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The Beater Man
Contribuidor de RE
Sin verificar
No voy a descubrir nada nuevo si afirmo que tanto Ferrán Adrià como Karlos Arguiñano son dos grandes chefs, mediáticos e innovadores cada uno a su manera. El primero porque nos enseñó que un simple bocado lleva un nombre más largo que rezar un padrenuestro y que la sensación en boca es profunda, sorprendente y arranca pensamientos confusos al tratar de descubrir lo que realmente es.
El segundo, don Karlos Arguiñano, porque se coló en todos los hogares españoles con recetas sencillas, cotidianas y tradicionales, contribuyendo así a que, de repente, muchos santos varones anclados en la cómoda excusa del “yo no sé ni freír un huevo” despertaran el gusanillo de los fogones y comenzaran a ver con buenos ojos que su familia les llamara cocinillas cuando salía el tema a colación en las sobremesas de los domingos por la tarde.
Comparando ambos estilos con nuestros gustos relojeros, se me ocurre pensar si soy más Arguiñano que Adrià. Uno representa la sencillez y el ir a por faena, como un GADA, un tres agujas, un reloj sin apenas complicaciones, pero que siempre queda bien y da la hora como tiene que darla.
El otro sería un estilo más innovador, un Richard Mille por ejemplo, o una pieza en la que prevalezca más un adelanto técnico que la practicidad aunque sea en perjuicio de la legibilidad, como los skeleton, por ejemplo.
Me he hecho esa pregunta y me voy directamente a por Arguiñano, no solo porque en cuestión de comida me gusta la sencillez y la tradición, sino porque el exceso de sofisticación tiende a cansarme el paladar y la vista.
¿Y vosotros? ¿Vuestros gustos relojeros van por un lado o por el otro? ¿O quizás por los dos?
Abro las puertas del restaurante relojero y estáis invitados a participar.
El segundo, don Karlos Arguiñano, porque se coló en todos los hogares españoles con recetas sencillas, cotidianas y tradicionales, contribuyendo así a que, de repente, muchos santos varones anclados en la cómoda excusa del “yo no sé ni freír un huevo” despertaran el gusanillo de los fogones y comenzaran a ver con buenos ojos que su familia les llamara cocinillas cuando salía el tema a colación en las sobremesas de los domingos por la tarde.
Comparando ambos estilos con nuestros gustos relojeros, se me ocurre pensar si soy más Arguiñano que Adrià. Uno representa la sencillez y el ir a por faena, como un GADA, un tres agujas, un reloj sin apenas complicaciones, pero que siempre queda bien y da la hora como tiene que darla.
El otro sería un estilo más innovador, un Richard Mille por ejemplo, o una pieza en la que prevalezca más un adelanto técnico que la practicidad aunque sea en perjuicio de la legibilidad, como los skeleton, por ejemplo.
Me he hecho esa pregunta y me voy directamente a por Arguiñano, no solo porque en cuestión de comida me gusta la sencillez y la tradición, sino porque el exceso de sofisticación tiende a cansarme el paladar y la vista.
¿Y vosotros? ¿Vuestros gustos relojeros van por un lado o por el otro? ¿O quizás por los dos?
Abro las puertas del restaurante relojero y estáis invitados a participar.