
David Bio
Forer@ Senior
Verificad@ con 2FA
Mientras paseaba por el Rastro de Madrid el pasado domingo 2 de febrero, quedé atónito al ver la cantidad de puestos llenos de relojes. Había de todo: desde montones de chinos de pila a 5 euros hasta pequeños puestos con piezas más seleccionadas. En uno de ellos, una mesa con pocas cosas, me llamó la atención una caja de MoonSwatch de la Luna con algo dentro que parecía Mercurio. Cuando pregunté, el vendedor aseguró: "Es la Luna, el más cotizado", mientras me lo acercaba. Fue entonces cuando noté que él llevaba puesto un Plutón, pero lo llamó "Mercurio".
El broche de oro llegó cuando, al abrir la caja, descubrí que aquel supuesto Mercurio era en realidad un chinorro de plástico. Salí del puesto sin decir palabra.
Por otro lado, también encontré puestos donde cada pieza tenía interés: bien cuidadas y con vendedores que sabían tratarlas con mimo. Estuve a punto de llevarme un Orient de los 70, impecable, pero dudé, y al volver, ya se había vendido.
Finalmente, sobre las 15:00 h, cuando los puestos empezaban a recoger, me topé con una mesa llena de relojes de cuarzo interesantes. Uno, repetido varias veces, me llamó la atención. Es el que presenté en el hilo con las fotos que siguen.
Me encantó su tamaño (38 mm), el aspecto del dial con su color y textura lisa, las ventanas de fecha y día sobre las doce, y el detalle de los dos segunderos con una sola corona (así que cronómetro no podía ser). Además, su bisel, aunque giraba, era meramente decorativo, sin números ni clics.
Pregunté el precio sin estar muy convencido, pero cuando la señora que los vendía me dijo: "10 euros, todos, son nuevos, un stock de una antigua relojería de Madrid que cerró y tenía sus propios relojes", pensé que, funcionara o no, por ese precio me llevaba un bonito recuerdo de mi primera visita al Rastro.
El broche de oro llegó cuando, al abrir la caja, descubrí que aquel supuesto Mercurio era en realidad un chinorro de plástico. Salí del puesto sin decir palabra.
Por otro lado, también encontré puestos donde cada pieza tenía interés: bien cuidadas y con vendedores que sabían tratarlas con mimo. Estuve a punto de llevarme un Orient de los 70, impecable, pero dudé, y al volver, ya se había vendido.
Finalmente, sobre las 15:00 h, cuando los puestos empezaban a recoger, me topé con una mesa llena de relojes de cuarzo interesantes. Uno, repetido varias veces, me llamó la atención. Es el que presenté en el hilo con las fotos que siguen.
Me encantó su tamaño (38 mm), el aspecto del dial con su color y textura lisa, las ventanas de fecha y día sobre las doce, y el detalle de los dos segunderos con una sola corona (así que cronómetro no podía ser). Además, su bisel, aunque giraba, era meramente decorativo, sin números ni clics.
Pregunté el precio sin estar muy convencido, pero cuando la señora que los vendía me dijo: "10 euros, todos, son nuevos, un stock de una antigua relojería de Madrid que cerró y tenía sus propios relojes", pensé que, funcionara o no, por ese precio me llevaba un bonito recuerdo de mi primera visita al Rastro.
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