Eremita
De la casa
Sin verificar
Pues has pasado una buena tú también.... Por cierto, ¿todo bien ya?
Todo va bien siempre, y si no va bien, se pondrá, de una u otra manera, se pondrá.
La actitud es fundamental

Muchas gracias steaktartare
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Pues has pasado una buena tú también.... Por cierto, ¿todo bien ya?

Hace ahora un año, por estas fechas, entraba mi hijo de 10 años entonces en el quirófano de un prestigioso centro médico de Pozuelo de Alarcón.
Aquejado de una deformación vascular en la rodilla que iba a más en términos de dolor y de impedirle hacer la vida normal de un chiquillo de su edad, (dícese jugar al futbol y en general correr como un mandril) me recorrí más de 10 médicos en España, e incluso en el extranjero, buscando una solución. No way, todos me decían que ajo y agua y que esperar a que fuera mayor. Lo habría hecho de no ser porque algunas noches, el crío llegaba a nuestra habitación literalmente reptando por el suelo del dolor que le suponía apoyar la pierna.
Tras meses de Ibuprofeno, al final llegué a la consulta de un doctor especializado en cirugía pediátrica de gran renombre que, tras literalmente 15 segundos de observación de un TAC, me dijo que le operaba un Jueves y que el Lunes estaba en el colegio.
Dicho y hecho, tras el pago de una suma bastante importante ingresamos para la operación. A partir de aquí y para no aburriros se da una secuencia de acontecimientos que en su momento no supe valorar por el alivio de que en último término todo saliera bien, pero que ahora, pasado un año de esta historia me pregunto si hago bien en olvidar y dejar pasar:
1. Tras la operación de una hora y media más o menos nos traen al niño, medio despierto, en un puro grito de dolor. En el propio pasillo del hospital le intento calmar cuando de repente parece que cae de nuevo dormido. Súbitamente el doctor decide que lo mejor es llevarlo a la UVI y se lo llevan en unos 2 segundos. Desde fuera, sólo alcanzo a oír "no respira".
2. Un corto rato después, aparece la pediatra de la UVI y me dice que en vista del dolor, han decidido que pase esa primera noche en la UVI y que podré verle en un rato. Le pregunto que qué es eso de que no respira, y me dice que debí de oír algo referente a otro paciente.
3. Esa noche la pasamos él en cama en la UVI y yo a su lado con el presentimiento de que algo no iba bien. Tuve tiempo de ver que el drenaje sólo había drenado un ligerísimo hilo de sangre negra y de hablar con la madre del único niño ingresado en la UVI con él, que me confirma que su hijo no dejó de respirar la tarde anterior.
4. Desde primera hora mi hijo se queja de dolor, de mucho dolor. Me pregunto qué vamos a hacer en casa sin disponer de una vía de metamizol para calmarle. Al rato, le sacan de la UVI de buena mañana, volvemos a la habitación y a eso de las 13 horas viene el médico. Mientras mi hijo le explica que le duele a rabiar y que por favor no le toque sin "dormirle la rodilla", el doctor corta el punto de sutura que sujeta el drenaje y se lo quita de un tirón. Os juro que mi hijo casi pierde el conocimiento, literalmente, de dolor. Nos mandan a casa. Ibuprofeno y andar son sus recomendaciones. "Es un niño quejica, no te preocupes, está perfectamente. Le podíamos quitar el vendaje de compresión en 48 horas. Nos da su teléfono móvil por si tuviéramos algún problema (sin pedírselo).
5. Dos días de puro dolor y analgésicos cada 4 horas. Quito el vendaje y observo que un punto lateral se ha saltado por la inflación y que los alrededores de la herida están con inicios de celulitis. La herida no se le puede ni rozar del dolor.
6. Resumo el último punto para no aburriros. El doctor, sin verlo, tardó una semana más en recetarle antibióticos que estuvo tomando 30 días. Sí, treinta días. Una infección brutal de la herida que terminó reventando todos los puntos y tardó 3 meses en cerrar del todo, dejándolo como secuelas una cicatriz brutal y toda la parte interna de la espinilla sin sensibilidad desde hace un año. Cuando por fin pudimos dar por controlada la infección el doctor me dijo entre risas que hubo un momento en que pensó que tenía que amputarle la pierna. En esos tres meses tuve que hacer más de 300 curas.
¿Por qué os cuento todo esto?
Primero porque a los que tengáis hijos, deciros que os fiéis de vuestro instinto ante un problema de salud. Si creéis que algo anda mal, no paréis hasta obtener respuesta o certezas.
Segundo, porque como decía al principio, me pregunto si lo sucedido debo dejarlo pasar. Me he informado y soy plenamente consciente de que el doctor no siguió los protocolos básicos en varias ocasiones y que el episodio en la UVI en difícil de justificar. No quiero dinero ni nada parecido, mis motivaciones son que ¿no debiera un doctor que ha actuado negligentemente recibir algún tipo de toque de atención? No sé, digo yo que el Colegio de Médicos, el hospital o alguien tendrá algo que opinar, ¿no?. Vendrán otros niños, otros pacientes y mi sensación es que este médico actuó con soberbia, no con mala fé, con soberbia. El doctor nunca dió muestras de asumir que había cometido un error, ni disculpa ni nada parecido, tan sólo un "son cosas que pasan". He investigado al médico, es un tipo con una trayectoria espectacular, opera varias veces al mes en el extranjero, va a poblados en países subdesarrollados, atiende a miembros de la familia real...
¿Qué opináis? Tengo un poco de conflicto moral, la verdad...
Cobardes?Si soy sincero, tengo muy mal concepto de los médicos en general. No me gustan porque nunca admiten cometer un error (por cubrirse las espaldas). De hecho, siempre me ha hecho gracia que hasta tengan un tecnicismo para no decir “no sé cuál es el motivo o de dónde procede”. No, dicen “es idiopático”, y así te vas contento para casa cuando te lo colocan dentro de una frase porque suena a que tiene sustancia. La única profesión en el mundo que se ha inventado un término para no decir que no tiene ni idea. Oiga, por qué se ha caído el puente? Ah, es idiopático. Por qué el balance de situación no cuadra? Ah, es idiopático. Ridículo.
Yo he sido testigo de cómo dos de los “más reputados cardiólogos” dando diagnósticos por separado recetaban el uno “no hacer nada por estar dentro de lo normal”, y el otro “operar -a corazón abierto- esta misma tarde”. Y no siendo eso suficiente, citarlos para que ambos estuvieran presentes al mismo tiempo con el paciente, y dando uno la opinión opuesta al otro, no admitir ningún margen de error ninguno en dichas opiniones, y culparme a mí por crear la situación. Así, sin el más mínimo pudor y desafiando a la lógica más básica, huyendo como buenos cobardes por la tangente. Una arrogancia fuera de cualquier escala.
En fin...
Quiero agradeceros a todos vuestros comentarios. Me han servido para tener puntos de vista más subjetivos y menos pasionales que los familiares y por ende, más acertados.
Aunque yo no lo soy, en mi familia abundaron y abundan los médicos, y soy consciente de que son humanos y de que como todos, pueden cometer errores. Es cierto que un error médico es más trascendente que un error en otras profesiones y creo que es algo que debemos aceptar pese a que las consecuencias puedan ser trágicas en ocasiones. Pero también creo que una cosa es un error, y otra, una negligencia.
Para seros honestos, no sé si el médico de mi hijo cometió error o negligencia, o incluso ninguna de las dos, quizás fue simplemente una complicación. Quién sabe. Desde mi punto de vista y con la poca experiencia que me da el cierto interés que me generan las cuestiones médicas, creo que pecó de soberbia y que no fue todo lo cuidadoso que debiera. La semana pasada me planté en la consulta del susodicho doctor y esto fue exactamente lo que le dije. La verdad es que su respuesta no fue del todo lo que me esperaba: me vino a decir que para no ser médico me permitía opinar demasiado sobre medicina, y que él tenía la conciencia tranquila sobre su actuación, antes, durante y después de la operación. También añadió (sin hacer yo la más mínima mención a demandar) que "no me recomendaba meterme en líos legales porque tenía las de perder" y que si mi hijo ya no tenía el problema vascular que presentaba, no sabía de qué me quejaba...
Para hacéroslo corto, he decidido no demandar judicialmente. Voy a limitarme a poner una queja en ante el Defensor del paciente por el tratamiento y por el trato de este doctor. Sé que las consecuencias no serán dramáticas para él (y tampoco lo pretendo), pero sí que creo que surtirán un pequeño efecto de llamada de atención, o al menos lo espero...
Lo que me ha hecho tomar esta decisión,han sido esencialmente dos aspectos:
- El primero que como os decía, no busco una indemnización económica, sino moral. Y me ha quedado claro que este señor no tiene la más mínima intención de proporcionármela. No dudo por otra parte que sea un excelente cirujano, pese a que en mi caso haya habido problemas.
- El segundo, es que he leído a varios de vosotros aconsejarme disfrutar de mi hijo ya que está bien y dejarme de mal karma. Y la verdad es que tenéis razón. Prefiero cerrar este capítulo y centrarme en lo importante.
Os dejo con un vídeo que me impacta cada vez que lo veo. No soy muy dado a vídeos motivacionales, la verdad, pero este me llega al fondo cada vez que lo veo y escucho. Es de una charla que dio un tal Ric Elias, un superviviente del vuelo que amerizó en el río Hudson, en nueva York en el que relata los segundos en que creyó que iba a morir. Obviamente no me he visto en una tesitura tan terrible nunca, pero sus conclusiones creo que son válidas para cualquiera de nosotros.


La semana pasada me planté en la consulta del susodicho doctor y esto fue exactamente lo que le dije. La verdad es que su respuesta no fue del todo lo que me esperaba: me vino a decir que para no ser médico me permitía opinar demasiado sobre medicina, y que él tenía la conciencia tranquila sobre su actuación, antes, durante y después de la operación. También añadió (sin hacer yo la más mínima mención a demandar) que "no me recomendaba meterme en líos legales porque tenía las de perder" y que si mi hijo ya no tenía el problema vascular que presentaba, no sabía de qué me quejaba...
Desde mi punto de vista y con la poca experiencia que me da el cierto interés que me generan las cuestiones médicas, creo que pecó de soberbia y que no fue todo lo cuidadoso que debiera.


Os dejo con un vídeo que me impacta cada vez que lo veo. No soy muy dado a vídeos motivacionales, la verdad, pero este me llega al fondo cada vez que lo veo y escucho. Es de una charla que dio un tal Ric Elias, un superviviente del vuelo que amerizó en el río Hudson, en nueva York en el que relata los segundos en que creyó que iba a morir. Obviamente no me he visto en una tesitura tan terrible nunca, pero sus conclusiones creo que son válidas para cualquiera de nosotros.
