¡Un sistema fantástico! Deberías patentarlo. Lo tiene todo: es elegante, protege el reloj, fomenta las relaciones sociales -al no ver la hora, tendrás que preguntarle a alguien-, y, por si fuera poco, te ofrece una sesión gratuita de depilación de muñeca cada vez que te lo quites. ¿Se puede pedir más?