M
Miguelskanderbeg
Novat@
Sin verificar
Estimados amigos:
Como escribía en mi presentación, tenía la idea de colocar en un hilo las imágenes de los relojes de mi humilde colección de vintages.
Mi colección, conforme he ido avanzando en lecturas, ha ido cerrándose en torno a sabonetas de estilo art deco y de Bulovas anteriores a 1960. Pero en el camino adquirí piezas diferentes y, como no, cometí varios errores. No obvio que de los errores se aprende, desafortunadamente, más que de consejos.
El primero es este Duward. Lo encontré en mi trabajo. Algún alumno lo había colocado en su mesa ara controlar el tiempo en un examen. Y se quedó allí. Lo mantuve guardado, a la espera de que lo reclamaran como tres cursos o así. No dudaba de que volverían a reclamarlo, pues se me antojaba un recuerdo familiar. La esfera estaba picada por una especie de hongo, de manera que faltaba por alguna zona menor. Y tenía una correa metálica de esas flexibles color níquel, que no ajustaba al ancho de sus pernos.
Cuando decidí que ya no vendrían a reclamarlo, lo adopté. Lo llevé a un relojero quien se encargó de conseguir una nueva esfera. La que tiene ahora es ligeramente diferente de la original; en ella no aparecía la palabra Centennial. En aquel momento desconocía todo referente a movimientos. Ahora se que se trata de un AS1130.
Como escribía en mi presentación, tenía la idea de colocar en un hilo las imágenes de los relojes de mi humilde colección de vintages.
Mi colección, conforme he ido avanzando en lecturas, ha ido cerrándose en torno a sabonetas de estilo art deco y de Bulovas anteriores a 1960. Pero en el camino adquirí piezas diferentes y, como no, cometí varios errores. No obvio que de los errores se aprende, desafortunadamente, más que de consejos.
El primero es este Duward. Lo encontré en mi trabajo. Algún alumno lo había colocado en su mesa ara controlar el tiempo en un examen. Y se quedó allí. Lo mantuve guardado, a la espera de que lo reclamaran como tres cursos o así. No dudaba de que volverían a reclamarlo, pues se me antojaba un recuerdo familiar. La esfera estaba picada por una especie de hongo, de manera que faltaba por alguna zona menor. Y tenía una correa metálica de esas flexibles color níquel, que no ajustaba al ancho de sus pernos.
Cuando decidí que ya no vendrían a reclamarlo, lo adopté. Lo llevé a un relojero quien se encargó de conseguir una nueva esfera. La que tiene ahora es ligeramente diferente de la original; en ella no aparecía la palabra Centennial. En aquel momento desconocía todo referente a movimientos. Ahora se que se trata de un AS1130.