Visita a Parmigiani Fleurier. Parte 1

Los Alpes Suizos

En el mundo de la relojería (y no digamos de la Alta Relojería) existe un cierto secretismo acerca de las fuentes de aprovisionamiento de cada Maison y pocas Manufacturas mencionan a (y bastantes menos tienen integrados) sus proveedores internos de componentes, desde los rodajes y tornillería hasta el delicado órgano regulador incluyendo la sacrosanta espiral, auténtica piedra de toque y para muchos delimitador entre las que son Manufacturas y las que no. Y puede que sea porque Parmigiani los tiene todos en casa, porque la juventud es descarada o por una combinación de ambas que no tiene inconveniente en contarle al mundo no sólo quiénes son sus proveedores sino también quiénes son sus clientes. O por lo menos algunos, de manera que el visitante no da abasto a apuntar sonoros nombres en su cuaderno de notas no vaya a ser que con la emoción se le olvide alguno…

El Café Montreux pertenece a Parmigiani

Nuestro periplo empieza en el el Jazz Cafe Montreux que se encuentra en el mismo aeropuerto de Ginebra, propiedad de Parmigiani al igual que algunos de los hoteles más bonitos de Suiza. Reunión de viajeros procedentes de varios puntos de la Península Ibérica (Portugal, Madrid, Andorra, Barcelona…), comida en el mismo café y salida inmediata hacia Fleurier, donde visitaremos la manufactura Vaucher y el Atelier Parmigiani.

 

La factoría de Vaucher

Llegada a Vaucher, en Fleurier, donde veremos cómo y para quién se producen exquisitos movimientos con el savoir-faire de un equipo inspirado por un Maestro Relojero y la fuerza que da el músculo financiero de la Fondation Famille Sandoz. Esta combinación ha hecho que Vaucher tenga clientes como Hermès (que además es socio al 25% y suministra correas a Parmigiani), Richard Mille (RM-XX), Corum (Golden Bridge y otros), Bulgari (Octo), Sarpaneva e incluso hace piezas para Lange, entre otras marcas.

 

Entrando en el país de las maravillas

Después de las presentaciones nos enfundamos en una bata antiestática y empezamos lo que promete ser algo memorable para un WIS: una visita con prácticamente cero restricciones para fotografiar. Por cierto, coincidimos con un grupo de profesionales del Golfo Pérsico (Dubai, creo recordar) donde Parmigiani tiene gran implantación, todos ellos pertenecientes al mismo retailer.

 

Área máquinas CNC

Empezamos pora la zona de las máquinas CNC donde se producen las pletinas. A estas alturas queda ya descartado el mito de que cada pletina de Alta Relojería es elaborada manualmente por un artesano relojero que le dedica un año de su vida y que… sería sencillamente inviable para una empresa que no sólo fabrica sus propios movimentos sino que además provee a terceros, sin olvidar que la relojería de precisión exige unas tolerancias mínimas que sólo la alta mecánica (CNC de hasta siete ejes) es capaz de proporcionar de forma constante.

Pletinas para todos los gustos...

Estas son algunas de las piezas que se producen en esta zona. Reveladoras formas… hay que tener en cuenta que las estamos viendo tal cual salen de la máquina. Faltan algunas operaciones para que se pueda dar la pieza por acabada.

 

 

 

Una pletina para Richard Mille

Detalle del grado de precisión del fresado: se consiguen grosores de décimas de milímetro para zonas que después tendrán que soportar la traccion de un eje apoyado en el rubí que les insertarán.

 

 

 

Los planos, imprescindibles

Obviamente esas ejecuciones vienen precedidas de un laborioso proceso de diseño cuyos planos pueden provenir del cliente o de la propia Vaucher, como en este caso. Hoy en día las CNC ejes pueden ejecutar cualquier diseño. Más adelante se incorporará la intervención manual del artesano para «humanizar» semejante alarde técnico.

 

 

Características formas

Ya he dicho que Vaucher trabaja para una infinidad de primeras marcas. Algunas, como Richard Mille, no tienen inconveniente en decirlo y de hecho sus cajas ostentan la V de Vaucher. Pero hay tras que son más reacias, y uno tiene que andar descubriendo formas más o menos características. Formas de puente, y de oro, por ejemplo…

 

 

Proceso automatizado del perlado de pletinas

Al tiempo que muestra su enorme capacidad técnica (sin olvidar la artesana, que veremos más adelante) Vaucher no tiene problema en desmitificar algunos dogmas por todos aceptados, como es el caso del acabado perlado de las pletinas. Se pueden hacer y de hecho estos se hacen automáticamente. Cierto que los calibres de más nivel tendrán ese toque artesano que los pone en otra liga, pero en todo caso las máquinas tienen un gran papel en muchos procesos.

 

Pletinas perfectas

 

 

 

 

Colocando rubíes sin mirar

Igualmente posee máquinas que colocan perfectamente los rubíes en esas pletinas, con bajísimos índices de fallos y alta productividad.

 

 

 

Control humano de los rubíes

Aun así, cada pieza es testada indivualmente por un especialista, que la somete a su particular «prueba del algodón». Automático, sí,  pero con supervisión humana.

 

 

Tanta intervención mecánica… ¿qué tenemos aquí?

Colocando rubíes...

 

... a ojo...

Women at work…

Pues la colocación de rubíes manualmente en un puente calado supongo que también de Richard Mille (los planos nunca mencionan el nombre del cliente, que suele estar indicado por códigos numéricos). Según nos cuentan, es un trabajo realizado generalmente por mujeres por su mayor capacidad de concentración, lo que eleva la calidad del trabajo realizado que a su vez se traduce en una mayor productividad, también aquí.

 

rubies-humano5

Manejan un dinamómetro que no sé en qué unidades estará graduado, pero lo aplican uno por uno todos los rubíes de cada puente para garantizar que los siguientes pasos de montaje no tendrán problemas.

 

Más planos:

La reserva de marcha del Bugatti Super Sport

 

Precisión de artesano

Precisión de artesano

y más intervención manual. En este caso se trata del indicador de reserva de marcha del Bugatti Super Sport, que veremos más adelante. El grado de detalle llega a las distintas durezas de la madera de boj que se utilizan para arrancar al metal brillos -ahora sí- imposibles de conseguir con una máquina.

 

Es en la zona de ensamblaje donde se concentran todos los componentes trabajados mecánica o aretesanalmente según sea el caso. Tuvimos que fotografiarlo desde fuera al tratarse de una «zona blanca» preparada contra la entrada de polvo y partículas… y visitantes.

Área de ensamblaje

Llama la atención cómo en pleno siglo XXI y con cualquier problema de iluminación perfectamente resuelto se sigue manteniendo la tradición de arrimar las mesas de trabajo a los grandes ventanales para aprovechar la luz natural. Desde luego es mucho más agradable…

Luz natural

 

Mejorando el 1950

Por último, pero no menos importante, accedimos al área de diseño donde se desarrollan los nuevos calibres y se mejoran los existentes. Este fue el único lugar donde nos ocultaron algunos planos e imágenes en pantalla. Incluso había un prototipo dentro de una caja que se llevaron a toda prisa cuando nos vieron llegar, pero ¿qué es esto comparado con el ejercicio de transparencia al que estábamos asistiendo? Calibre 1950 para el Tonda. Está probado y de hecho ya lleva tiempo montándose en la colección de ese nombre, pero en el departamento siguen trabajando para perfeccionarlo.

 

... y el Bugatti

Pero como esto es una fábrica de sueños aquí se ocupan también de dar forma y cuerpo a creaciones impensables en otros ámbitos por la sencilla razón de que no tienen el genio creativo de Michel Parmigiani ni la capacidad técnica para semejante empeño. Así pues, con ustede el Parmigiani Bugatti Super Sport, del que finalmente se montarán 30 ejemplares en oro rosa (y cuatro de la versión Vitesse).

 

He dicho fábrica de sueños, pero lo cierto es que el Super Sport es ya una realidad: Movimiento manual con 10 día de reserva de marcha, 333 componentes y una complicada combinación de ejes para comandar las agujas a 90º de la tija de la corona. La caja que lo alberga ya es una complicación en sí misma, compuesta por seis piezas y otros tantos cristales de zafiro.

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Intentaré elaborar un reportaje monográfico porque el reloj lo merece.

Por cierto, esta es la reserva de marcha que hemos visto pulir más arriba:

bugatti4

Próximo capítulo: el Atelier Parmigiani