trapero
Forer@ Senior
Sin verificar
Cuando me pregunto; por qué me gustan los relojes, entre otros motivos, surgen dos personas que me han influido de manera muy importante en esta afición.
Una fue mi abuelo que desde niño me hipnotizaba cuando le daba cuerda diariamente a su longines, a su cyrus de bolsillo (estos dos los he heredado yo), y a su Titan. El cuidado con que lo hacía, y su forma de limpiarlos, me hizó pensar que esas maquinas eran muy valiosas y delicadas. Y de hay a encariñarme con ellas sólo hubo un paso.
Otra es mi relojero Herminio, gran profesional y mejor persona. Cada vez que he ido a su taller de la calle Federico Gutiérrez, he salido con más conocimientos relojeros, y lo que es más importante con una gran dosis de calor humano.
Hoy he ido a que me ponga un eslabon más en un reloj, y algo me ha extrañado no he visto a su izquierda a su padre, que siempre estaba con él, peleando con los relojes de pared y de sobremesa que parece ser que requieren mucha concentración y conocimientos. Después de saludarle me ha comentado que hace 20 días fallecio su padre, a los 85 años (increible) y hasta el último día trabajando con los relojes.
Me he quedado de piedra no sólo por la perdida humana (lo más importante), sino por la lección de un relojero de toda la vida, que ha vivido hasta el último día (y fueron muchos 85 años) su pasión-profesión por los relojes. Que gracias a Dios ha trasmitido a su hijo, que va por el mismo camino de su padre.
Cada día tengo más claro que los relojes me gustan, pero más las personas que he han enseñado y me enseñan a quererlos.
Paso de ST, de afamados relojeros, etc... mientras tenga a mi amigo Herminio, mis relojes tienen médico de cabezera. Y os lo recomiendo es una delicia.
Perdón por el ladrillo, pero necesitaba contarlo.
Una fue mi abuelo que desde niño me hipnotizaba cuando le daba cuerda diariamente a su longines, a su cyrus de bolsillo (estos dos los he heredado yo), y a su Titan. El cuidado con que lo hacía, y su forma de limpiarlos, me hizó pensar que esas maquinas eran muy valiosas y delicadas. Y de hay a encariñarme con ellas sólo hubo un paso.
Otra es mi relojero Herminio, gran profesional y mejor persona. Cada vez que he ido a su taller de la calle Federico Gutiérrez, he salido con más conocimientos relojeros, y lo que es más importante con una gran dosis de calor humano.
Hoy he ido a que me ponga un eslabon más en un reloj, y algo me ha extrañado no he visto a su izquierda a su padre, que siempre estaba con él, peleando con los relojes de pared y de sobremesa que parece ser que requieren mucha concentración y conocimientos. Después de saludarle me ha comentado que hace 20 días fallecio su padre, a los 85 años (increible) y hasta el último día trabajando con los relojes.
Me he quedado de piedra no sólo por la perdida humana (lo más importante), sino por la lección de un relojero de toda la vida, que ha vivido hasta el último día (y fueron muchos 85 años) su pasión-profesión por los relojes. Que gracias a Dios ha trasmitido a su hijo, que va por el mismo camino de su padre.
Cada día tengo más claro que los relojes me gustan, pero más las personas que he han enseñado y me enseñan a quererlos.
Paso de ST, de afamados relojeros, etc... mientras tenga a mi amigo Herminio, mis relojes tienen médico de cabezera. Y os lo recomiendo es una delicia.
Perdón por el ladrillo, pero necesitaba contarlo.