Sobre tu balance, añado mis comentarios en color:
He sumado dos (o tres, si consideramos a Juana la Loca como Reina).
De buenos, pocos.
Algunas precisiones, no exhaustivas porque nadie leería el mensaje en ese caso:
De Juana I, se puede bien decir que primero reinó Fernando el Católico por ella (en Castilla) y después su nieto Carlos I.
José I, rey títere de Napoleón. No cuenta como rey de España.
Amadeo I está englobado en la I República. No es del todo correcto, ya, pero en vista de tu opinión, más a favor de mi argumento sobre la bondad comparativa de la monarquía en España.
Por otro lado, servidor sólo pensaba hacer balance, pero tú te has ido a destacar los puntos que consideras negativos. Es tu opción. Pero me parece que olvidar todo el proceso de creación del Imperio y hablar de guerras de religión en España no acaba de ser justo. Por ejemplo, en España no hubo guerras de religión como no hubo Reforma protestante. Eso se puede atribuir a dos cosas: la reforma de la Iglesia que hizo el cardenal Cisneros y la tópicamente denostada Inquisición Española. Esas dos cosas evitaron las divisiones que produjeron las guerras de religión en buena parte de Europa. Guerras de religión es lo que hubo en Francia, Alemania, Bohemia, etc. en los siglos XV al XVII. La Inquisición, en toda su historia, fue responsable de la muerte menos personas de las que murieron en la típica batalla famosa de la Guerra de los Treinta Años. Y eso es un hecho.
No entiendo por qué pones la Guerra de Sucesión en el "debe" de Felipe V, ya que la causó Carlos II. Y eso de la represión política en la Corona de Aragón, ejem, pero suena a adoctrinamiento nacionalista. A los nacionalistas de aquí les encanta odiar a Felipe V. Por cierto, olvidas comentar, junto a lo de la melancolía, que si bien abdicó en favor de su hijo Luis, volvió a ceñir la corona a la muerte de éste.
Que conste que considero que Juan Carlos I no ha estado muy acertado, por decirlo suavemente, en bastantes ocasiones. Empezando por la muerte de su hermano, siguiendo con sus fulanas y negocios, y acabando con el reconocimiento de la teutona esa. Pero en cuanto pienso en Felipe González, JL Rodríguez o, incluso, Santiago Carrillo, como posibles presidentes de la República Española... es para ponerse en pie y entonar el Oriamendi a pleno pulmón.