El africano
De la casa
Sin verificar
Reunido el Comando Chè o parte de él para el almuerzo de fin de mes, este es el aspecto que tenía la mesa tras la degustación bocateril.
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La botella de agua del primer plano debe ser un error del camarero.
He de decir que elevé mis más sonoras protestas ante el nunca bien ponderado Secretario General, porque hubo quien se atrevió a venir con Seiko y Omegas varios después del pastizal que me he gastado esta semana para evitar el baneo.
Tengo pruebas. ¿Qué pruebas? Pues un canapé de estos que tienen buena pinta.
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Seiscientos metros en total. La verdad es que es bonito el puñetero Seiko.
Siempre hay quien elige el reloj para chafar los estrenos de los demás y como yo presentaba el SubC, vino con la porquería esa del Sea Dweller que de lejos se ve que es un quiero y no puedo. Le han quitado la verruga, pero le han dejado la fecha.
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1520 metros en total. Válvula de helio, válvula de helio. Total para ducharse.
Este otro lo saco para que no me acusen de antipaneristi. Una mierdecilla, pero cambió de manos al final del almuerzo y no fui yo el que lo compró. Lo sigo viendo pequeño.
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Estos señores, los paneristi, llevaron la conversación y el mercadeo a un tema que jamás adivinaría vuesas mercedes:
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Las correitas. Y claro, los de Rolex a callar. Un mercado persa, señores y señoras. Mercado que se prolongó hasta las 13:00,
hora en que fue disuelto por las múltiples llamadas de las MDDs reclamando la presencia de sus esposos para comer, porque eso sí, después de semejante bocata la gente come.
No quiero terminar este reportaje sin presentarles a sus ilustrísimas el olivo que preside la entrada del antro donde se perpetraron los hechos aquí narrados. Este olivo esta considerado junto con mi primera suegra el ser vivo más antiguo de la Comunidad Valenciana y ella insiste en que lo plantó.
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Lo que ven a sus pies es una rueda de molino. Imaginen ustedes el tamaño.
Y el día trece la comida de Navidad. Si es que es un sin vivir.
Gracias por llegar hasta aquí y al foro por el espacio.
Mira, como el FCV.
La botella de agua del primer plano debe ser un error del camarero.
He de decir que elevé mis más sonoras protestas ante el nunca bien ponderado Secretario General, porque hubo quien se atrevió a venir con Seiko y Omegas varios después del pastizal que me he gastado esta semana para evitar el baneo.
Tengo pruebas. ¿Qué pruebas? Pues un canapé de estos que tienen buena pinta.
Seiscientos metros en total. La verdad es que es bonito el puñetero Seiko.
Siempre hay quien elige el reloj para chafar los estrenos de los demás y como yo presentaba el SubC, vino con la porquería esa del Sea Dweller que de lejos se ve que es un quiero y no puedo. Le han quitado la verruga, pero le han dejado la fecha.
1520 metros en total. Válvula de helio, válvula de helio. Total para ducharse.
Este otro lo saco para que no me acusen de antipaneristi. Una mierdecilla, pero cambió de manos al final del almuerzo y no fui yo el que lo compró. Lo sigo viendo pequeño.
Estos señores, los paneristi, llevaron la conversación y el mercadeo a un tema que jamás adivinaría vuesas mercedes:
Las correitas. Y claro, los de Rolex a callar. Un mercado persa, señores y señoras. Mercado que se prolongó hasta las 13:00,
hora en que fue disuelto por las múltiples llamadas de las MDDs reclamando la presencia de sus esposos para comer, porque eso sí, después de semejante bocata la gente come.
No quiero terminar este reportaje sin presentarles a sus ilustrísimas el olivo que preside la entrada del antro donde se perpetraron los hechos aquí narrados. Este olivo esta considerado junto con mi primera suegra el ser vivo más antiguo de la Comunidad Valenciana y ella insiste en que lo plantó.
Lo que ven a sus pies es una rueda de molino. Imaginen ustedes el tamaño.
Y el día trece la comida de Navidad. Si es que es un sin vivir.
Gracias por llegar hasta aquí y al foro por el espacio.
Mira, como el FCV.