Frederique Constant cumple 30 años

Frederique Constant cumple 30 años

Yo no sé si en los próximos años el caso de Frederique Constant, que acaba de celebrar su 30 aniversario, aparecerá como study case en las escuelas de negocios, pero no me extrañaría en absoluto. ¿Una pareja de expatriados —y recién casados— holandeses en Hong Kong decidiendo que van a hacer relojes en Suiza? Para colmo de internacionalización, eligen un nombre francés compuesto (por los de los abuelos respectivos) que suena a tradición. Lo curioso es que “han conseguido” seguir siendo holandeses en Suiza, porque aparte de ellos mismos su director técnico es holandés (Pim Koeslag, luego lo entrevisto) y también lo es su casi nuevo director general, Niels Eggerding.

Frederique Constant cumple 30 años
Los Stas dejan su puesto a Niels Eggerding

Niels es nuevo porque Peter y Aletta Stas, los fundadores, se están retirando de la gestión (ahora explico esto), y es “casi” porque ya lleva dos años en el puesto después de haber sido director de ventas, y también lo entrevistaremos. Empezando por el principio, hay que decir que recientemente Frederique Constant celebró ese aniversario en París, donde tuve ocasión de verlos a todos (Aletta, Niels, Peter y Pim) y compartir grabadora con dos de ellos. A quienes no vi, y en cierto modo es una metáfora, es a los actuales propietarios de Frederique Constant, el poderoso grupo Citizen, que compró Frederique Constant a sus fundadores hace ahora dos años una vez estos constataron que sus jóvenes hijos no iban a incorporarse a la empresa y por tanto darle continuidad.

Frederique Constant cumple 30 años
En el centro, Pim Koeslag y Peter Stas. A la izquierda, Mr&Mr Citizen

Y no los vi (la expresión correcta sería “no se hicieron notar”, que estar, estaban) porque desde el minuto uno Citizen declaró su intención de no interferir en la gestión y trayectoria de Frederique Constant, principal motivo por el que se alzaron con el trofeo frente a otros grupos interesados en hacerse con él. Prueba de ello es la permanencia de Peter y Aletta como consejeros durante al menos cinco años para acompañar tanto a la marca como a Niels en esta nueva etapa que necesariamente va a ser de crecimiento. Ya han pasado dos.

La historia, a grandes rasgos, se resume en una corazonada cuando la pareja —todavía novios— ve un reloj que les fascina en el escaparate de Bucherer en Berna. No se trata de un flechazo romántico, sino de reconocer el concepto de un reloj re-marcado (lo que se llama “private label”) y la posibilidad de negocio que pueda salir de ahí. Sus trayectorias profesionales los llevan hasta Hong Kong (Peter es destinado allí por Philips y Aletta pide el traslado en el banco ING para acompañarlo) y en su escaso tiempo libre empiezan a dar forma a la idea basándose en diseños propios —Peter es bueno en eso— y componentes locales. Vale la pena recordar aquí que el desembarco suizo en Hong Kong se inició casi veinte años antes, de manera que había donde elegir. Después de un golpe de suerte en la primera feria relojera local a la que se presentan, cuando reciben el encargo de 350 relojes y posteriormente otro de 1.100, deciden que tienen que ir un paso más allá y montar sus relojes en Suiza (como, dicho sea de paso, hacían y siguen haciendo muchas marcas asentadas: montar en Suiza componentes producidos en China).

Frederique Constant cumple 30 años

En 1992 la empresa Frederique Constant, fundada con 60.000 francos suizos, vendía más de (o solamente, según se mire) 1000 relojes fabricados por empresas externas, y cuatro años más tarde, en 1996, dan el salto definitivo a Suiza después de haberse despedido de sus respectivas multinacionales. Se instalan en Carouge, en los alrededores de Ginebra y abren su primera oficina y taller de ensamblaje. 2001 es el momento en que toman la decisión de producir sus propios movimientos, algo que les lleva solo tres años: en 2004 presentan el calibre de carga manual FC-910, al que seguirán el FC-915 con fase lunar en 2005 y el FC-930 automático un año más tarde.

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2006 es el año de inauguración de la Manufactura –así, con mayúscula- en el Olimpo relojero: Plain-les-Ouates es un polígono idustrial de los alrededores de Ginebra que alberga instalaciones de Patek Philippe, Rolex, Vacheron Constantin y Piaget, entre otras marcas del mismo nivel. Un golpe de efecto, sin duda. Todo con financiación propia, sin recurrir a capital externo. Aquí se producirán al menos el 80% de los componentes de sus calibres de manufactura.

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Para 2008, Peter Stas desvelaba una producción anual de 90.000 relojes. No todos montaban calibres de manufactura (se siguen comprando movimientos fuera, tanto mecánicos como de cuarzo), pero esta faceta le daba a Frederique Constant una calidad percibida muy por encima de marcas con más años en el mercado. El “secreto” de la rapidez con la que se presentaban nuevos calibres es la modularidad: a una base “tractora” se acoplan módulos que aportan nuevas funciones, lo que permite estar constantemente en primera línea informativa. Una inteligente estrategia comunicativa, con colaboraciones equilibradas entre el mundo del glamour (Eva Longoria, y más recientemente Gwyneth Paltrow) y el mundo deportivo (Rally Pekin-París, Riva, Austin Healey) y un slogan sonoro (“Live your Passion”) complementa la penetración lenta pero segura de Frederique Constant en el imaginario colectivo.

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También en 2008 se presenta el primer tourbillon de la casa, obra de un joven Pim Koeslag, relojero holandés del que se puede decir que guió el camino de Frederique Constant hacia la manufactura. Con una producción limitada a 188 ejemplares, incorpora algunas mejoras al invento de Breguet, como la parada de segundero o un “tornillo inteligente” que equilibra la jaula con rueda de escape en silicio. El origen de este modelo excepcional (por lo infrecuente en las colecciones de Frederique Constant) está en la apuesta —más bien un ejercicio de estilo— llamado Ateliers de Monaco, la marca de Alta Relojería de lo que ahora ya era un grupo.

Pim, a quien ya entrevisté en 2015, me cuenta que finalmente han decidido traerla de vuelta a Suiza, ya que los relojes se montaban efectivamente en Mónaco, a donde él se desplazaba desde Ginebra llevando una maleta que contenía los componentes para después volver a llevarse los relojes montados. Montar en Suiza, además de optimizar la parte de montaje, les permite desde 2016 estampar el codiciado Punzón de Ginebra en esas creaciones, no más de 150 unidades al año. Pero Ateliers de Monaco no solo es un ejercicio estético. También ha servido de base para ideas o componentes que más tarde, convenientemente industrializados, se instalarán en Frederique Constant, como el Manufacture Chronograph Flyback presentado en 2017. En cambio el calendario perpetuo de Frederique Constant no tiene nada que ver con el de Ateliers de Monaco, que es una construcción completamente distinta.

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Este ejemplo, el de los calendarios perpetuos, ilustra a la perfección la filosofía: mientras que en el caso de Ateliers de Monaco se quiso hace el QP (de Quantiéme Perpetuel) más sofisticado, con saltos instantáneos de varias indicaciones o regulación única por medio de la corona en un mecanismo de 350 componentes, en el de Frederique Constant se quiso hacer el más accesible económicamente hablando (poco más de 8.000 €) y se creó un módulo específico para esa “base tractora” que mencionaba más arriba. El logro reside en que tal módulo se puede atornillar directamente al calibre base sin necesidad de ajustes posteriores, gracias a la intensa labor de I+D previa, lo que contribuye a esa relativa asequibilidad. En la lista de deseos de Pim todavía quedan un par de complicaciones: la hora saltante y la indicación retrógrada, dependerá de la nueva dirección cuánto tardan en salir a la luz.

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En estos diez últimos años han pasado muchas cosas. Una de ellas es que la familia de calibres de manufactura, basada en la modularidad ya comentada, ha crecido hasta las 27 referencias. A nivel de visibilidad, que Frederique Constant se ha relacionado, además de con Eva Longoria, Inés Sastre y Gwyneth Paltrow, con los puros Cohiba y con las embarcaciones Riva. Y que Aletta y Peter Stas han publicado un libro (“Live your Passion”) donde cuentan con lujo de detalles su apasionante aventura…

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Pero hay dos hitos importantes relojeramente hablando: el lanzamiento de la marca Alpina en 2011 (aunque había sido comprada unos años antes) y la presentación en 2015 del primer “Horological Smart Watch”. Alpina iba a dar cabida a la línea deportiva que los Stas nunca habían querido desarrollar en Frederique Constant, mientras que el “reloj inteligente relojero” daba respuesta a la invasión de los aparatos que hacen de todo y además dan la hora amarrados a la muñeca… Lo más inteligente fue precisamente el movimiento de Frederique Constant al hacer algo completamente distinto de lo que había, con un reloj que se vinculaba a un teléfono pero que en lugar de pantalla táctil tenía agujas. En palabras de Peter: sacamos este modelo para competir con los relojes de cuarzo que sólo dan la hora. Además, con tecnología creada, desarrollada e implementada en Suiza. Ya digo, un “smart move”.

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De ese modelo se han vendido, tres años después, más de cien mil ejemplares. Me lo cuenta Niels Eggerding, director general del grupo Frederique Constant desde hace dos años. Esas ventas extraordinarias (al menos a mí me lo parecen) han dado pie al lanzamiento del Hybrid que, como su nombre sugiere, integra un calibre mecánico automático con un módulo electrónico inteligente que se comunica con el teléfono de turno. Según Nils, el sell-in (o sea, ventas a los distribuidores) funcionó estupendamente en Baselworld. Ahora faltará ver cómo funciona el sell-out (venta al público), aunque Niels dice que todavía es pronto para hacer un diagnóstico.

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La pregunta se materializa sola: ¿no se va a utilizar la tecnología de Citizen para estos híbridos o directamente para los Horological?. La respuesta es que no, que fiel a su “promesa” Citizen no interfiere en Frederique Constant y que no impone tecnología. Por otra parte, hay que decir que esa tecnología suiza que mencionaba antes la proporciona una empresa llamada MMT, propiedad de… Peter (y supongo que Aletta) Stas. Movimiento inteligente. Y hablando de movimientos, ¿se han planteado usar calibres Miyota (del grupo Citizen) ahora que serían tan accesibles? Los movimientos mecánicos no-manufactura que utiliza Frederique Constant son proporcionados principalmente por La Joux-Perret, Sellita y, en mucha menor medida, ETA. El nivel de los Miyota debería mejorar para poder ser considerados, aunque dadas las circunstancias queda abierta la posibilidad de una colaboración.

Frederique Constant como buque insignia, Ateliers de Monaco como “laboratorio de ideas”… ¿Y Alpina? Más allá de ser una colección deportiva, ¿cómo se posiciona? Se le ha dado un giro al planteamiento inicial y, aunque no menciona a la otra marca, Niels me admite que la estrategia de TAG-Heuer volviendo a los precios psicológicos por debajo de 1000 € parece haber dado buenos resultados. Conociendo los estándares de calidad del grupo, prepárense para ver auténticas gangas en Alpina.

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Y hablando de gangas y precios, su eslogan “lujo accesible” (que personalmente me parece un oxímoron) lo basan en cosas tan sencillas como prescindir de lo superfluo: no someten sus calibres al COSC aunque podrían pasar la prueba sin problemas, no decoran partes del calibre que no se van a ver y cuando lo hacen casi siempre es con medios mecánicos, muy raramente utilizan metales preciosos si no es en chapado… aun así, la calidad percibida es alta. Y las cifras, impresionantes: para 2018 se habrán fabricado 160.000 relojes, de los que 10.000 son manufactura, 50.000 mecánicos y el resto de cuarzo (incluidos los smarts). El caso del Flyback Manufacture es paradigmático: su éxito fue tal que no dan abasto a cumplimentar la demanda.

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Todo esto, junto a los 30 años de existencia, es lo que celebraron a finales de septiembre en París con una fiesta muy Frederique Constant: elegante, agradable y sin estridencias. Marca de la casa.

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www.frederique-constant.com
www.alpinawatches.com