E
Edgatk
Milpostista
Verificad@ con 2FA
Los relojes japoneses han ejercido una atracción singular sobre mí desde hace mucho tiempo. Japón, ese país formidable que ha sido capaz de lo peor en los años previos a la SGM y durante el desarrollo de la contienda, supo tras esta dar un curso nuevo a su historia y canalizar su agresividad hacia fines más civilizados. Los éxitos en diversos campos de la producción de bienes -industria, electrónica, automoción, relojería, por citar algunos sectores- han supuesto no solo un desafío sino verdaderos quebraderos de cabeza al mundo occidental. No hace falta recordar el desplome de la industria automovilística de EEUU, ocasionado en gran parte por la producción de coches japoneses más baratos y de prestaciones superiores. O, en nuestro campo, la crisis en la industria relojera suiza por la aparición de los relojes de cuarzo, el primero de los cuales, el Seiko Quartz-Astron, se comercializó en 1969, año situado entre los dos en los que se produjeron los relojes a los que me voy a referir a continuación.
En definitiva, Japón no solo se ha incorporado al desarrollo occidental sino que lo ha encabezado, convirtiéndose en un país puntero en materia tecnológica.
El despegue de Japón y el comienzo de la introducción de sus productos en Norteamérica y en Europa tuvo lugar en los años 60 del pasado siglo. En esa década y en la siguiente produjeron una oferta variada de relojes buenos, bonitos y, sobre todo, baratos, que hicieron a los relojes objetos accesibles para personas que hasta entonces no habían tenido la oportunidad de adquirirlos.
Y si hay una marca japonesa cuya finalidad haya sido precisamente la de popularizar al máximo los relojes, esta ha sido Citizen, cuyo nombre -ciudadano- constituye por sí mismo toda una declaración de intenciones, resumida en la máxima de que ningún ciudadano se quede sin reloj.
Hay mucha información en internet sobre la historia de Citizen, lo que me exime de mayor comentario, pero quiero citar una sola fuente, y es un hilo de RE de 2011 -hilo que desgraciadamente ha perdido las fotos-, cuyo autor es @kalimocko, en el que se cuenta estupendamente la historia de esta marca. El hilo es este: https://relojes-especiales.com/threads/citizen-un-ciudadano-universal.165526/
Al grano. Abducido por esa atracción fatal que ejercen sobre mí los relojes japoneses de las décadas de 1960 y 1970, me han llamado la atención dos modestos Citizen que he podido adquirir finalmente. Nada tienen que ver con la alta relojería, ni lo pretenden. Son relojes corrientes y molientes, y si algún lector ha llegado hasta aquí esperando encontrarse con algo superior, seguramente quedará defraudado cuando los vea. Me disculpo si defraudo expectativas, pero para mí sí que vale la pena decir algo sobre ellos. Son estos dos:
Se trata de relojes que pertenecen a dos colecciones diferentes de Citizen. El primero es de septiembre de 1968 y pertenece a la colección Cutlass; el segundo, de julio de 1970, es un Leopard, serie que estuvo más años en producción que la anterior, por lo que hay mayor variedad en cuanto a cajas y a movimientos.
Los dos son relojes sencillos pero con características que para sí quisieran algunos relojes suizos de mejores marcas de la época, e incluso de época posterior: son relojes automáticos, con posibilidad de remonte manual, parada de segundero y ajuste rápido de la fecha; y, sobre todo, son relojes que a mí me parecen muy bonitos. Veámoslos.
Citizen cutlass Autodate 33J (1968)
Lo primero que llama la atención -al menos, lo que me llamó la atención a mí- es su esfera, de color bronce, oro/amarillo, o marrón claro, todas ellas tonalidades que aparecen en función de cómo la esfera refleje la luz solar. Además, el dial tiene un delicado entramado, con apariencia de tela de lino, que le confiere un carácter especial. Este entramado no se aprecia siempre pero cuando se ve, se ve y enamora o, al menos, no deja indiferente. A mí me encantó desde que vi un primer ejemplar, con la suerte de que he podido hacerme con uno de ellos.
He visto este modelo también con esferas negra y blanca, muy bonitas ambas, pero para nada comparables a esta (ambos con brazalete, que no sé si son del reloj o añadidos posteriormente, ya que el mío venía con correa de cuero). Estas son dos fotos con esos colores de esfera y brazalete, tomadas de internet:
De la esfera me gustan también el color plata y en relieve de los índices, de la palabra CITIZEN y del emblema, logo o símbolo del reloj. «Cutlass» significa alfanje, que es un sable corto y corvo, afilado. El logo consiste en dos «C» juntas, una de ellas al revés (imagino que por Citizen y por Cutlass), atravesadas por una lámina a modo de espada. He leído que este logo pretendía referirse a una característica de este reloj, como es la extremada delgadez del movimiento, a la que luego me referiré.
Otro detalle que me gusta es que la ventanita de fecha, a las 3, esté enmarcada en un rectángulo metálico plateado. El fondo es blanco y los números negros. También son plateadas las manecillas, y no hay luminiscencia ni en índices ni manecillas.
La caja es muy tradicional: redonda, de acero, con asas cortas y que caen en ángulo obtuso. Sus dimensiones son mayores que lo habitual en esos años, lo que lo convierte en un reloj muy ponible incluso para quienes rechazan los relojes de esta época por su tamaño. Mide 36,4mm. (39,5mm. con corona) x 40,4mm. La anchura de asas es de 18mm. Mención especial merece el grosor o la altura de la caja con el cristal: tan solo 9mm. El movimiento es muy fino (3,98mm.) y eso hace posible un grosor del reloj típico de los de vestir.
La corona, a las tres, es estriada y está firmada con una «C». Siempre me gustó que las coronas tuvieran el sello o el logo de la marca, y esta cumple con ese requisito. Esta corona está circundada por un aro amarillo, que no se aprecia fácilmente, haciendo juego con la esfera. Un bonito detalle nada frecuente en relojes de esta gama.
En cuanto al movimiento, se trata de un 5460, que era el de fecha, de 33 rubíes. Había dos versiones más, una sin nada más que las manecillas (el 6420, de 30 rubíes) y otra que tenía día y fecha (el 5260, de 27 o 33 rubíes). El número elevado de rubíes, según he leído, era indicativo de la consideración de estos Cutlass como modelos de gama media-alta, aunque eso no repercutiera en un precio elevado, como veremos a continuación.
Ya he dicho que es un movimiento automático, de 18.000 a/h, con posibilidad de darle cuerda manual, detención de segundero y pase rápido de fecha.
La parada de segundero es una función esencial para maniáticos como yo: permite un ajuste fino de la hora, de manera que el minutero esté superpuesto o apunte con precisión milimétrica al índice correspondiente cuando el segundero llega al índice de las 12.
También agradecemos los maniáticos el pase rápido de fecha. Me molesta ponerme un reloj con una fecha de otro día. Y ajustar la fecha puede ser un suplicio si, por ejemplo, quiero ponerme el reloj el día 3 y el reloj se quedó en el día 5. Sé que hay trucos para acortar el pase de la fecha (llegar hasta las 3 y retroceder hasta las 21 sin tener que girar las 24 horas) pero no me convencen y me da miedo estropear un mecanismo tan delicado. Por ello evito en la medida de lo posible comprar relojes clásicos con fecha (además, me gustan más las esferas sin ella) pero, si la tienen, me parece fundamental que cuenten con la función de cambio rápido, como este.
Insisto en que esas tres características -ser automático con la posibilidad de cuerda manual y tener parada de segundero y ajuste rápido de fecha- no eran frecuentes en los relojes de 1968 ni incluso de años posteriores en la banda de precios en la que se movía el Cutlass. Y me atrevo a decir que ni siquiera en relojes de precios más elevados.
Hablando de precio, estos Cutlass nuevos costaban entre 15.000 y 17.000 yenes, equivalentes en 2024 a entre 54.412 y 61.667 yenes. En euros de 2024, si mis conversiones no fallan, entre 340 y 384 euros.
¿Alguien da más por ese precio? ¿Es posible encontrar relojes con esfera tan llamativa y con funciones tan avanzadas? Lo veo difícil. Por mi parte, estoy encantado con mi Cutlass, que espero lucir en numerosas ocasiones, como ya estoy haciendo.
Citizen Leopard Superbeat 8 (1970)
El siguiente reloj que he adquirido pertenece a la serie Leopard, que tuvo más recorrido temporal que la anterior y mayor variedad de cajas y de movimientos. Se trata de un ejemplar de julio de 1970.
Lo que me atrajo a simple vista de él, lo que me enamoró, fue su esfera. Me encanta su color gris, más claro u oscuro en función de cómo le dé la luz solar. Me gusta mucho el detalle de que las ventanas de día y fecha -de las que en principio no soy muy partidario- tengan un fondo negro, lo que las camufla al mimetizarlas con la esfera; los días en blanco -en rojo el domingo- y la fecha en el mismo color azulado que el leopardo cuya ágil silueta, junto con las menciones «SUPERBEAT 8 26 JEWELS» aparecen encima del índice de las 6. Me fascina que el segundero sea azul y me parece un detalle que todos los índices sean aplicados -como el «CITIZEN» debajo de las 12-, con luminiscencia ya sin efecto en los índices cada 5 minutos y en las manecillas tipo lápiz. Es más difícil de fotografiar, por los reflejos, que el Cutlass:
En cuanto a su caja, y a diferencia de la del Cutlass, esta sí que es innovadora, rompedora y típica ya de los 70. De acero inoxidable tipo tonel, los laterales se alargan más allá del frontal recto superior e inferior, cumpliendo la función de asas sin que estas existan en realidad. Los laterales son pulidos y el frontal, cepillado tanto em la parte anterior como la inferior, partes ambas que son rectas. Tiene unas dimensiones muy modernas también, nada pequeñas para los relojes de esta época: 37,8mm. (39,6mm. con corona) x 42mm. Su grosor es de 10,9m y el ancho de asas, estándar, de 18mm. Como se ve, es un poco más grueso que el Cutlass pero nada más que un poco. Ello se debe a la mayor altura del movimiento (4,84 mm.) En todo caso, se asienta muy bien en la muñeca.
La corona está también firmada, como me gusta a mí. Es una corona a las 3 -modelos posteriores la llevan a las 4-, estriada y firmada «CTZ».
Venía con correa pero he visto modelos similares con brazalete metálico.
El movimiento es uno automático, el 7211, con funciones también de cuerda, parada de segundero y ajuste rápido de fecha, no así de día. No voy a extenderme sobre la importancia que tienen para mí estas funciones porque ya lo he hecho al describir el Cutlass. Me hubiera gustado que tuviera también pase rápido de día, pero es menos grave la carencia de esa función en el día que en la fecha. No es lo mismo tener que girar las manecillas seis días como máximo (si te pones el sábado un reloj parado el domingo) que tener que hacerlo hasta 30 días (si te pones el día 7 un reloj parado el 8 de un mes de 31 días).
En todo caso, esta carencia se solucionó en la segunda generación del Leopard, la que lleva la corona a las 4. El pase rápido de día y fecha se hacía de la siguiente manera: si se apretaba la corona con el reloj de frente (esfera a la vista), se cambiaba el día, y si se hacía con el reloj vuelto ((tapa a la vista), se cambiaba la fecha). Me parece un sistema ingenioso y si alguien lee esto y tiene un Leopard de ese estilo, estaría bien leer su experiencia con ese método. Pero repito que al mío solo puede cambiársele rápidamente la fecha, no el día, extrayendo para ello la corona a la primera posición, como en el Cutlass.
Este movimiento tenía 28.800 a/h y 26 rubíes. Modelos posteriores de Leopard, con certificación oficial de cronómetros, latían a 36.000 a/h.
Por último, de nuevo los precios, ligerísimamente superiores a los del Cutlass: entre 16.000 y 18.000 yenes en 1970.
Estoy poniéndome mucho también este Leopard, alternándolo con el Cutlass estos días. Me parecen dos relojes bonitos, con mucha historia por detrás, y me maravilla que 63 y 65 años después de que se fabricaran sigan cumpliendo su cometido, en la muñeca ahora de un español, a miles de kilómetros de distancia de su país de origen.
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
En definitiva, Japón no solo se ha incorporado al desarrollo occidental sino que lo ha encabezado, convirtiéndose en un país puntero en materia tecnológica.
El despegue de Japón y el comienzo de la introducción de sus productos en Norteamérica y en Europa tuvo lugar en los años 60 del pasado siglo. En esa década y en la siguiente produjeron una oferta variada de relojes buenos, bonitos y, sobre todo, baratos, que hicieron a los relojes objetos accesibles para personas que hasta entonces no habían tenido la oportunidad de adquirirlos.
Y si hay una marca japonesa cuya finalidad haya sido precisamente la de popularizar al máximo los relojes, esta ha sido Citizen, cuyo nombre -ciudadano- constituye por sí mismo toda una declaración de intenciones, resumida en la máxima de que ningún ciudadano se quede sin reloj.
Hay mucha información en internet sobre la historia de Citizen, lo que me exime de mayor comentario, pero quiero citar una sola fuente, y es un hilo de RE de 2011 -hilo que desgraciadamente ha perdido las fotos-, cuyo autor es @kalimocko, en el que se cuenta estupendamente la historia de esta marca. El hilo es este: https://relojes-especiales.com/threads/citizen-un-ciudadano-universal.165526/
Al grano. Abducido por esa atracción fatal que ejercen sobre mí los relojes japoneses de las décadas de 1960 y 1970, me han llamado la atención dos modestos Citizen que he podido adquirir finalmente. Nada tienen que ver con la alta relojería, ni lo pretenden. Son relojes corrientes y molientes, y si algún lector ha llegado hasta aquí esperando encontrarse con algo superior, seguramente quedará defraudado cuando los vea. Me disculpo si defraudo expectativas, pero para mí sí que vale la pena decir algo sobre ellos. Son estos dos:
Se trata de relojes que pertenecen a dos colecciones diferentes de Citizen. El primero es de septiembre de 1968 y pertenece a la colección Cutlass; el segundo, de julio de 1970, es un Leopard, serie que estuvo más años en producción que la anterior, por lo que hay mayor variedad en cuanto a cajas y a movimientos.
Los dos son relojes sencillos pero con características que para sí quisieran algunos relojes suizos de mejores marcas de la época, e incluso de época posterior: son relojes automáticos, con posibilidad de remonte manual, parada de segundero y ajuste rápido de la fecha; y, sobre todo, son relojes que a mí me parecen muy bonitos. Veámoslos.
Citizen cutlass Autodate 33J (1968)
Lo primero que llama la atención -al menos, lo que me llamó la atención a mí- es su esfera, de color bronce, oro/amarillo, o marrón claro, todas ellas tonalidades que aparecen en función de cómo la esfera refleje la luz solar. Además, el dial tiene un delicado entramado, con apariencia de tela de lino, que le confiere un carácter especial. Este entramado no se aprecia siempre pero cuando se ve, se ve y enamora o, al menos, no deja indiferente. A mí me encantó desde que vi un primer ejemplar, con la suerte de que he podido hacerme con uno de ellos.
He visto este modelo también con esferas negra y blanca, muy bonitas ambas, pero para nada comparables a esta (ambos con brazalete, que no sé si son del reloj o añadidos posteriormente, ya que el mío venía con correa de cuero). Estas son dos fotos con esos colores de esfera y brazalete, tomadas de internet:
De la esfera me gustan también el color plata y en relieve de los índices, de la palabra CITIZEN y del emblema, logo o símbolo del reloj. «Cutlass» significa alfanje, que es un sable corto y corvo, afilado. El logo consiste en dos «C» juntas, una de ellas al revés (imagino que por Citizen y por Cutlass), atravesadas por una lámina a modo de espada. He leído que este logo pretendía referirse a una característica de este reloj, como es la extremada delgadez del movimiento, a la que luego me referiré.
Otro detalle que me gusta es que la ventanita de fecha, a las 3, esté enmarcada en un rectángulo metálico plateado. El fondo es blanco y los números negros. También son plateadas las manecillas, y no hay luminiscencia ni en índices ni manecillas.
La caja es muy tradicional: redonda, de acero, con asas cortas y que caen en ángulo obtuso. Sus dimensiones son mayores que lo habitual en esos años, lo que lo convierte en un reloj muy ponible incluso para quienes rechazan los relojes de esta época por su tamaño. Mide 36,4mm. (39,5mm. con corona) x 40,4mm. La anchura de asas es de 18mm. Mención especial merece el grosor o la altura de la caja con el cristal: tan solo 9mm. El movimiento es muy fino (3,98mm.) y eso hace posible un grosor del reloj típico de los de vestir.
La corona, a las tres, es estriada y está firmada con una «C». Siempre me gustó que las coronas tuvieran el sello o el logo de la marca, y esta cumple con ese requisito. Esta corona está circundada por un aro amarillo, que no se aprecia fácilmente, haciendo juego con la esfera. Un bonito detalle nada frecuente en relojes de esta gama.
En cuanto al movimiento, se trata de un 5460, que era el de fecha, de 33 rubíes. Había dos versiones más, una sin nada más que las manecillas (el 6420, de 30 rubíes) y otra que tenía día y fecha (el 5260, de 27 o 33 rubíes). El número elevado de rubíes, según he leído, era indicativo de la consideración de estos Cutlass como modelos de gama media-alta, aunque eso no repercutiera en un precio elevado, como veremos a continuación.
Ya he dicho que es un movimiento automático, de 18.000 a/h, con posibilidad de darle cuerda manual, detención de segundero y pase rápido de fecha.
La parada de segundero es una función esencial para maniáticos como yo: permite un ajuste fino de la hora, de manera que el minutero esté superpuesto o apunte con precisión milimétrica al índice correspondiente cuando el segundero llega al índice de las 12.
También agradecemos los maniáticos el pase rápido de fecha. Me molesta ponerme un reloj con una fecha de otro día. Y ajustar la fecha puede ser un suplicio si, por ejemplo, quiero ponerme el reloj el día 3 y el reloj se quedó en el día 5. Sé que hay trucos para acortar el pase de la fecha (llegar hasta las 3 y retroceder hasta las 21 sin tener que girar las 24 horas) pero no me convencen y me da miedo estropear un mecanismo tan delicado. Por ello evito en la medida de lo posible comprar relojes clásicos con fecha (además, me gustan más las esferas sin ella) pero, si la tienen, me parece fundamental que cuenten con la función de cambio rápido, como este.
Insisto en que esas tres características -ser automático con la posibilidad de cuerda manual y tener parada de segundero y ajuste rápido de fecha- no eran frecuentes en los relojes de 1968 ni incluso de años posteriores en la banda de precios en la que se movía el Cutlass. Y me atrevo a decir que ni siquiera en relojes de precios más elevados.
Hablando de precio, estos Cutlass nuevos costaban entre 15.000 y 17.000 yenes, equivalentes en 2024 a entre 54.412 y 61.667 yenes. En euros de 2024, si mis conversiones no fallan, entre 340 y 384 euros.
¿Alguien da más por ese precio? ¿Es posible encontrar relojes con esfera tan llamativa y con funciones tan avanzadas? Lo veo difícil. Por mi parte, estoy encantado con mi Cutlass, que espero lucir en numerosas ocasiones, como ya estoy haciendo.
Citizen Leopard Superbeat 8 (1970)
El siguiente reloj que he adquirido pertenece a la serie Leopard, que tuvo más recorrido temporal que la anterior y mayor variedad de cajas y de movimientos. Se trata de un ejemplar de julio de 1970.
Lo que me atrajo a simple vista de él, lo que me enamoró, fue su esfera. Me encanta su color gris, más claro u oscuro en función de cómo le dé la luz solar. Me gusta mucho el detalle de que las ventanas de día y fecha -de las que en principio no soy muy partidario- tengan un fondo negro, lo que las camufla al mimetizarlas con la esfera; los días en blanco -en rojo el domingo- y la fecha en el mismo color azulado que el leopardo cuya ágil silueta, junto con las menciones «SUPERBEAT 8 26 JEWELS» aparecen encima del índice de las 6. Me fascina que el segundero sea azul y me parece un detalle que todos los índices sean aplicados -como el «CITIZEN» debajo de las 12-, con luminiscencia ya sin efecto en los índices cada 5 minutos y en las manecillas tipo lápiz. Es más difícil de fotografiar, por los reflejos, que el Cutlass:
En cuanto a su caja, y a diferencia de la del Cutlass, esta sí que es innovadora, rompedora y típica ya de los 70. De acero inoxidable tipo tonel, los laterales se alargan más allá del frontal recto superior e inferior, cumpliendo la función de asas sin que estas existan en realidad. Los laterales son pulidos y el frontal, cepillado tanto em la parte anterior como la inferior, partes ambas que son rectas. Tiene unas dimensiones muy modernas también, nada pequeñas para los relojes de esta época: 37,8mm. (39,6mm. con corona) x 42mm. Su grosor es de 10,9m y el ancho de asas, estándar, de 18mm. Como se ve, es un poco más grueso que el Cutlass pero nada más que un poco. Ello se debe a la mayor altura del movimiento (4,84 mm.) En todo caso, se asienta muy bien en la muñeca.
La corona está también firmada, como me gusta a mí. Es una corona a las 3 -modelos posteriores la llevan a las 4-, estriada y firmada «CTZ».
Venía con correa pero he visto modelos similares con brazalete metálico.
El movimiento es uno automático, el 7211, con funciones también de cuerda, parada de segundero y ajuste rápido de fecha, no así de día. No voy a extenderme sobre la importancia que tienen para mí estas funciones porque ya lo he hecho al describir el Cutlass. Me hubiera gustado que tuviera también pase rápido de día, pero es menos grave la carencia de esa función en el día que en la fecha. No es lo mismo tener que girar las manecillas seis días como máximo (si te pones el sábado un reloj parado el domingo) que tener que hacerlo hasta 30 días (si te pones el día 7 un reloj parado el 8 de un mes de 31 días).
En todo caso, esta carencia se solucionó en la segunda generación del Leopard, la que lleva la corona a las 4. El pase rápido de día y fecha se hacía de la siguiente manera: si se apretaba la corona con el reloj de frente (esfera a la vista), se cambiaba el día, y si se hacía con el reloj vuelto ((tapa a la vista), se cambiaba la fecha). Me parece un sistema ingenioso y si alguien lee esto y tiene un Leopard de ese estilo, estaría bien leer su experiencia con ese método. Pero repito que al mío solo puede cambiársele rápidamente la fecha, no el día, extrayendo para ello la corona a la primera posición, como en el Cutlass.
Este movimiento tenía 28.800 a/h y 26 rubíes. Modelos posteriores de Leopard, con certificación oficial de cronómetros, latían a 36.000 a/h.
Por último, de nuevo los precios, ligerísimamente superiores a los del Cutlass: entre 16.000 y 18.000 yenes en 1970.
Estoy poniéndome mucho también este Leopard, alternándolo con el Cutlass estos días. Me parecen dos relojes bonitos, con mucha historia por detrás, y me maravilla que 63 y 65 años después de que se fabricaran sigan cumpliendo su cometido, en la muñeca ahora de un español, a miles de kilómetros de distancia de su país de origen.
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
Última edición: