Paso
Forer@ Senior
Sin verificar
Fue anoche. Una amable invitación a uno de esos acontecimientos que tanto nos gustan a los aficionados a los relojes y a todas esas cosas que hacen referencia a ellos o que de ellos traen su razón de ser.
Se trataba, nada menos, que de la presentación del novísimo JLC Master Tourbillon. Unas copas de cava y algo que picar mientras tenía el placer de conocer e intercambiar alguna que otra opinión y detalle con directivos de JLC.
Después, una mesurada disertación sobre el actual concepto y designios de la manufactura, su filosofía y su perfeccionamiento del tourbillon , tras un recorrido sobre las distintas concepciones de este ingenio a lo largo de la historia desde que Breguet lo concibiera y pusiera en práctica.
Así, el JLC Master Tourbillon, con sus componentes de titanio 2, con un peso total de 0,28 gramos –el tourbillon propiamente dicho- (una tercera parte de él corresponde al volante), para minimizar el consumo energético que su sofisticado movimiento conlleva, y de confección puramente artesanal, con doble indicación horaria y calendario a través de una manecilla indicadora (un disco hubiese perjudicado la visión del tourbillon) que salta entre los días 15 y 16 del mes desde las “5” hasta las “siete” para no perturbar la visión permanente del tourbillon, al igual que su maravillosamente trabajado rotor de oro rosa de 22 k, que posee un agujero redondo, con la misma finalidad… en fin, todo ello bajo la escrupulosa vista de un microscopio binocular… un placer, una inyección de conocimientos directos en vena.
Tras ello, una exquisita cena con cincuenta y cinco comensales provistos de muñecas ataviadas con una lujuria de relojes: JLC, PP, V&C, IWC, Hublot, Rolex, L&S y un largo etcétera.
Bueno, pues durante unos minutos decidí hacer mío este bello prototipo que un testigo indiscreto decidió inmortalizar con mi total asentimiento…
Esa muñeca es la mía. Fueron sólo unos minutos, pero os aseguro que durante ellos, ese reloj fue mío y solo mío.
¡Saludos!
Se trataba, nada menos, que de la presentación del novísimo JLC Master Tourbillon. Unas copas de cava y algo que picar mientras tenía el placer de conocer e intercambiar alguna que otra opinión y detalle con directivos de JLC.
Después, una mesurada disertación sobre el actual concepto y designios de la manufactura, su filosofía y su perfeccionamiento del tourbillon , tras un recorrido sobre las distintas concepciones de este ingenio a lo largo de la historia desde que Breguet lo concibiera y pusiera en práctica.
Así, el JLC Master Tourbillon, con sus componentes de titanio 2, con un peso total de 0,28 gramos –el tourbillon propiamente dicho- (una tercera parte de él corresponde al volante), para minimizar el consumo energético que su sofisticado movimiento conlleva, y de confección puramente artesanal, con doble indicación horaria y calendario a través de una manecilla indicadora (un disco hubiese perjudicado la visión del tourbillon) que salta entre los días 15 y 16 del mes desde las “5” hasta las “siete” para no perturbar la visión permanente del tourbillon, al igual que su maravillosamente trabajado rotor de oro rosa de 22 k, que posee un agujero redondo, con la misma finalidad… en fin, todo ello bajo la escrupulosa vista de un microscopio binocular… un placer, una inyección de conocimientos directos en vena.
Tras ello, una exquisita cena con cincuenta y cinco comensales provistos de muñecas ataviadas con una lujuria de relojes: JLC, PP, V&C, IWC, Hublot, Rolex, L&S y un largo etcétera.
Bueno, pues durante unos minutos decidí hacer mío este bello prototipo que un testigo indiscreto decidió inmortalizar con mi total asentimiento…
Esa muñeca es la mía. Fueron sólo unos minutos, pero os aseguro que durante ellos, ese reloj fue mío y solo mío.
¡Saludos!