
posr500
Forer@ Senior
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Todos los apasionados por este hobby del coleccionismo de relojes, en algún momento nos preguntamos que hace tan atractivo ver un mecanismo, sentirlo u oírlo. Considero que los relojes mecánicos (llámense a cuerda, automáticos o sus aproximaciones cercanas como son los spring drive, kinetic e inclusive los meca-quartz) nacen del trabajo meticuloso de los fabricantes al ensamblar con arte y precisión engranajes, resortes, ruedas y escapes conformando una máquina que es un verdadero sistema el cuál cobra vida al recibir energía de parte tuya (dar cuerda, usar el reloj en la muñeca) y pueden acompañarnos por varias generaciones con el mantenimiento adecuado.
Un reloj mecánico es un objeto emocional, casi viviente: a mano, visible, sensible al tacto, evocador de tradición, con el que se puede establecer en cierta forma un vínculo afectivo y para nosotros tiene alma.
En tanto un reloj impulsado por energía eléctrica (cuarzo, solar, smartwatch, etc.) aun siendo extremadamente preciso, económico en algunos casos y práctico, tiene un funcionamiento casi invisible, escondido en circuitos sellados y sin necesidad de atención humana, tanto es así que puede quedar abandonado en un cajón por meses y seguirá trabajando. No tiene ninguna belleza en su mecanismo interno salvo el ingenio humano creador de sus circuitos, los cuales no se muestran a simple vista como un espectáculo digno de destacarse como es el caso de los mecanismos mecánicos.
Este tipo de reloj gana en pura precisión (segundos/mes) pero a cambio sacrifica el aura, la tradición, la narrativa y la presencia casi viva que sí tiene el reloj mecánico, en resumen, no tiene alma y por tanto no genera un vínculo especial con su dueño. Es tan fácil descartarlo cuando deja de funcionar y reemplazarlo por otro como cuando nos deshacemos de un teléfono celular obsoleto y que dejó de cumplir su función.
¿Cuál es su opinión?
Un reloj mecánico es un objeto emocional, casi viviente: a mano, visible, sensible al tacto, evocador de tradición, con el que se puede establecer en cierta forma un vínculo afectivo y para nosotros tiene alma.
En tanto un reloj impulsado por energía eléctrica (cuarzo, solar, smartwatch, etc.) aun siendo extremadamente preciso, económico en algunos casos y práctico, tiene un funcionamiento casi invisible, escondido en circuitos sellados y sin necesidad de atención humana, tanto es así que puede quedar abandonado en un cajón por meses y seguirá trabajando. No tiene ninguna belleza en su mecanismo interno salvo el ingenio humano creador de sus circuitos, los cuales no se muestran a simple vista como un espectáculo digno de destacarse como es el caso de los mecanismos mecánicos.
Este tipo de reloj gana en pura precisión (segundos/mes) pero a cambio sacrifica el aura, la tradición, la narrativa y la presencia casi viva que sí tiene el reloj mecánico, en resumen, no tiene alma y por tanto no genera un vínculo especial con su dueño. Es tan fácil descartarlo cuando deja de funcionar y reemplazarlo por otro como cuando nos deshacemos de un teléfono celular obsoleto y que dejó de cumplir su función.
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