Cuantico
Milpostista
Sin verificar
La mañana del día 22 de julio de 1921 era el momento que el general Silvestre, tras múltiples dudas, había decidido para evacuar en apresurada retirada el campamento de Annual, la base de su aventurada incursión a 130 km al oeste de Melilla en el entonces protectorado español de Marruecos. El día anterior había caído la posición de Ibarguiben, avanzada a 6 km ocupada el 7 de junio y continuamente hostilizada por las harkas rebeldes hasta su caída el día anterior tras heroica resistencia. La columna enviada en su socorro fue inmovilizada por un nutrido fuego enemigo que le produjo cuantiosas bajas y entonces, ante la imposibilidad de socorrerles, se mandó orden a Ibarguiben de evacuar y retirarse a Annual, pero los rifeños ya habían llegado a las alambradas y se disponían para el asalto. El último mensaje enviado mediante heliógrafo desde la posición decía: "Solo quedan 12 cargas de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto. Contadlos, y al duodécimo disparo, fuego sobre nosotros; pues moros y españoles estaremos envueltos en la posición".
De 247 efectivos sólo regresaron 36 y no sabían que aún les espera lo peor. El asalto de los rifeños fue a degüello con sus gumias pero hubo algunos supervivientes tomados como prisioneros, entre ellos el teniente Casado Escudero que se extraña de ser tan bien tratado y curado de sus heridas. Cuando se entera de que ello es porque se espera de él que les enseñe a manejar la pieza artillera se deja morir de hambre.
La noche del 21 al 22 el general Silvestre, capitán general de Melilla, ya es totalmente consciente de la situación: tiene unos 4.000 hombres acampados en Annual de los cuales unos 400 son nativos son de dudosa lealtad y más hombres en varias posiciones intermedias. Están rodeados, por ahora, por unos 9.000 rifeños de distintas harkas unificadas por un líder: Abd-el-Krim. Por una vez el enemigo está bien organizado y dirigido. Según la doctrina militar clásica el éxito de un asalto se garantiza con la relación 5 a 1, y nunca debe de hacerse con menos de 2 a 1. Los rifeños están habituados al rifle desde jóvenes y están exaltados y enloquecidos, los españoles son jóvenes de reemplazo, mal entrenados, desmotivados y asustados. Cada combatiente rifeño es efectivo como 3 españoles; cañones y ametralladoras, varias fuera de uso, no compensan la diferencia y la munición escasea para una intensidad de enfrentamiento que no se esperaba. Hace dos días Silvestre había telegrafiado al ministro de la Guerra pidiéndole urgentemente 30.000 proyectiles de cañón. Ahora se da cuenta de que en Annual puede pasar lo mismo que en Iberguiben multiplicado por 15. Decide la retirada durante la mañana perdiendo la oportunidad de hacerlo por sorpresa durante la noche.
¿Por qué atacan los rifeños? Abd-el-Krim había enviado mensajes al coronel Morales, el jefe de las tropas indígenas y hombre respetado: "Los españoles no deben de cruzar el río Amekrán o habrá guerra". Por los zocos y mezquitas se propaga la supuesta maldición coránica contra los cristianos "Cuando los españoles lleguen al río Amekrán sus aguas se teñirán con su sangre".
Lamentablemente la maldición se iba a cumplir: Abarrán está rebasado el río Amekrán y Abd-el-Krim había mandado masacrar Abarrán el mismo día de su ocupación, el día 1 de junio. Desde entonces las harkas estaban imparables, querían botín y guerra.
Entre la oficialidad las posiciones aún son encontradas. Unos optan por resistir hasta recibir refuerzos o hasta la muerte heroica, otros por la retirada y Silvestre aún duda, esas dudas se disipan sobre las 10 horas al recibir noticias de la llegada de cinco columnas enemigas en formación. Se dan las órdenes precipitadamente para evacuar las posiciones circundantes, disparar la munición artillera que se pueda, inutilizar las piezas, dar salida primero a la columna de heridos. Mientras arrecia el paqueo enemigo, que en un sector ya tiene trincheras a 300 metros. Reina la confusión, unos se estorban a otros, hay órdenes y contraórdenes y el caos es monumental. La policía indígena huye. Algunos oficiales han cargado sus maletas en los coches y vergonzosamente huyen por su cuenta a Melilla desmoralizando a la tropa. Es ya mediodía y apenas están saliendo las columnas. El enemigo se apercibe y comienza los asaltos invadiendo el campamento. Se comunica que el general Silvestre se ha disparado un tiro.
El objetivo de la retirada es Ben-Tieb y después la fortificación de Dar Drius, junto al río Kert, a unos 35 km., allí hay agua y se pueden esperar los refuerzos de la península, pero hay que atravesar el desfiladero de Izummar por una estrechez de poco más que un sendero. El comandante Villar y sus policías indígenas aún leales protegerán el paso, pero éste ya ha sido tomado por algunos rebeldes y los reciben con disparos.
La desbandada ya es general, las harkas ocupan Annual y se dedican a rematar a los heridos y al botín, al poco comenzarán la persecución. En estos momentos se producen por parte española tanto actos heroicos como de extrema cobardía: unos plantan cara resistiendo hasta la muerte para que los demás huyan; otros descabalgan a los heridos de las mulas para subirse ellos. En desorden y caos absolutos, tirando fusiles y macutos, en grupos aislados o columnas en desbandada, tiroteados, heridos y aterrados los supervivientes consiguen llegar por la tarde a Dar Drius. Otros muchos, masacrados y rematados, quedan sembrando el camino.
El general Navarro, que se encuentra en Melilla y ya conoce las noticias, decide salir hacia el frente e intercepta el coche de Silvestre que volvía en huida con el hijo del general. Gracias a ello consigue llegar a Dar Drius a las 17:30 y comienza a poner orden en un campamento desbordado.
Estaba acabando el primero de diecinueve días de horror.
texto: ©Cuántico. Licencia: Creative Commons
imágenes: Wikimedia, todocoleccion.net, elcorreodepozuelo.com y diversas fuentes.
Bibliografía:
EL DESASTRE DE ANNUAL
Gerardo Muñoz Lorente
MORIR EN AFRICA: LA EPOPEYA DE LOS SOLDADOS ESPAÑOLES EN EL DESASTRE DE ANNUAL
Luis Miguel Francisco
EL EXPEDIENTE PICASSO: LAS SOMBRAS DE ANNUAL (2ª ED.)
Juan Picasso González
LAS IMÁGENES DEL DESASTRE. ANNUAL 1921.
Antonio Carrasco García
El Desastre de Annual
desastredeannual.blogspot.com
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