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Exacto, en esos temas que has mencionado, son como nosotros con los relojes, nunca son suficientes y siempre estan buscando uno nuevo.tienes en parte razon, ya que las excepciones son el calzado, los bolsos y en algunos casos joyeria fina o de fantasiacon las consecuencias respectivas de cuando uno les cierra la llave
Si lo traduzco a literatura musical: este hilo es un temazo😍😍😍-Te he dejado encima de la mesa mi reloj, que se le ha caído la tapa de atrás y se me ha perdido. A ver si lo puedes arreglar -me dijo mi mujer hace un par de días cuando llegué de trabajar.
De alguna manera ni me sorprendió ni alarmó como podía haber pasado si hubiera sido uno de mis hijos quien me hubiera dado una noticia parecida. Más que nada porque a base de constancia he conseguido inculcarles el aprecio y encanto de los relojes, por lo que guardan sus tesoros en una caja de 12 elementos. Cada noche echo un vistazo para contemplar el Tissot Gentleman, el Hamilton Jazzmaster, el Seiko Sport 5 o los dos Orient Mako entre otros que reposan junto al resto de compañeros de batallas. Suelen cambiarlos a diario igual que yo y juntos formamos un trío relojero bien avenido.
Sin embargo, mi mujer es de otro planeta.
Hacía ya muchos meses que trataba de convencerla para decidir un reloj de verdad y no el Tous comprado en una boutique de un centro comercial hace ya cuatro años. Sin embargo, y a pesar de múltiples propuestas que incluso había obtenido de consejos en este foro, no había nada que rascar. Ella seguía feliz con su relojito en la muñeca.
En esto años aprendí a aceptar la idea de que mi mujer tiene mucho estilo para todo, pero que le importa un pimiento el tema relojero. Por lo menos me había escuchado y se lo sacaba de la muñeca para meterse en las preciosas playas menorquinas durante las vacaciones. Era en ese momento cuando yo aprovechaba la ocasión.
-Esto con un diver no te pasaría. Hay unos Tissot de 34mm que te quedarían muy bien. Luego te los enseño y ya verás qué chulos.
Como la respuesta era el silencio e ignorarme por completo, me limitaba a suspirar y a idear alguna otra treta para indicarle el camino correcto. Los religiosos se refieren a ese momento como "el encuentro con la verdad". Los físicos como "la constatación de las leyes naturales".
Comencé a odiar a Tous.
En alguna de mis pesadillas aparece ella orgullosa con otro Tous en un paquetito muy mono con lazo azul y una bolsita de diseño. Entonces mi mujer me pide que le ajuste la milanesa y lo hago con desgana, sabiendo que he sido de nuevo vencido por el monstruo del osito. Me despierto con sudores y tardo unos minutos en volver a la realidad y darme cuenta de que aún tengo tiempo, que quizás las próximas navidades o a lo mejor para su cumpleaños ella dé el sí definitivo y acepte cambiar el reloj por uno con cara y ojos.
Cuando paseamos de la mano como dos enamorados cerca de alguna de sus tiendas acelero el paso y tiro de ella sin dejar que ni siquiera se acerque al escaparate.
-¿Qué haces? -me pregunta con cara de mosqueo.
-Nada. ¿No querías ver unos zapatos? -replico deteniéndome frente a su zapatería favorita.
Entonces ya el mundo se detiene, los ojos le salen de las órbitas y sé que puedo dejarla tranquilamente durante media hora mientras yo voy a la relojería de la esquina a ver qué nuevas piezas han traído. A la vuelta, yo regreso con las manos vacías porque no es cuestión de ir gastando los dineritos alegremente. Pero al entrar a la zapatería ella me sonríe de aquella manera que me cautiva.
-Cariño, ¿te gustan?
En los pies luce un par de zapatos nuevos, sospechosamente parecidos a muchos otros que tiene.
-Sí, ¡qué bonitos!
Y la vuelta a casa la hacemos con la bolsa de zapatos en una mano y la sensación de haber librado una nueva batalla victoriosa frente a la marca del osito, porque al pasar de nuevo por delante de la tienda ya ni siquiera hace intención de ralentizar el paso.
Por eso, cuando hace un par de días me dijo que había perdido la trasera del reloj, mi corazón se agitó de excitación.
Tengo ante mi una oportunidad de oro que quizás no pueda desaprovechar. Con un poco de maña quizás logre convencerla de, por fin, llevarla a una relojería como dios manda y que se pruebe el Tissot PRX 35mm, o un Certina Lady o incluso el Hamilton Jazzmaster de 34mm, que aunque solo tiene 5m WR me puede valer.
Hasta entonces, lleva en la muñeca el Tous antiguo, el que tenía antes de este otro y del que se había cansado. Espero poder llegar a tiempo antes de que se encariñe demasiado.
Os dejo el artefacto en cuestión, por delante y por detrás. Veréis qué preciosidad.
Ver el archivos adjunto 2705852Ver el archivos adjunto 2705853
Joder, Rosa, es que sois la leche! 😂😂😂😂Yo te sugiero un regalo sorpresa, convierte un día cualquiera en un día especial...verás que cambio se produce...
Elige el reloj que te guste a ti (tienes buen gusto😉), y que se ajuste a su personalidad
Lo de los zapatos y bolsos, ya os vale![]()
Gracias, compi. Un temazo de heavy metal, porque es muy heavy todo esto.👋😂😂Si lo traduzco a literatura musical: este hilo es un temazo😍😍😍
Jajaja, gracias. What else!Ole maestro, menuda narración te has cascado... lo otro, naturaleza humana, así es la vida y me gusta como la asumes.
Aún así, no desistas en tu empeño...
Lo anunciaré a bombo y platillo! Nunca mejor dicho porque eso es lo que toco😂😂😂Me siento totalmente identificado. Ese párrafo de la zapatería es todo un deja vu para mi
Creo que esta ocasión puede ser la definitiva. Dile que es imposible encontrar repuesto para la tapa trasera, que con un reloj de los que pretendes comprarle eso no pasaría
La esperanza es lo último que se pierde.
P.d: mantennos informados
he disfrutado leyendo mucho tu post…espero leer el desenlace, un abrazo-Te he dejado encima de la mesa mi reloj, que se le ha caído la tapa de atrás y se me ha perdido. A ver si lo puedes arreglar -me dijo mi mujer hace un par de días cuando llegué de trabajar.
De alguna manera ni me sorprendió ni alarmó como podía haber pasado si hubiera sido uno de mis hijos quien me hubiera dado una noticia parecida. Más que nada porque a base de constancia he conseguido inculcarles el aprecio y encanto de los relojes, por lo que guardan sus tesoros en una caja de 12 elementos. Cada noche echo un vistazo para contemplar el Tissot Gentleman, el Hamilton Jazzmaster, el Seiko Sport 5 o los dos Orient Mako entre otros que reposan junto al resto de compañeros de batallas. Suelen cambiarlos a diario igual que yo y juntos formamos un trío relojero bien avenido.
Sin embargo, mi mujer es de otro planeta.
Hacía ya muchos meses que trataba de convencerla para decidir un reloj de verdad y no el Tous comprado en una boutique de un centro comercial hace ya cuatro años. Sin embargo, y a pesar de múltiples propuestas que incluso había obtenido de consejos en este foro, no había nada que rascar. Ella seguía feliz con su relojito en la muñeca.
En esto años aprendí a aceptar la idea de que mi mujer tiene mucho estilo para todo, pero que le importa un pimiento el tema relojero. Por lo menos me había escuchado y se lo sacaba de la muñeca para meterse en las preciosas playas menorquinas durante las vacaciones. Era en ese momento cuando yo aprovechaba la ocasión.
-Esto con un diver no te pasaría. Hay unos Tissot de 34mm que te quedarían muy bien. Luego te los enseño y ya verás qué chulos.
Como la respuesta era el silencio e ignorarme por completo, me limitaba a suspirar y a idear alguna otra treta para indicarle el camino correcto. Los religiosos se refieren a ese momento como "el encuentro con la verdad". Los físicos como "la constatación de las leyes naturales".
Comencé a odiar a Tous.
En alguna de mis pesadillas aparece ella orgullosa con otro Tous en un paquetito muy mono con lazo azul y una bolsita de diseño. Entonces mi mujer me pide que le ajuste la milanesa y lo hago con desgana, sabiendo que he sido de nuevo vencido por el monstruo del osito. Me despierto con sudores y tardo unos minutos en volver a la realidad y darme cuenta de que aún tengo tiempo, que quizás las próximas navidades o a lo mejor para su cumpleaños ella dé el sí definitivo y acepte cambiar el reloj por uno con cara y ojos.
Cuando paseamos de la mano como dos enamorados cerca de alguna de sus tiendas acelero el paso y tiro de ella sin dejar que ni siquiera se acerque al escaparate.
-¿Qué haces? -me pregunta con cara de mosqueo.
-Nada. ¿No querías ver unos zapatos? -replico deteniéndome frente a su zapatería favorita.
Entonces ya el mundo se detiene, los ojos le salen de las órbitas y sé que puedo dejarla tranquilamente durante media hora mientras yo voy a la relojería de la esquina a ver qué nuevas piezas han traído. A la vuelta, yo regreso con las manos vacías porque no es cuestión de ir gastando los dineritos alegremente. Pero al entrar a la zapatería ella me sonríe de aquella manera que me cautiva.
-Cariño, ¿te gustan?
En los pies luce un par de zapatos nuevos, sospechosamente parecidos a muchos otros que tiene.
-Sí, ¡qué bonitos!
Y la vuelta a casa la hacemos con la bolsa de zapatos en una mano y la sensación de haber librado una nueva batalla victoriosa frente a la marca del osito, porque al pasar de nuevo por delante de la tienda ya ni siquiera hace intención de ralentizar el paso.
Por eso, cuando hace un par de días me dijo que había perdido la trasera del reloj, mi corazón se agitó de excitación.
Tengo ante mi una oportunidad de oro que quizás no pueda desaprovechar. Con un poco de maña quizás logre convencerla de, por fin, llevarla a una relojería como dios manda y que se pruebe el Tissot PRX 35mm, o un Certina Lady o incluso el Hamilton Jazzmaster de 34mm, que aunque solo tiene 5m WR me puede valer.
Hasta entonces, lleva en la muñeca el Tous antiguo, el que tenía antes de este otro y del que se había cansado. Espero poder llegar a tiempo antes de que se encariñe demasiado.
Os dejo el artefacto en cuestión, por delante y por detrás. Veréis qué preciosidad.
Ver el archivos adjunto 2705852Ver el archivos adjunto 2705853
-Te he dejado encima de la mesa mi reloj, que se le ha caído la tapa de atrás y se me ha perdido. A ver si lo puedes arreglar -me dijo mi mujer hace un par de días cuando llegué de trabajar.
De alguna manera ni me sorprendió ni alarmó como podía haber pasado si hubiera sido uno de mis hijos quien me hubiera dado una noticia parecida. Más que nada porque a base de constancia he conseguido inculcarles el aprecio y encanto de los relojes, por lo que guardan sus tesoros en una caja de 12 elementos. Cada noche echo un vistazo para contemplar el Tissot Gentleman, el Hamilton Jazzmaster, el Seiko Sport 5 o los dos Orient Mako entre otros que reposan junto al resto de compañeros de batallas. Suelen cambiarlos a diario igual que yo y juntos formamos un trío relojero bien avenido.
Sin embargo, mi mujer es de otro planeta.
Hacía ya muchos meses que trataba de convencerla para decidir un reloj de verdad y no el Tous comprado en una boutique de un centro comercial hace ya cuatro años. Sin embargo, y a pesar de múltiples propuestas que incluso había obtenido de consejos en este foro, no había nada que rascar. Ella seguía feliz con su relojito en la muñeca.
En esto años aprendí a aceptar la idea de que mi mujer tiene mucho estilo para todo, pero que le importa un pimiento el tema relojero. Por lo menos me había escuchado y se lo sacaba de la muñeca para meterse en las preciosas playas menorquinas durante las vacaciones. Era en ese momento cuando yo aprovechaba la ocasión.
-Esto con un diver no te pasaría. Hay unos Tissot de 34mm que te quedarían muy bien. Luego te los enseño y ya verás qué chulos.
Como la respuesta era el silencio e ignorarme por completo, me limitaba a suspirar y a idear alguna otra treta para indicarle el camino correcto. Los religiosos se refieren a ese momento como "el encuentro con la verdad". Los físicos como "la constatación de las leyes naturales".
Comencé a odiar a Tous.
En alguna de mis pesadillas aparece ella orgullosa con otro Tous en un paquetito muy mono con lazo azul y una bolsita de diseño. Entonces mi mujer me pide que le ajuste la milanesa y lo hago con desgana, sabiendo que he sido de nuevo vencido por el monstruo del osito. Me despierto con sudores y tardo unos minutos en volver a la realidad y darme cuenta de que aún tengo tiempo, que quizás las próximas navidades o a lo mejor para su cumpleaños ella dé el sí definitivo y acepte cambiar el reloj por uno con cara y ojos.
Cuando paseamos de la mano como dos enamorados cerca de alguna de sus tiendas acelero el paso y tiro de ella sin dejar que ni siquiera se acerque al escaparate.
-¿Qué haces? -me pregunta con cara de mosqueo.
-Nada. ¿No querías ver unos zapatos? -replico deteniéndome frente a su zapatería favorita.
Entonces ya el mundo se detiene, los ojos le salen de las órbitas y sé que puedo dejarla tranquilamente durante media hora mientras yo voy a la relojería de la esquina a ver qué nuevas piezas han traído. A la vuelta, yo regreso con las manos vacías porque no es cuestión de ir gastando los dineritos alegremente. Pero al entrar a la zapatería ella me sonríe de aquella manera que me cautiva.
-Cariño, ¿te gustan?
En los pies luce un par de zapatos nuevos, sospechosamente parecidos a muchos otros que tiene.
-Sí, ¡qué bonitos!
Y la vuelta a casa la hacemos con la bolsa de zapatos en una mano y la sensación de haber librado una nueva batalla victoriosa frente a la marca del osito, porque al pasar de nuevo por delante de la tienda ya ni siquiera hace intención de ralentizar el paso.
Por eso, cuando hace un par de días me dijo que había perdido la trasera del reloj, mi corazón se agitó de excitación.
Tengo ante mi una oportunidad de oro que quizás no pueda desaprovechar. Con un poco de maña quizás logre convencerla de, por fin, llevarla a una relojería como dios manda y que se pruebe el Tissot PRX 35mm, o un Certina Lady o incluso el Hamilton Jazzmaster de 34mm, que aunque solo tiene 5m WR me puede valer.
Hasta entonces, lleva en la muñeca el Tous antiguo, el que tenía antes de este otro y del que se había cansado. Espero poder llegar a tiempo antes de que se encariñe demasiado.
Os dejo el artefacto en cuestión, por delante y por detrás. Veréis qué preciosidad.
Tampoco hay que dar lecciones de filosofía y actitud ante la vida, compañero. El texto está hecho de forma simpática, irónica y no pretende nada más. Yo hace ya mucho que entendí que cada uno es cada cual y que cada quien vive a su modo, como dijo Serrat en una de sus canciones.¡Cuando llegara el día en el que no creeremos que nuestra "realidad" es la verdadera y entenderemos que cada persona vive su propia realidad y que no es ni mejor ni peor sino la de cada uno elija!
Muchas gracias, Argus.Difícil tarea lo de acertar con un reloj para tu pareja. Mi mujer, a quien no le gustan los relojes, con la tontería ya tiene cuatro, jeje
Uno de ellos era de mi colección y que se agenció hace ya unos años, un Certina vintage de cuerda manual, le ha costado acostumbrarse a que tenía que ponerlo en hora dándole cuerda pues muchos días lo llevaba parado.
Por cierto, una vez más un magnífico relato.
Saludos, @English87
Si te lo pones a pensar, tu mujer tiene mucha razón con lo de los cuarzos. A mí ni se me ocurriría comprar a la mía un automático.Un post muy divertido de leer 😄 Que te puedo decir compañero ..., mujeres!! Así es la mía, ama los Cuarzos y dice que los automáticos son un complique.
Curioso, pero demasiadas veces es así. La estética suele primar a la hora de elegir y luego pasa lo que pasa.Compartiendo globalmente capacidades y competenicias parecidas, nuestras compañeras tienen otras prioridades, una de ellas la integración estética con el resto de vestuario, de la cual nosotros la mayoria carecemos; por eso suelen preferir los cuarzos, ya están andando cuando se los ponen.
Hace ya muchos años, habiamos comprado como regalo de mi madre, dos relojes de la misma marca Maurice Lacroix, en mi caso había optado por un crono de acero de cuarzo (de los pocos que tengo) y ella por uno de mujer pequeño con caja de oro, bastante elegante.
Un día abrí la tapa posterior de los dos relojes, el crono aun siendo de cuarzo se veía una máquina competente en bronce de un buen tamaño, el suyo un mecanismo con caja interior de plastico, enana. Su decepción fué máxima y su frase de sentencia; A las mujeres nos engañan.
Los numeritos se han despegado ya tres veces y aunque la marca los ha arreglado sin coste imagínate la calidad.¡Muy bueno!
¿El 0 del 10 está en el 12? 😅 Se tuvo que llevar un buen viaje.
Puedes decir que lo llevas a arreglar y apareces con el PRX: "Hoy en día hacen maravillas estos relojeros..." 🙂😂
Lo de que "doy lecciones de filosofía y actitud ante la vida" es tu "realidad", es como tú has recibido mi comentario. Lo que me resulta chocante es que afirmes a continuación "cada uno es cada cual y que cada quien vive a su modo" pero a tu mujer la quieres convencer de algo, (afición a la relojería), que no le interesa por lo que afirmas y a mi me juzgas por no interpretas tu relato como tú quieres, eso sí que es irónico, si?Tampoco hay que dar lecciones de filosofía y actitud ante la vida, compañero. El texto está hecho de forma simpática, irónica y no pretende nada más. Yo hace ya mucho que entendí que cada uno es cada cual y que cada quien vive a su modo, como dijo Serrat en una de sus canciones.
Saludos.
te venía a proponer un poco lo mismo pero, en lugar del certina, yo le haría una oferta que no pueda rechazar:Esa es buena idea. Voy a bichear un rato a ver medidas. Gracias, compi.
Tengo que decir que yo tengo bastantes más zapatos (calzado en general) que mi mujerJoder, Rosa, es que sois la leche! 😂😂😂😂