Alberto
Habitual
Sin verificar
Y si, hace un par de días les comentaba sobre lo raro que es hoy en día encontrar un relojero mecánico, no un cambiapilas.....
De acuerdo a un documento sobre relojería impreso en los E.U. En la década de los 70's había más de 30 mil relojeros profesionales, en el año 2002 hay tan solo 5 mil en la Unión Americana!
Les pongo pues, otro documento que habla sobre esta desaparición, esta interesante, ojalá lo disfruten.....
El Ocaso del Taller del Relojero.
Texto: José Luis Hernández Estrada
Tal vez dentro de 500 años algún estudiante se preguntará a qué se dedicaban los hombres y las mujeres de finales del segundo milenio. La respuesta será sin duda muy compleja, pero de algo estoy seguro: ya no habrá quien se dedique a ejercer la ciencia y el arte de la relojería, esa “dulce tarea de desnudar y reparar las pequeñas máquinas del tiempo”.
Tradicionalmente, el futuro relojero adquiría sus primeros conocimientos como aprendiz en el taller de un relojero reconocido, o bien acudía a una escuela de artes y oficios. Si llegaba a “graduarse” en algún plantel, se mostraba muy celoso de sus conocimientos, trabajaba solo y consideraba cualquier visita a su taller una intromisión.
El oficio de relojero reparador data de hace más de 500 años. Antaño, quien lo ejercía, cuidaba que los relojes mecánicos cumplieran su cometido: dar constancia del paso del tiempo. Era una difícil tarea, pues los relojes mecánicos más sencillos tienen 60 piezas, mientras que los de gran complicación, es decir, los que además de la hora y el calendario en una misma carátula (esfera) nos informan acerca de las fases de la luna, el calendario perpetuo, la repetición de minutos, la reserva de marcha, etcétera, llegan a tener hasta 1250 piezas. Toda una vida de estudio y dedicación no es suficiente para conocer los secretos de tan noble oficio.
Hoy en día el relojero debe tener conocimientos de micromecánica de precisión y de electrónica, ya que el 98% de los relojes que se fabrican son de cuarzo. En la actualidad hay tres tipos de relojero: el que busca estar al día con las nuevas tecnologías; el tradicional, dedicado a reparar únicamente relojes mecánicos, y el seudorrelojero, quien por haber tomado un curso de 30 horas se considera un experto y que, en última instancia, sólo es un cambiapilas.(de estos hay un chingo...jeje... ).
El colapso
No sólo los relojes mecánicos pequeños están desapareciendo. También lo están los relojes monumentales, verdaderas joyas urbanas, porque requieren un mantenimiento que, cuando menos en México, no se les da “por falta de presupuesto”.
Cuando México ingresó al GATT, hace poco más de una década, abrió sus puertas a los productos de importación, legales y de contrabando. El mercado pronto se saturó con relojes desechables, lo que ocasionó el colapso de la industria relojera mexicana.
Ante la imposibilidad de competir con los países de Oriente, sobre todo con los Tigres Asiáticos, muchas joyerías y relojerías optaron por desaparecer. La Esmeralda, El Aderezo, Joyerías Gallegos y La Princesa, sólo por mencionar algunas de la Ciudad de México, cerraron sus puertas a causa de la inestabilidad económica y de la falta de seguridad. Por otra parte, el ciudadano común prefiere tener un reloj de cuarzo, que no requiere mantenimiento y que es fácilmente substituible en caso de pérdida o robo. Sólo un grupo reducido de personas con recursos suficientes considera una buena inversión adquirir un reloj fino Rolex, Cartier, Patek Philippe, Gucci (buena inversión un Gucci??? ), Tag, Audemars Piaget (esta está buena, algunos dicen Boucheron Constantin...) entre otros.
En México, el CETIS (Centro de Estudios Tecnológicos y de Servicios) número 8 imparte cursos de técnico en relojería gracias a un convenio firmado por la SEP y la industria relojera suiza.
Los relojes son como las personas. En los mecánicos, el volante o péndulo es el equivalente de los latidos del corazón; sin embargo, los relojes de cuarzo han sustituido el familiar tic-tac por un lenguaje de vibraciones, que no obstante ser imperceptibles tambien dan constancia del paso del tiempo.
Gracias a la tecnología, los relojes de más reciente fabricación no necesitan mantenimiento ni cambio de pilas. Cada día, miles de relojes, tal vez millones, son armados por robots. De ahí su bajo costo –se puede adquirir un reloj en cualquier parte del mundo por el equivalente de 50 centavos de dólar–. Esta situación crea un nuevo problema: el desempleo de los trabajadores de la industria relojera, que de pronto se vieron desplazados por la robótica y la cibernética.
A pesar de los avances tecnológicos, el tiempo sigue siendo un enigma. Egipcios, chinos, asirios, mayas y griegos lograron medirlo (también los Aztecas cabrones!! Y el Calendario Azteca se lo sacaron de la manga??...), pero no definirlo. Desde sus inicios, el hombre ha contemplado la salida y la puesta del sol y las fases de la luna; ha conocido épocas de calor, de lluvia y de frío; ha observado los brotes de las plantas y la caída de las hojas de los árboles; ha diferenciado las estaciones del año, dando con ello un gran paso: la agricultura. Grandes sabios, como Newton y Descartes, han tratado inútilmente de definirlo. Para Einstein el tiempo es relativo, es “sólo lo que marcan las manecillas del reloj”.
El enigma del tiempo es un reto. Está presente sin ocupar un espacio, podemos medirlo con exactitud, pero no verlo, ni tocarlo. Motivo de confusión y de fascinación, el tiempo convierte a los físicos en filósofos y se mantiene ajeno al poder de destrucción y de manipulación del hombre. La desaparición de los relojeros es un hecho; sin embargo, la pasión por los relojes persistirá mientras la vida del hombre esté regida por las leyes del tiempo. (Díselo a un grupo de CRIdosos que conozco en el cual me incluyo.....)
Fuente: México en el Tiempo No. 36 mayo / junio 2000
Saludos!!!
De acuerdo a un documento sobre relojería impreso en los E.U. En la década de los 70's había más de 30 mil relojeros profesionales, en el año 2002 hay tan solo 5 mil en la Unión Americana!
Les pongo pues, otro documento que habla sobre esta desaparición, esta interesante, ojalá lo disfruten.....
El Ocaso del Taller del Relojero.
Texto: José Luis Hernández Estrada
Tal vez dentro de 500 años algún estudiante se preguntará a qué se dedicaban los hombres y las mujeres de finales del segundo milenio. La respuesta será sin duda muy compleja, pero de algo estoy seguro: ya no habrá quien se dedique a ejercer la ciencia y el arte de la relojería, esa “dulce tarea de desnudar y reparar las pequeñas máquinas del tiempo”.
Tradicionalmente, el futuro relojero adquiría sus primeros conocimientos como aprendiz en el taller de un relojero reconocido, o bien acudía a una escuela de artes y oficios. Si llegaba a “graduarse” en algún plantel, se mostraba muy celoso de sus conocimientos, trabajaba solo y consideraba cualquier visita a su taller una intromisión.
El oficio de relojero reparador data de hace más de 500 años. Antaño, quien lo ejercía, cuidaba que los relojes mecánicos cumplieran su cometido: dar constancia del paso del tiempo. Era una difícil tarea, pues los relojes mecánicos más sencillos tienen 60 piezas, mientras que los de gran complicación, es decir, los que además de la hora y el calendario en una misma carátula (esfera) nos informan acerca de las fases de la luna, el calendario perpetuo, la repetición de minutos, la reserva de marcha, etcétera, llegan a tener hasta 1250 piezas. Toda una vida de estudio y dedicación no es suficiente para conocer los secretos de tan noble oficio.
Hoy en día el relojero debe tener conocimientos de micromecánica de precisión y de electrónica, ya que el 98% de los relojes que se fabrican son de cuarzo. En la actualidad hay tres tipos de relojero: el que busca estar al día con las nuevas tecnologías; el tradicional, dedicado a reparar únicamente relojes mecánicos, y el seudorrelojero, quien por haber tomado un curso de 30 horas se considera un experto y que, en última instancia, sólo es un cambiapilas.(de estos hay un chingo...jeje... ).
El colapso
No sólo los relojes mecánicos pequeños están desapareciendo. También lo están los relojes monumentales, verdaderas joyas urbanas, porque requieren un mantenimiento que, cuando menos en México, no se les da “por falta de presupuesto”.
Cuando México ingresó al GATT, hace poco más de una década, abrió sus puertas a los productos de importación, legales y de contrabando. El mercado pronto se saturó con relojes desechables, lo que ocasionó el colapso de la industria relojera mexicana.
Ante la imposibilidad de competir con los países de Oriente, sobre todo con los Tigres Asiáticos, muchas joyerías y relojerías optaron por desaparecer. La Esmeralda, El Aderezo, Joyerías Gallegos y La Princesa, sólo por mencionar algunas de la Ciudad de México, cerraron sus puertas a causa de la inestabilidad económica y de la falta de seguridad. Por otra parte, el ciudadano común prefiere tener un reloj de cuarzo, que no requiere mantenimiento y que es fácilmente substituible en caso de pérdida o robo. Sólo un grupo reducido de personas con recursos suficientes considera una buena inversión adquirir un reloj fino Rolex, Cartier, Patek Philippe, Gucci (buena inversión un Gucci??? ), Tag, Audemars Piaget (esta está buena, algunos dicen Boucheron Constantin...) entre otros.
En México, el CETIS (Centro de Estudios Tecnológicos y de Servicios) número 8 imparte cursos de técnico en relojería gracias a un convenio firmado por la SEP y la industria relojera suiza.
Los relojes son como las personas. En los mecánicos, el volante o péndulo es el equivalente de los latidos del corazón; sin embargo, los relojes de cuarzo han sustituido el familiar tic-tac por un lenguaje de vibraciones, que no obstante ser imperceptibles tambien dan constancia del paso del tiempo.
Gracias a la tecnología, los relojes de más reciente fabricación no necesitan mantenimiento ni cambio de pilas. Cada día, miles de relojes, tal vez millones, son armados por robots. De ahí su bajo costo –se puede adquirir un reloj en cualquier parte del mundo por el equivalente de 50 centavos de dólar–. Esta situación crea un nuevo problema: el desempleo de los trabajadores de la industria relojera, que de pronto se vieron desplazados por la robótica y la cibernética.
A pesar de los avances tecnológicos, el tiempo sigue siendo un enigma. Egipcios, chinos, asirios, mayas y griegos lograron medirlo (también los Aztecas cabrones!! Y el Calendario Azteca se lo sacaron de la manga??...), pero no definirlo. Desde sus inicios, el hombre ha contemplado la salida y la puesta del sol y las fases de la luna; ha conocido épocas de calor, de lluvia y de frío; ha observado los brotes de las plantas y la caída de las hojas de los árboles; ha diferenciado las estaciones del año, dando con ello un gran paso: la agricultura. Grandes sabios, como Newton y Descartes, han tratado inútilmente de definirlo. Para Einstein el tiempo es relativo, es “sólo lo que marcan las manecillas del reloj”.
El enigma del tiempo es un reto. Está presente sin ocupar un espacio, podemos medirlo con exactitud, pero no verlo, ni tocarlo. Motivo de confusión y de fascinación, el tiempo convierte a los físicos en filósofos y se mantiene ajeno al poder de destrucción y de manipulación del hombre. La desaparición de los relojeros es un hecho; sin embargo, la pasión por los relojes persistirá mientras la vida del hombre esté regida por las leyes del tiempo. (Díselo a un grupo de CRIdosos que conozco en el cual me incluyo.....)
Fuente: México en el Tiempo No. 36 mayo / junio 2000
Saludos!!!