tiene alguna afinidad o comparte un presupuesto estético, las personas solo tienen sentimientos de solidaridad con quién les une algo, a veces basta que ese algo sea la naturaleza humana compartida, otras veces no.
La tenencia de otros de bienes y su exhibición no provocada, no es motivo de escándalo entre hombres libres (solo el esclavo vé con sorpresa la propiedad de un bien en otro esclavo) y en sociedades justas y con oportunidades para todos, precisamente por que si se anhela la imitación o la tenencia de estas, se presupone y se es consciente de vivir en un mundo y en una sociedad en que el esfuerzo es premiado de forma justa, que la meritocracia existe, y que pese a la diferencias a veces insalvables entre unos y otros, la sociedad proporciona un abanico suficiente de satisfacer los anhelos y deseos de una inmensa mayoría de las personas merced a su esfuerzo y recompensa, cuando en una sociedad se está mas pendiente de censurar los logros y apariencias de los demás que de conseguir la propia satisfacción de los propios, es que se ha tirado la toalla en la confianza en el propio esfuerzo y en las oportunidades a nuestro alcance.
Existe un cuento muy popular en un país del cual no diré su nombre, este pequeño dialogo viene a decir como sigue:
La escena tiene como protagonistas a un joven limpiabotas, en la salida de una gran estación de trenes de una importante ciudad, el limpiabotas alaba la calidad de los zapatos y el abrigo del cliente al que acaba de atender y que le ha pagado sus servicios con la propina usual con la frase siguiente:
Es maravilloso, espero que alguna vez pueda disfrutar de unos zapatos así y poder pasear y tener su misma situación.
En otros países, el comentario del limpiabotas es:
Ojalá pronto todos estéis en la misma postura que yo, limpiando zapatos.
Yo prefiero ser de los que aspiran a ser o ha tener honestamente la cosas, no a que los demás no tengan nada, quizá no las tendré, pero el viaje, el esfuerzo, y sus pequeñas consecuencias y sucedaneos habrán hecho este viaje interesante, o al menos, menos mezquino.
Las personas no tienen cosas por lo que nosotros creemos que las tienen, si no por lo que ellos quieren tenerlas, "tenganlas ellos por lo que quieren, que yo tendré las mias por lo que yo quiera tenerlas".
Saludos