Goldoff
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Fiel a la cita anual (hablo del hilo ) traigo una crónica que narrará, si no la mejor, de las mejores cosechas desde que las empecé hace ya ¿seis? años. Es larga, y trae un montón de fotos que he tenido que elegir de un montón todavía más grande.
Algunos recordarán que adorné la crónica pulpera del año pasado con un Nomos Diver 1000ft que la marca me había cedido para la ocasión. Este año se me ocurrió pedirle a Bell&Ross España que me prestara su diver de bronce (el verde)... ¡y me dijeron que sí! Lo menciono expresamente y de este modo porque me gustaría dejar claro de antemano que no se acordó ninguna contraprestación por mostrarlo en este hilo tan digamos emblemático, y que si lo pedí fue porque el reloj me pareció interesante y porque quería ver en directo cómo evolucionaba un bronce sin tratamiento anti-pátina. Porque, eso sí, "no limits" en cuanto al uso: agua de montaña, de mar y de ducha para un diver de 300 metros.
También me llevé el Galerna para darle el bautizo de mar y, como resulta que su correa JacobStraps de dotación original se había quedado encerrada junto con otros relojes que no iban a viajar, tuve que tirar de una que originalmente no se había concebido para sumergirse: otra JacobStraps de aligátor con tratamiento Nobuk que, eso sí y emho, le quedaba de miedo. Pero no estaba yo para estropear una correa de coco y además tan chula, de manera que escribí a Jacobo para preguntarle si creía que aguantaría o me desaconsejaba la ocurrencia. Su respuesta me animó: "tú dale a ver cómo se comporta, que me interesa saberlo. Si no resiste te la repongo". Grande, Jacobo. El resultado, al final de esta historia. Nota: ese berberecho que los separa fue pescado -y devorado- por este firmante, y no sé si es porque lo que caza (o pesca) uno mismo sabe mejor, pero hacía años que no me comía algo tan sabroso.
Y aun hubo un tercero: el Casio G-Shock Mud-Resist que "sólo" aguanta 200 metros pero que para el uso que le iba a dar me sobraban unos cuantos. El único problema que le veo yo a este tipo de relojes es que a la que te descuides no necesitas nada más. Si un Sub sirve para ir "de bonito", como dicen algunos ¿por qué no una bestia de 50mm igual de deportiva? Bromas aparte, debo reconocer que mi aprecio por estos aparatos se ha incrementado estos días.
Empezando por el principio, quise darle una sorpresa al BR03-92 y su primer baño fue en un río de los Pirineos. Aunque no lo parezca en la foto, el reloj está sumergido bajo un palmo de agua. Nótese el color de la caja, más parecido al oro rosa (o rojo) que al bronce. Esto iba a cambiar en breve.
Es fotogénico, aunque el fondo elegido suele ayudar...
Hop, un salto y a la playa. Este iba a ser el laboratorio del progreso de la pátina... y de la búsqueda del pulpo, algo que nunca está garantizado. El año pasado tuve un par de problemas quasi insolubles con las gafas o lentes submarinas: dejé en casa las que llevaba usando un montón de años para estrenar unas nuevas-nuevas. No sólo fui incapaz de evitar que se empañaran continuamente sino que además les entraba agua por todas partes. ¿Todas? No, sólo por la parte del bigote, que andaba yo estrenando barba y no me di cuenta hasta que un forero me lo indicó. Recuperadas las gafas de toda la vida (han cumplido 20 añitos conmigo) se hizo la luz.
Para ponernos en contexto, hice las presentaciones pertinentes. Peces-relojes, relojes-peces. No hice posar al Casio por miedo a que saliera flotando, pero dio la talla cuando hubo que darla.
Algunas de las fotos más agradecidas bajo el agua son las wrist-shots o fotos de muñeca, que según la inclinación produce algunas refracciones muy estéticas. Otra cosa es la practicidad, pero entonces basta con poner el reloj de frente...
Antes de ir a por los otros protagonistas del hilo (fueron varios, sí) una llamada a la tranquilidad. A la tranquilidad que habría que dejar a las estrellas de mar, que las pobres viven escondidas como furtivos o eso parecería de las poses con que las encontré...
Rompiendo tópicos. Eso de que la memoria de un pez es corta (tipo Dory de buscando a Nemo) es incierto. Y doy fe, porque los peces que encontré reconocían ciertos gestos de los submarinistas, hasta el punto de formar séquitos esperando la oportunidad de alimentarse.
Una anécdota. Debido a un fenómeno que yo no conocía y que intercambia grandes volúmenes de agua entre las profundidades y la superficie, un día el agua de la playa apareció fría no, lo siguiente. Hasta el punto que al salir de ella el aire se condensaba sobre el cristal debido al contraste de temperaturas. Una sensación muy nórdica que lamentablemente sólo duró un día.
La del pulpo. Hubo hasta seis ejemplares, la mitad en mano y los otros tres en diferido, o sea, debajo de un pedrusco donde se refugiaban pero desde donde me observaban con curiosidad. En alguna ocasión he comentado el sentimiento de culpabilidad que me entra cuando en un restaurante pido pulpo a la gallega -que me encanta- porque respeto mucho a estos inteligentísimos animales. Recomiendo leer "El alma de los pulpos", de Donna Leon.
El orden de aparición es cronológico, y cabe añadir que el único que no tocó tentáculo fue precisamente el Galerna mientras que el BR pilló dos. Empiezo con el primer agazapado, que costó de encontrar pero que gracias al flash de la cámara quedó al descubierto.
Parece que no haya nadie...
...pero ahí estaba, rodeado de estrellas negras (por las que los peces del lugar literalmente enloquecen cuando las pueden alcanzar)
Primer avistamiento y agarre. Al principio se resisten bastante y tratan de escapar (lógico), pero en cuanto se dan cuenta de que no vas a hacerles daño se relajan bastante. Esa es mi experiencia, al menos. Este día no había traído la cámara acuática, así que hubo que tirar de teléfono...
De todos es conocida la capacidad camaleónica de los pulpos para mimetizarse con su entorno, y este me lo demostró al tratar de imitar el verde del bisel:
Se ve esa relajación que comentaba porque está tranquilamente sobre el dorso de mi mano. También se ve el color todavía dorado-rojizo de la caja, algo que estaba a punto de cambiar. Y aun ritmo bastante rápido, por cierto:
Este otro día me pilló sin reloj. El pulpo era chiquito pero muy fotogénico. Para el que no los haya visto dentro-fuera del agua es curioso descubrir el cambio aparente de textura de la piel.
Segundo avistamiento pedrusquero. El truco para verlos es tratar de vislumbrar las ventosas, que suelen tener vueltas hacia afuera para sujetar las piedras con las que protegen la entrada de la guarida.
Repetimos con el Bell & Ross bronzo diver, que parecería que traía buena suerte (igual era el color).
Hablando de color, y como decía, el del bronce ya había empezado a cambiar
Pero el reloj más fotogénico combinado con pulpo resultó ser el Casio G-Shock (fruto de un cambio con un ilustre forero). Tan es así que no me he resistido a poner muchas de las muchas fotos que les saqué a los dos.
Aquí se podría escribir una escena de serie B: el monstruo de las profundidades tira de mí hacia sus dominios...
...con siniestra fuerza
Más y más...
... aunque lo que de verdad quería era presentarme a unos amigos.
Al final estaba tan cómodo que tuve que literalmente tuve que sacudírmelo de encima
Y el último ya. Este era tan curioso que casi lo saco de la cueva agitando mis propios dedos
Ah, sí, lo de la correa de Jacobstraps. Se ha portado como una campeona. Después de cada día de playa pasaba por el grifo para quitarle la sal, algo que no conseguí del todo porque han aparecido alguna leves manchas blanquecinas que posteriormente han salido con un nuevo aclarado. Mantiene su funcionalidad y desde luego no han aparecido grietas de ningún tipo, así que prueba superada. La otra buena noticia para Jacobo es que no tendrá que mandarme una nueva
Y hablando de correas: el caucho del BR03-92 rezuma calidad y es extraordinariamente cómodo y flexible, y a pesar de tener una sola trabilla cumple perfectamente su función.
Finalmente toda esta aventura ha dejado una marca en mí:
Aunque afortunadamente me he podido recuperar
Y alguna, bien motivada por la pelota, ha descubierto que sabía nadar...
Pues esto ha sido todo. Espero que os haya entretenido y a ver si el año que viene podemos repetir.
Saludos
Algunos recordarán que adorné la crónica pulpera del año pasado con un Nomos Diver 1000ft que la marca me había cedido para la ocasión. Este año se me ocurrió pedirle a Bell&Ross España que me prestara su diver de bronce (el verde)... ¡y me dijeron que sí! Lo menciono expresamente y de este modo porque me gustaría dejar claro de antemano que no se acordó ninguna contraprestación por mostrarlo en este hilo tan digamos emblemático, y que si lo pedí fue porque el reloj me pareció interesante y porque quería ver en directo cómo evolucionaba un bronce sin tratamiento anti-pátina. Porque, eso sí, "no limits" en cuanto al uso: agua de montaña, de mar y de ducha para un diver de 300 metros.
También me llevé el Galerna para darle el bautizo de mar y, como resulta que su correa JacobStraps de dotación original se había quedado encerrada junto con otros relojes que no iban a viajar, tuve que tirar de una que originalmente no se había concebido para sumergirse: otra JacobStraps de aligátor con tratamiento Nobuk que, eso sí y emho, le quedaba de miedo. Pero no estaba yo para estropear una correa de coco y además tan chula, de manera que escribí a Jacobo para preguntarle si creía que aguantaría o me desaconsejaba la ocurrencia. Su respuesta me animó: "tú dale a ver cómo se comporta, que me interesa saberlo. Si no resiste te la repongo". Grande, Jacobo. El resultado, al final de esta historia. Nota: ese berberecho que los separa fue pescado -y devorado- por este firmante, y no sé si es porque lo que caza (o pesca) uno mismo sabe mejor, pero hacía años que no me comía algo tan sabroso.
Y aun hubo un tercero: el Casio G-Shock Mud-Resist que "sólo" aguanta 200 metros pero que para el uso que le iba a dar me sobraban unos cuantos. El único problema que le veo yo a este tipo de relojes es que a la que te descuides no necesitas nada más. Si un Sub sirve para ir "de bonito", como dicen algunos ¿por qué no una bestia de 50mm igual de deportiva? Bromas aparte, debo reconocer que mi aprecio por estos aparatos se ha incrementado estos días.
Empezando por el principio, quise darle una sorpresa al BR03-92 y su primer baño fue en un río de los Pirineos. Aunque no lo parezca en la foto, el reloj está sumergido bajo un palmo de agua. Nótese el color de la caja, más parecido al oro rosa (o rojo) que al bronce. Esto iba a cambiar en breve.
Es fotogénico, aunque el fondo elegido suele ayudar...
Hop, un salto y a la playa. Este iba a ser el laboratorio del progreso de la pátina... y de la búsqueda del pulpo, algo que nunca está garantizado. El año pasado tuve un par de problemas quasi insolubles con las gafas o lentes submarinas: dejé en casa las que llevaba usando un montón de años para estrenar unas nuevas-nuevas. No sólo fui incapaz de evitar que se empañaran continuamente sino que además les entraba agua por todas partes. ¿Todas? No, sólo por la parte del bigote, que andaba yo estrenando barba y no me di cuenta hasta que un forero me lo indicó. Recuperadas las gafas de toda la vida (han cumplido 20 añitos conmigo) se hizo la luz.
Para ponernos en contexto, hice las presentaciones pertinentes. Peces-relojes, relojes-peces. No hice posar al Casio por miedo a que saliera flotando, pero dio la talla cuando hubo que darla.
Algunas de las fotos más agradecidas bajo el agua son las wrist-shots o fotos de muñeca, que según la inclinación produce algunas refracciones muy estéticas. Otra cosa es la practicidad, pero entonces basta con poner el reloj de frente...
Antes de ir a por los otros protagonistas del hilo (fueron varios, sí) una llamada a la tranquilidad. A la tranquilidad que habría que dejar a las estrellas de mar, que las pobres viven escondidas como furtivos o eso parecería de las poses con que las encontré...
Rompiendo tópicos. Eso de que la memoria de un pez es corta (tipo Dory de buscando a Nemo) es incierto. Y doy fe, porque los peces que encontré reconocían ciertos gestos de los submarinistas, hasta el punto de formar séquitos esperando la oportunidad de alimentarse.
Una anécdota. Debido a un fenómeno que yo no conocía y que intercambia grandes volúmenes de agua entre las profundidades y la superficie, un día el agua de la playa apareció fría no, lo siguiente. Hasta el punto que al salir de ella el aire se condensaba sobre el cristal debido al contraste de temperaturas. Una sensación muy nórdica que lamentablemente sólo duró un día.
La del pulpo. Hubo hasta seis ejemplares, la mitad en mano y los otros tres en diferido, o sea, debajo de un pedrusco donde se refugiaban pero desde donde me observaban con curiosidad. En alguna ocasión he comentado el sentimiento de culpabilidad que me entra cuando en un restaurante pido pulpo a la gallega -que me encanta- porque respeto mucho a estos inteligentísimos animales. Recomiendo leer "El alma de los pulpos", de Donna Leon.
El orden de aparición es cronológico, y cabe añadir que el único que no tocó tentáculo fue precisamente el Galerna mientras que el BR pilló dos. Empiezo con el primer agazapado, que costó de encontrar pero que gracias al flash de la cámara quedó al descubierto.
Parece que no haya nadie...
...pero ahí estaba, rodeado de estrellas negras (por las que los peces del lugar literalmente enloquecen cuando las pueden alcanzar)
Primer avistamiento y agarre. Al principio se resisten bastante y tratan de escapar (lógico), pero en cuanto se dan cuenta de que no vas a hacerles daño se relajan bastante. Esa es mi experiencia, al menos. Este día no había traído la cámara acuática, así que hubo que tirar de teléfono...
De todos es conocida la capacidad camaleónica de los pulpos para mimetizarse con su entorno, y este me lo demostró al tratar de imitar el verde del bisel:
Se ve esa relajación que comentaba porque está tranquilamente sobre el dorso de mi mano. También se ve el color todavía dorado-rojizo de la caja, algo que estaba a punto de cambiar. Y aun ritmo bastante rápido, por cierto:
Este otro día me pilló sin reloj. El pulpo era chiquito pero muy fotogénico. Para el que no los haya visto dentro-fuera del agua es curioso descubrir el cambio aparente de textura de la piel.
Segundo avistamiento pedrusquero. El truco para verlos es tratar de vislumbrar las ventosas, que suelen tener vueltas hacia afuera para sujetar las piedras con las que protegen la entrada de la guarida.
Repetimos con el Bell & Ross bronzo diver, que parecería que traía buena suerte (igual era el color).
Hablando de color, y como decía, el del bronce ya había empezado a cambiar
Pero el reloj más fotogénico combinado con pulpo resultó ser el Casio G-Shock (fruto de un cambio con un ilustre forero). Tan es así que no me he resistido a poner muchas de las muchas fotos que les saqué a los dos.
Aquí se podría escribir una escena de serie B: el monstruo de las profundidades tira de mí hacia sus dominios...
...con siniestra fuerza
Más y más...
... aunque lo que de verdad quería era presentarme a unos amigos.
Al final estaba tan cómodo que tuve que literalmente tuve que sacudírmelo de encima
Y el último ya. Este era tan curioso que casi lo saco de la cueva agitando mis propios dedos
Ah, sí, lo de la correa de Jacobstraps. Se ha portado como una campeona. Después de cada día de playa pasaba por el grifo para quitarle la sal, algo que no conseguí del todo porque han aparecido alguna leves manchas blanquecinas que posteriormente han salido con un nuevo aclarado. Mantiene su funcionalidad y desde luego no han aparecido grietas de ningún tipo, así que prueba superada. La otra buena noticia para Jacobo es que no tendrá que mandarme una nueva
Y hablando de correas: el caucho del BR03-92 rezuma calidad y es extraordinariamente cómodo y flexible, y a pesar de tener una sola trabilla cumple perfectamente su función.
Finalmente toda esta aventura ha dejado una marca en mí:
Aunque afortunadamente me he podido recuperar
Y alguna, bien motivada por la pelota, ha descubierto que sabía nadar...
Pues esto ha sido todo. Espero que os haya entretenido y a ver si el año que viene podemos repetir.
Saludos
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