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Bueno, esta caja se la he visto a un cura y lo contento que estaba el tío porque se la habían regalado sus feligreses. Como ellos tienen que decir misa cada día con o sin público, es un altar portátil para cuando viajan o para decir misa en una vivienda particular o en la habitación de un hospital o en medio del campo, si van de excursión, etc, etc... .
Vale. Hecha ya la tontería de hoy, y aprovechando que ya hemos rebasado el primer milpostismo (la noche es joven), vamos a sacar del armario lo que tenemos por aquí.
Por orden (aproximado) de edad:
De bolsillo:
Longines, de mi abuelo materno. Funciona perfectamente - a pesar de la condensación que ha sacado para las fotos.
Este reloj se lo compró mi abuelo el día en que se licenció de la mili, así, como piedra miliar en la vida, en el paso de “mozo” a “hombre”.
Y, como dato curioso, mi abuelo hizo la mili en los Húsares de la Princesa. Sí, con sable y lanza.
Pasamos a mi abuelo paterno:
Este es probablemente anterior al Longines, un Invar (no sé si, en este caso concreto, "Invar" es el fabricante o la aleación)
Mi padre se compró este Potens, allá por los años sesenta. Fue una década muy dura - solapas de portaaviones, pantalones de pataelefante, y diseños como este:
Orroroso. Sin hache.
Aquí salgo yo a la arena. Me encantaba el de mi abuelo paterno, y me compré este Certina para no poner en peligro el suyo (un tirón rápido a la cadena, y te has quedao sin reloj). El problema es que durante varios años me costó lo mío distinguir entre uno y otro.
Y como donde cae uno caen dos, pasé por delante de una relojería en Mayor de Gràcia, lo vi en el escaparate, y nos enamoramos. De cuarzo, eso sí. Y la cadena me encanta.
Este ya lo he presentado con anterioridad, lo compré hace cinco o diez años por ebay - un Smith de los años 50, me costó más ponerlo en solfa que el reloj en sí. Mantiene una hora bastante precisa si le doy cuerda dos veces al día, pero este ya no ve más un relojero (hay un cuento de Mark Twain muy divertido al respecto).
Y ya, pa rematar, dos que no son exactamente de bolsillo, sino de prendedor: Eran de mi madre, que en los sesenta se aficionó a llevarlos con un alfiler en el vestido de fiesta. Están hechos a partir de un par de monedas de oro (los calibres, Kardex y Silvana, no me suenan mucho, aunque pone por ahí que son suizos; me alegro por ellos).
Y pa que nadie me acuse de partidismo, observemos que cada uno es de un extremo del espectro (y nunca mejor dicho): Por un lado, el Generalísmo (por la Gracia de Dios) y por otro, Bolívar (por la Gracia de Chávez):
Creo que con eso cubro los de bolsillo. Dios mediante, iremos subiendo más.