Bergante
Forer@ Senior
Sin verificar
Es mucho más complicado que eso.Algo se ha tenido que hacer muy mal para que haya una pérdida de confianza tan brutal ante un tratamiento sanitario. No se cuestiona por el gran público el calendario vacunal de nuestros hijos, ni tan apenas ningún tratamiento farmacológico ni pruebas e intervenciones agresivas pero han conseguido que gran parte de la población desconfíe de algunas vacunas contra la COVID-19. Gracias OMS, gracias farmacéuticas, gracias políticos.
Desde hace muchos años en los medios se da cancha a todo tipo de flipados con la excusa de la "objetividad y neutralidad". Aún recuerdo con horror cuando en un programa de televisión de esos de noche (creo que fue con Pepe Navarro) salieron unos gilipollas de una "liga por la libertad de vacunación" o algo así que se oponían a la vacunación infantil.
De esos polvos vienen ahora esos lodos. Al lado de posturas científicas serias se ven mensajes sobre batidos detox, comida "orgánica", homeopatía, que las vacunas provocan autismo... Y como el fenómeno ha ido a más ahora resulta que tiene consecuencias graves.
Pero esto no es nuevo. Los casos de sarampión aumentan en Europa desde hace unos años porque hay padres que se niegan a vacunar a sus hijos.