Goldoff
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Carolina Bonaparte, hermana menor de Napoleón y más conocida por el apellidos de su marido, Joaquín Murat, rey de Nápoles, fue una de las mejores clientas de Breguet, al que llegó a encargarle no menos de 34 (treinta y cuatro) relojes.
Uno de ellos, el más famoso, se considera -al menos por parte de la marca- el primer reloj de pulsera de la historia. La reina lo encargó en 1810, lo pagó en 1811 y recibió esta revolucionaria creación en 1812: un reloj repetidor ultraplano, de forma rectangular, equipado con un termómetro y montado en una correa de pelo entrelazado con hebras de oro. Sobra decir que el dinero no importaba (a la reina).
Con el tiempo, el Reina de Nápoles ha llegado a constituir una colección por sí solo dentro del catálogo de Breguet. Sin perder la forma oval, se lo ha vestido con las gemas más extravagantes o se lo ha dotado de complicaciones tales como la repetición de minutos o el tourbillon. O incorporando novedades como en este caso.
Hace años, en una visita que hice a Parmigiani, tuve ocasión de ver un invento que ni mucho menos era moderno (¿y cuál lo es, en relojeria?): unas manecillas que se encogían y alargaban dentro de una esfera de forma oval, el Pantographe:
En Breguet han querido explorar su propio camino para conseguir un efecto similar aunque con un resultado estético bien distinto. Para empezar, El Reina de Nápoles sólo tiene una "aguja"... que ni siquiera es "manecilla". Se trata de la minutera ya que las horas están indicadas por un disco cuya apertura cae más o menos en el centro del óvalo. Esta minutera, en forma de corazón, está realizada en un material innovador muy flexible y extraordinariamente resiliente: una lega (mezcla) de níquel-fósforo chapada en oro de 18 quilates.
Esta manecilla-corazón tiene que adoptar varias formas en su recorrido por toda la esfera, de manera que un diferencial -patentado- le permite reducir la velocidad relativa de cada brazo respecto al otro para mantener el segundo corazón de color rojo apuntando al minuto correcto en cada momento. la longitud de cada brazo puede ir desde los 7,7mm en su compresión máxima hasta los 14 cuando está completamente estirado. La esfera es de zafiro pintado por su parte trasera, lo que la da un tono parecido al esmalte, mietras que las cifras sobre él sí están esmaltadas. Los índices de cada hora son también pequeños corazones. No es por nada que este modelo se llama "Coeur"...
La caja es de oro rosa con un cerco de diamantes que se rematan con un rubí en talla cabujón engastado en la corona.
En el interior encontramos el calibre 78AO automático formado por 250 piezas incluyendo el rotor de platino y el diferencial comentado más arriba, y que forma parte de las cuatro nuevas patentes que se han registrado con motivo del lanzamiento de este modelo, que se ha demorado casi siete años desde su concepción.
Por primera vez, un reloj Breguet se venderá sin caja. En su lugar, el Reina de Nápoles Coeur se presenta en un bolso "pouch" de piel de becerro del mismo color púrpura que la correa, esta de cocodrilo. La hebilla, por cierto, es igualmente de oro rosa engastada con diamantes.
Y ahora las malas noticias. Si quieres uno para San Valentín tendrás que apurarte: sólo se han hecho 28 y sólo estarán disponibles en las boutiques de la marca.
El precio, 45.000 francos suizos con los impuestos incluidos.
Uno de ellos, el más famoso, se considera -al menos por parte de la marca- el primer reloj de pulsera de la historia. La reina lo encargó en 1810, lo pagó en 1811 y recibió esta revolucionaria creación en 1812: un reloj repetidor ultraplano, de forma rectangular, equipado con un termómetro y montado en una correa de pelo entrelazado con hebras de oro. Sobra decir que el dinero no importaba (a la reina).
Con el tiempo, el Reina de Nápoles ha llegado a constituir una colección por sí solo dentro del catálogo de Breguet. Sin perder la forma oval, se lo ha vestido con las gemas más extravagantes o se lo ha dotado de complicaciones tales como la repetición de minutos o el tourbillon. O incorporando novedades como en este caso.
Hace años, en una visita que hice a Parmigiani, tuve ocasión de ver un invento que ni mucho menos era moderno (¿y cuál lo es, en relojeria?): unas manecillas que se encogían y alargaban dentro de una esfera de forma oval, el Pantographe:
En Breguet han querido explorar su propio camino para conseguir un efecto similar aunque con un resultado estético bien distinto. Para empezar, El Reina de Nápoles sólo tiene una "aguja"... que ni siquiera es "manecilla". Se trata de la minutera ya que las horas están indicadas por un disco cuya apertura cae más o menos en el centro del óvalo. Esta minutera, en forma de corazón, está realizada en un material innovador muy flexible y extraordinariamente resiliente: una lega (mezcla) de níquel-fósforo chapada en oro de 18 quilates.
Esta manecilla-corazón tiene que adoptar varias formas en su recorrido por toda la esfera, de manera que un diferencial -patentado- le permite reducir la velocidad relativa de cada brazo respecto al otro para mantener el segundo corazón de color rojo apuntando al minuto correcto en cada momento. la longitud de cada brazo puede ir desde los 7,7mm en su compresión máxima hasta los 14 cuando está completamente estirado. La esfera es de zafiro pintado por su parte trasera, lo que la da un tono parecido al esmalte, mietras que las cifras sobre él sí están esmaltadas. Los índices de cada hora son también pequeños corazones. No es por nada que este modelo se llama "Coeur"...
La caja es de oro rosa con un cerco de diamantes que se rematan con un rubí en talla cabujón engastado en la corona.
En el interior encontramos el calibre 78AO automático formado por 250 piezas incluyendo el rotor de platino y el diferencial comentado más arriba, y que forma parte de las cuatro nuevas patentes que se han registrado con motivo del lanzamiento de este modelo, que se ha demorado casi siete años desde su concepción.
Por primera vez, un reloj Breguet se venderá sin caja. En su lugar, el Reina de Nápoles Coeur se presenta en un bolso "pouch" de piel de becerro del mismo color púrpura que la correa, esta de cocodrilo. La hebilla, por cierto, es igualmente de oro rosa engastada con diamantes.
Y ahora las malas noticias. Si quieres uno para San Valentín tendrás que apurarte: sólo se han hecho 28 y sólo estarán disponibles en las boutiques de la marca.
El precio, 45.000 francos suizos con los impuestos incluidos.