Goldoff
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Llevo años siendo un firme defensor de Hermés como marca relojera, a lo que no es ajena la experiencia que tuve ocasión de vivir hace unos años (casi diez, ya...):
Y no tanto por la experiencia en sí, sino porque ahí comprendí la esencia de Hermés: simplemente lo mejor (Churchill estaría satisfecho). Hoy en día Hermés no sólo produce sus propios movimientos (los hace Vaucher Manufacture, de la que Hermés posee en 25% desde 2006) sino también las cajas, esferas y, ¡por supuesto!, correas. También tiene su propio centro de montaje -Ateliers d’Hermès Horloger- donde ensambla sus relojes. Y todo en Suiza ¿Podemos ya llamarlo Manufactura?
Pero hay otra cosa que me gusta de Hermés como relojero. Siendo como es una marca relativamente joven en relojería, no tiene un catálogo en el que rebuscar para presentar reediciones de modelos antiguos, de manera que lo que hace es diseñar desde cero. Y, al igual que en tantos campos, muchos de sus diseños acaban convertidos en iconos, desde el Arceau a la Hora H o el más reciente Slim. En todos los casos, independientemente del éxito comercial, se emplea a fondo en crear algo distinto.
Hay aun otro rasgo característico de Hermés: su poesía. El el Temps Suspendu que muestro en el hilo enlazado se habla de "suspender el tiempo" a través de un mecanismo que hace que el tiempo deje de transcurrir, al menos aparentemente. En el Slim "L'heure impatiente" le da una vuelta a los relojes tipo memovox. En los recientes Arceau hora de la luna podemos ver la edad de la luna trascurrir ante nuestro ojos en los dos hemisferios simultáneamente, aunque hay que mirarlo atentamente porque los hemisferios intercambian la posición: el Sur arriba y el Norte abajo...
Sirva esta larga introducción para presentar la última creación de Hermés en el último Watches&Wonders: el Hermés H08. ¿Y por qué 08 si no hay ni 07 ni anteriores (la H es fácil de deducir)? El cero es la abstracción que hemos convenido para significar la nada, mientras que el número 8 puesto de forma horizontal nos muestra el símbolo del infinito. El "menos es más" llevado al extremo y, si me apuran, la cuadratura del círculo.
La colección Hermés H8 se presenta por ahora con tres modelos que se diferencian entre sí por los materiales empleados para sus cajas: básicamente titanio de grado 5, un composite de grafeno y cerámica. Dos modelos con titanio (uno de ellos con tratamiento DLC) y el tercero con ese compuesto técnico de grafeno y bisel (y corona) de cerámica. Se ofrecen con brazalete de titanio y correa de caucho o tejido. Curiosamente, y a pesar de lo que podría/debería esperarse de Hermés, este modelo no tiene opción de correa en piel. Tampoco es un problema, porque sus asas son "normales" y no necesitan correas especiales, de manera que cualquiera de 20 mm podría valerle.
La caja. Mide 39 mm de lado a lado. Una medida que, de esa forma misteriosa que parece llegar simultáneamente a todos los fabricantes, se ha convertido en el nuevo estándar de elegancia. No siendo redonda, cabría añadir que la diagonal -de asa a asa opuesta- tiene casi 45mm pero desde luego no da ni mucho menos la sensación de reloj grande. Tal vez tenga que ver en eso su contenido grosor: 11 mm. Tiene forma de cuadrado con los cantos redondeados que por un momento me han hecho pensar en un Santos de Cartier, sensación que se ha desvanecido en cuanto he progresado hacia la carrura (canto) y sobre todo el bisel (aunque aquí le valdría más la expresión "luneta"). La carrura tiene un sutil biselado "hacia dentro" en el tercio inferior que contribuye a realzar la delgadez del conjunto, mientras que la luneta es la transición entre ese cuadrado y el círculo del cristal y la esfera que alberga.
Esta luneta, (titanio en los titanios y cerámico en el composite) presenta un cepillado soleil (rayos de sol) en su superficie, mientras que el canto (alrededor de un milímetro) es pulido a espejo en todos los casos. También es a espejo el biselado interior cóncavo que la conecta con el cristal de zafiro (muy ligeramente abombado) y que de alguna forma materializa esa transición de cuadrado a círculo. Lo que sí es de titanio en todos los casos es el fondo o trasera, con tratamiento DLC en las cajas negras y natural en el solo titanio. se fija con seis tornillos y también tiene un sutil cambio de plano, en línea con el de la carrura. Pequeños detalles que a primer vista pueden pasar por alto, pero que inconscientemente nos transmiten la sensación de "bien hecho".
Siguiendo el mismo criterio cromático, la corona -roscada- es de cerámica negra en los "negros" y de titanio en el solo titanio. Luce la H grabada a láser. Aquí es donde he detectado el único fallo que puedo encontrarle al H08, pues esta corona se me antoja pequeña y con muy poco relieve para el trabajo que va a desempeñar. Para mantener la estanqueidad de 100 metros que anuncia supongo que usará algún tipo de junta, lo que combinado con el muelle que la separa del tubo hace que el roscado/desenroscado sea una acción laboriosa y desde luego poco placentera. Tratándose de un movimiento automático podríamos decir que es un mal menor, pero está ahí y valdría la pena que el departamento de diseño le diera otra pensada, en mi opinión.
Este movimiento, el H1837 lleva en su nombre el año de la fundación de Hermés, y no es un novato: si lees el artículo que he enlazado más arriba verás que el entonces CEO Luc Perramond admitía que habían abandonado el H1 (primer intento) porque no había respondido a las expectativas, y que por eso iban a rediseñarlo por completo. El H1837 fue la respuesta y vio la luz en 2012, coincidiendo con el 175 aniversario de la marca. Desarrollado por Vaucher Manufacture, es el calibre base, el "tractor" sobre el que instalar distintos módulos para las complicaciones; algo parecido a lo que es el calibre 240 para Patek Philippe. Con una frecuencia de 28800 alternancias por hora y doble barrilete arroja una reserva de marcha de poco más de dos días (50 horas), un tanto corta para salvar el fin de semana... El puente de volante, la masa oscilante y la platina sobre la que está montada están decorados con el motivo de la H de Hermés en una secuencia positivo-negativo que les da aspecto de "tapisserie".
Si el calibre es el "alma" de un reloj, no hay duda de que la esfera es su espejo. Y aquí es donde en mi opinión Hermés ha trabajado más, incluso sin parecerlo. Empezando por algo tan práctico como es la legibilidad. Los que acusan (acusamos) presbicia tienden a valorar más los relojes donde no necesiten gafas para leer la hora, y a fe que Hermés lo ha conseguido con su H08: grandes numerales rodiados "huecos" rellenos de Super-Luminova (estilo "cloisonné") con la particularidad de que a plena luz este material luminiscente produce un efecto reflejo, dando la sensación de índices macizos. Las tres agujas, igualmente rodiadas y excelentemente terminadas contribuyen a -por una vez- hacer innecesarias las gafas "de cerca". Esa legibilidad se ve algo lastrada en el modelo de compuesto de grafeno, de tonos algo más oscuros por el tratamiento "níquel negro" de índices y agujas. Por cierto, el lumen no dura casi nada; un punto también a mejorar.
Pero hay más, mucho más. Esas cifras forman parte de una tipografía creada expresamente para la ocasión. los contornos del cero y del ocho -y del tres, seis y nueve- reproducen la forma del reloj mismo: cuadrado de aristas redondeadas encerrando un círculo. Es más, el contrapeso de la aguja segundera también presenta el código de cuadrado circular. Ese contrapeso tiene la longitud exacta para que el círculo "caiga" sobre las divisiones de minutos/segundos marcados en círculo interno. A su vez, la punta de flecha del otro extremo contiene la única nota de color, el naranja corporativo de la casa. Como resulta que el H1837 dispone de parada de segundero será el usuario quien decida cuál de los dos extremos marca el paso entre dos minutos. Otro guiño: la aguja minutera está calada en sus dos terceras partes, lo que además de acentuar la diferencia con la horaria permite ver el minuto exacto sobre el que está posada. La ventana de fecha, a las 4:30, se abre a caballo entre el círculo intermedio de los índices horarios y el exterior. Tiene el disco a juego con la esfera (negro con cifras blancas) y mantiene la misma tipografía 08 de los índices.
Last but not least, llegamos a los brazaletes. Como he comentado más arriba, Hermés no ofrece correas de piel para este modelo, siendo las opciones un grueso tejido sintético, caucho y un brazalete integrado de titanio. He podido tocar estas dos últimas. Afortunadamente, y como ya he mencionado, las asas del Hermés H08 no presentan ninguna forma extraña que impida ponerle cualquier correa de 20mm, pero no es menos cierto que el hecho de que tanto el caucho como el titanio sean de tipo integrado (en el sentido ue no dejan hueco con la propia caja) mejoran su estética.
El caucho es muy poco grueso y decrece desde la caja hacia el final, lo que contribuye al confort de uso. En su parte exterior reproduce la trama de las correas de tejido, mientras que por la interior vemos el "motif" H de Hermés que también aparece sobre el calibre. La sensación es de calidad; robusta pero muy flexible gracias a su delgadez. Tiene un rebaje en los extremos que alojan los pasadores, lo que facilita la manipulación a la hora de cambiarla. Con todo, lo mejor es el cierre desplegable, una pequeña obra de ingeniería. Tiene la forma de una hebilla tradicional (la correa pasa por su interior y queda fijada por el hebijón) pero dispone de dos pusadores situados a cada lado que permiten liberar el desplegable. Muy delgado, una vez colocado apenas se distingue de una hebilla "normal". Es de titanio, y según el reloj al que acompañe será natural o tratado con DLC negro. Otro detalle, y no pequeño: es regulable en longitud. En el lado opuesto a la hebilla podemos ver otro pulsador (sólo uno) que al ser pulsado libera una pequeña lengüeta en dos pasos de un milímetro, lo que permitirá encotrar la medida a cada uno. Es un poco farragoso de manipular con el reloj quitado, pero una vez puesto es muy práctico para adaptarlo al grosor de la muñeca con los cambios de temperatura, especialmente en época de calor.
El primer adjetivo que viene a la mente cuando uno manipula el brazalete de titano es "ligero". Y esto, que parece una obviedad tratándose de este material, toma sentido cuando uno lo ve por primera vez; porque su aspecto de solidez, pero sobre todo la combinación de pulidos matizado-espejo, hacen pensar en acero antes que en titanio. Aunque no es la primera vez que se emplea, no creo que la forma de H de los eslabones sea casual aquí. Cepillados, "encierran" otros en forma semioval (rectángulos con aristas redondeadas) pulidos a espejo. Se integra pefectamente en la caja, aunque desde mi punto de vista no entraría en la categoría de "brazaletes integrados", tan en boga ahora mismo, porque no sigue la forma de la caja: todos los esbones son del mismo ancho, y tiene dos "medios eslabones" para ajustarlo mejor a la muñeca aunque no dispone del micro-ajuste que hemos visto en el cierre para las correas. El cierre, totalmente oculto, es desplegable, funciona con dos botones y exige un orden de cerrado. Aunque no son visibles, me han llamado la atención los tornillos que unen estos eslabones: con rosca en la cabeza, tienen cierto juego para poder roscarlos mejor, otra muestra de la calidad que el abuelo del actual presidente Guillaume de Seynes definió con elegancia: "nuestros productos no son caros, son costosos".
Esto nos lleva a los precios, que van desde los 4900 € para el modelo de solo titanio (5.100 para el DLC) con correa (no importa si caucho o tejido) con desplegable de titanio hasta los 8.000 € del modelo en composite de grafeno y cerámica también con correa, pasando por los 5.400 € del modelo de titanio con brazalete del mismo material.
La caja-estuche es, cómo decirlo, muy Hermés. Y con muy poco dice mucho, que es un privilegio al alcance de pocos.
¿Para quién es este reloj? Teniendo en cuenta la comunidad en la que estamos -Relojes Especiales- me parece estar escuchando el mantra: "por ese precio hay muchas otras alternativas que consideraría antes". El caso es que Hermés no ha hecho este reloj para nosotros sino para quien se preocupa una vez cada mucho tiempo en elegir un reloj, y ahí ofrece no sólo el prestigio de su marca sino un indiscutible saber hacer consustancial a ella, demostrado en cada paso de la construcción del H08. Además, ha creado un reloj atemporal que, estoy seguro, con el paso de los años devendrá un icono como puedan serlo ya el H o el Arceau.
China, Hermés y el 'Temps Suspendu': Tiempo de soñar en Pekín
Como ya os adelanté hace unos días, y gracias a su distribuidor para España, tuve la suerte de ser invitado al evento de Hermès en Pekín para la presentación (o mejor, re-presentación) de su última creación, el Arceau Temps Suspendu. En realidad no se presentaba un reloj sino la manera de...
relojes-especiales.com
Y no tanto por la experiencia en sí, sino porque ahí comprendí la esencia de Hermés: simplemente lo mejor (Churchill estaría satisfecho). Hoy en día Hermés no sólo produce sus propios movimientos (los hace Vaucher Manufacture, de la que Hermés posee en 25% desde 2006) sino también las cajas, esferas y, ¡por supuesto!, correas. También tiene su propio centro de montaje -Ateliers d’Hermès Horloger- donde ensambla sus relojes. Y todo en Suiza ¿Podemos ya llamarlo Manufactura?
Pero hay otra cosa que me gusta de Hermés como relojero. Siendo como es una marca relativamente joven en relojería, no tiene un catálogo en el que rebuscar para presentar reediciones de modelos antiguos, de manera que lo que hace es diseñar desde cero. Y, al igual que en tantos campos, muchos de sus diseños acaban convertidos en iconos, desde el Arceau a la Hora H o el más reciente Slim. En todos los casos, independientemente del éxito comercial, se emplea a fondo en crear algo distinto.
Hay aun otro rasgo característico de Hermés: su poesía. El el Temps Suspendu que muestro en el hilo enlazado se habla de "suspender el tiempo" a través de un mecanismo que hace que el tiempo deje de transcurrir, al menos aparentemente. En el Slim "L'heure impatiente" le da una vuelta a los relojes tipo memovox. En los recientes Arceau hora de la luna podemos ver la edad de la luna trascurrir ante nuestro ojos en los dos hemisferios simultáneamente, aunque hay que mirarlo atentamente porque los hemisferios intercambian la posición: el Sur arriba y el Norte abajo...
Sirva esta larga introducción para presentar la última creación de Hermés en el último Watches&Wonders: el Hermés H08. ¿Y por qué 08 si no hay ni 07 ni anteriores (la H es fácil de deducir)? El cero es la abstracción que hemos convenido para significar la nada, mientras que el número 8 puesto de forma horizontal nos muestra el símbolo del infinito. El "menos es más" llevado al extremo y, si me apuran, la cuadratura del círculo.
La colección Hermés H8 se presenta por ahora con tres modelos que se diferencian entre sí por los materiales empleados para sus cajas: básicamente titanio de grado 5, un composite de grafeno y cerámica. Dos modelos con titanio (uno de ellos con tratamiento DLC) y el tercero con ese compuesto técnico de grafeno y bisel (y corona) de cerámica. Se ofrecen con brazalete de titanio y correa de caucho o tejido. Curiosamente, y a pesar de lo que podría/debería esperarse de Hermés, este modelo no tiene opción de correa en piel. Tampoco es un problema, porque sus asas son "normales" y no necesitan correas especiales, de manera que cualquiera de 20 mm podría valerle.
La caja. Mide 39 mm de lado a lado. Una medida que, de esa forma misteriosa que parece llegar simultáneamente a todos los fabricantes, se ha convertido en el nuevo estándar de elegancia. No siendo redonda, cabría añadir que la diagonal -de asa a asa opuesta- tiene casi 45mm pero desde luego no da ni mucho menos la sensación de reloj grande. Tal vez tenga que ver en eso su contenido grosor: 11 mm. Tiene forma de cuadrado con los cantos redondeados que por un momento me han hecho pensar en un Santos de Cartier, sensación que se ha desvanecido en cuanto he progresado hacia la carrura (canto) y sobre todo el bisel (aunque aquí le valdría más la expresión "luneta"). La carrura tiene un sutil biselado "hacia dentro" en el tercio inferior que contribuye a realzar la delgadez del conjunto, mientras que la luneta es la transición entre ese cuadrado y el círculo del cristal y la esfera que alberga.
Esta luneta, (titanio en los titanios y cerámico en el composite) presenta un cepillado soleil (rayos de sol) en su superficie, mientras que el canto (alrededor de un milímetro) es pulido a espejo en todos los casos. También es a espejo el biselado interior cóncavo que la conecta con el cristal de zafiro (muy ligeramente abombado) y que de alguna forma materializa esa transición de cuadrado a círculo. Lo que sí es de titanio en todos los casos es el fondo o trasera, con tratamiento DLC en las cajas negras y natural en el solo titanio. se fija con seis tornillos y también tiene un sutil cambio de plano, en línea con el de la carrura. Pequeños detalles que a primer vista pueden pasar por alto, pero que inconscientemente nos transmiten la sensación de "bien hecho".
Siguiendo el mismo criterio cromático, la corona -roscada- es de cerámica negra en los "negros" y de titanio en el solo titanio. Luce la H grabada a láser. Aquí es donde he detectado el único fallo que puedo encontrarle al H08, pues esta corona se me antoja pequeña y con muy poco relieve para el trabajo que va a desempeñar. Para mantener la estanqueidad de 100 metros que anuncia supongo que usará algún tipo de junta, lo que combinado con el muelle que la separa del tubo hace que el roscado/desenroscado sea una acción laboriosa y desde luego poco placentera. Tratándose de un movimiento automático podríamos decir que es un mal menor, pero está ahí y valdría la pena que el departamento de diseño le diera otra pensada, en mi opinión.
Este movimiento, el H1837 lleva en su nombre el año de la fundación de Hermés, y no es un novato: si lees el artículo que he enlazado más arriba verás que el entonces CEO Luc Perramond admitía que habían abandonado el H1 (primer intento) porque no había respondido a las expectativas, y que por eso iban a rediseñarlo por completo. El H1837 fue la respuesta y vio la luz en 2012, coincidiendo con el 175 aniversario de la marca. Desarrollado por Vaucher Manufacture, es el calibre base, el "tractor" sobre el que instalar distintos módulos para las complicaciones; algo parecido a lo que es el calibre 240 para Patek Philippe. Con una frecuencia de 28800 alternancias por hora y doble barrilete arroja una reserva de marcha de poco más de dos días (50 horas), un tanto corta para salvar el fin de semana... El puente de volante, la masa oscilante y la platina sobre la que está montada están decorados con el motivo de la H de Hermés en una secuencia positivo-negativo que les da aspecto de "tapisserie".
Si el calibre es el "alma" de un reloj, no hay duda de que la esfera es su espejo. Y aquí es donde en mi opinión Hermés ha trabajado más, incluso sin parecerlo. Empezando por algo tan práctico como es la legibilidad. Los que acusan (acusamos) presbicia tienden a valorar más los relojes donde no necesiten gafas para leer la hora, y a fe que Hermés lo ha conseguido con su H08: grandes numerales rodiados "huecos" rellenos de Super-Luminova (estilo "cloisonné") con la particularidad de que a plena luz este material luminiscente produce un efecto reflejo, dando la sensación de índices macizos. Las tres agujas, igualmente rodiadas y excelentemente terminadas contribuyen a -por una vez- hacer innecesarias las gafas "de cerca". Esa legibilidad se ve algo lastrada en el modelo de compuesto de grafeno, de tonos algo más oscuros por el tratamiento "níquel negro" de índices y agujas. Por cierto, el lumen no dura casi nada; un punto también a mejorar.
Pero hay más, mucho más. Esas cifras forman parte de una tipografía creada expresamente para la ocasión. los contornos del cero y del ocho -y del tres, seis y nueve- reproducen la forma del reloj mismo: cuadrado de aristas redondeadas encerrando un círculo. Es más, el contrapeso de la aguja segundera también presenta el código de cuadrado circular. Ese contrapeso tiene la longitud exacta para que el círculo "caiga" sobre las divisiones de minutos/segundos marcados en círculo interno. A su vez, la punta de flecha del otro extremo contiene la única nota de color, el naranja corporativo de la casa. Como resulta que el H1837 dispone de parada de segundero será el usuario quien decida cuál de los dos extremos marca el paso entre dos minutos. Otro guiño: la aguja minutera está calada en sus dos terceras partes, lo que además de acentuar la diferencia con la horaria permite ver el minuto exacto sobre el que está posada. La ventana de fecha, a las 4:30, se abre a caballo entre el círculo intermedio de los índices horarios y el exterior. Tiene el disco a juego con la esfera (negro con cifras blancas) y mantiene la misma tipografía 08 de los índices.
Last but not least, llegamos a los brazaletes. Como he comentado más arriba, Hermés no ofrece correas de piel para este modelo, siendo las opciones un grueso tejido sintético, caucho y un brazalete integrado de titanio. He podido tocar estas dos últimas. Afortunadamente, y como ya he mencionado, las asas del Hermés H08 no presentan ninguna forma extraña que impida ponerle cualquier correa de 20mm, pero no es menos cierto que el hecho de que tanto el caucho como el titanio sean de tipo integrado (en el sentido ue no dejan hueco con la propia caja) mejoran su estética.
El caucho es muy poco grueso y decrece desde la caja hacia el final, lo que contribuye al confort de uso. En su parte exterior reproduce la trama de las correas de tejido, mientras que por la interior vemos el "motif" H de Hermés que también aparece sobre el calibre. La sensación es de calidad; robusta pero muy flexible gracias a su delgadez. Tiene un rebaje en los extremos que alojan los pasadores, lo que facilita la manipulación a la hora de cambiarla. Con todo, lo mejor es el cierre desplegable, una pequeña obra de ingeniería. Tiene la forma de una hebilla tradicional (la correa pasa por su interior y queda fijada por el hebijón) pero dispone de dos pusadores situados a cada lado que permiten liberar el desplegable. Muy delgado, una vez colocado apenas se distingue de una hebilla "normal". Es de titanio, y según el reloj al que acompañe será natural o tratado con DLC negro. Otro detalle, y no pequeño: es regulable en longitud. En el lado opuesto a la hebilla podemos ver otro pulsador (sólo uno) que al ser pulsado libera una pequeña lengüeta en dos pasos de un milímetro, lo que permitirá encotrar la medida a cada uno. Es un poco farragoso de manipular con el reloj quitado, pero una vez puesto es muy práctico para adaptarlo al grosor de la muñeca con los cambios de temperatura, especialmente en época de calor.
El primer adjetivo que viene a la mente cuando uno manipula el brazalete de titano es "ligero". Y esto, que parece una obviedad tratándose de este material, toma sentido cuando uno lo ve por primera vez; porque su aspecto de solidez, pero sobre todo la combinación de pulidos matizado-espejo, hacen pensar en acero antes que en titanio. Aunque no es la primera vez que se emplea, no creo que la forma de H de los eslabones sea casual aquí. Cepillados, "encierran" otros en forma semioval (rectángulos con aristas redondeadas) pulidos a espejo. Se integra pefectamente en la caja, aunque desde mi punto de vista no entraría en la categoría de "brazaletes integrados", tan en boga ahora mismo, porque no sigue la forma de la caja: todos los esbones son del mismo ancho, y tiene dos "medios eslabones" para ajustarlo mejor a la muñeca aunque no dispone del micro-ajuste que hemos visto en el cierre para las correas. El cierre, totalmente oculto, es desplegable, funciona con dos botones y exige un orden de cerrado. Aunque no son visibles, me han llamado la atención los tornillos que unen estos eslabones: con rosca en la cabeza, tienen cierto juego para poder roscarlos mejor, otra muestra de la calidad que el abuelo del actual presidente Guillaume de Seynes definió con elegancia: "nuestros productos no son caros, son costosos".
Esto nos lleva a los precios, que van desde los 4900 € para el modelo de solo titanio (5.100 para el DLC) con correa (no importa si caucho o tejido) con desplegable de titanio hasta los 8.000 € del modelo en composite de grafeno y cerámica también con correa, pasando por los 5.400 € del modelo de titanio con brazalete del mismo material.
La caja-estuche es, cómo decirlo, muy Hermés. Y con muy poco dice mucho, que es un privilegio al alcance de pocos.
¿Para quién es este reloj? Teniendo en cuenta la comunidad en la que estamos -Relojes Especiales- me parece estar escuchando el mantra: "por ese precio hay muchas otras alternativas que consideraría antes". El caso es que Hermés no ha hecho este reloj para nosotros sino para quien se preocupa una vez cada mucho tiempo en elegir un reloj, y ahí ofrece no sólo el prestigio de su marca sino un indiscutible saber hacer consustancial a ella, demostrado en cada paso de la construcción del H08. Además, ha creado un reloj atemporal que, estoy seguro, con el paso de los años devendrá un icono como puedan serlo ya el H o el Arceau.