forno de lenha
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… bienvenida, primavera…
Llega la primavera, esta vez junto con la luna llena.
Vemos la salida del sol, esta mañana, justo por el Este, y en el mismo momento, vemos la luna llena ponerse, justo por el Oeste. Y como estamos en equinoccio, el Sol recorrerá durante el día esa línea imaginaria que llamamos ecuador celeste. Curiosamente, como esta noche hemos tenido luna llena, la luna viene de recorrer esa misma línea ecuatorial en el cielo, durante la noche.
Vivimos tiempos de gran exactitud, y nos han dicho que en esta ocasión el cambio de estación llegó ayer 20 de marzo de 2019 a las 21:58 UTC. Información con exactitud de minuto. Y del mismo modo, nos han dicho que la luna llena se ha producido hoy 21 de marzo de 2019 a las 01:43 UTC. Por tanto, esta luna llena llegó 3 horas y 45 minutos después de entrada la primavera. Sea esta, pues, la primera luna llena de la primavera de 2019.
Y si esto es así, ¿por qué no estamos en Semana Santa?
Recuerdo hace años un profesor de dibujo técnico, que después de varios trazos en la pizarra, cuando una serie de líneas tenían que confluir en un punto, y lo hacían grosso modo, aplicaba lo que él llamaba la teoría del punto gordo, arrancando una sonrisa entre el público concurrente.
Aquí estamos ante algo parecido. La cosa viene de que la Iglesia, en sus cálculos, usa números gordos, grosso modo.
Pongo un ejemplo. “La luna en su salida, de un día para otro, tarda 24 horas y 51 minutos”. Este valor es un valor medio; por tanto, no representa fielmente la realidad de un día concreto, en el que, por ejemplo, pueden pasar 24 horas y 25 minutos entre una salida de la luna y la siguiente. Y como este número gordo, hay muchos más.
El caso es que los cálculos eclesiásticos, al igual que los antiguos relojes astronómicos no pueden competir con los modernos métodos, con sus fórmulas empíricas para rastrear la cantidad de movimientos que posee la luna, basadas en la experiencia y en la continua observación, en la que van corrigiendo continuamente los términos que afectan a las variables de esas fórmulas. Pero, hay que ver lo feo que es mirar un servidor de efemérides solares y lunares, igual de feo que una hoja Excel. Sin embargo, los relojes astronómicos con sus vicios y falacias por la teoría del número gordo, son todo belleza. Se basan en ciclos perfectamente repetitivos, o con variaciones conocidas, para poder ser representados mecánicamente, con sus engranajes y sus levas, pero claro, no se adaptan a esa continuas y leves variaciones, por lo que nunca serán exactos al minuto, y se limitan a dar información en días.
Veamos, por ejemplo, el reloj astronómico de Estrasburgo, dentro de su Catedral.
Todo belleza. Con un planteamiento estético totalmente diferente a otros más populares, como el de Praga, o el de Berna, que ofrecen una visión del cielo local, que el de Estrasburgo no posee. Pero tiene otras aportaciones muy importantes, y esta vez vamos a fijarnos en esas ventanas, a derecha e izquierda, en su base. Concretamente, en la de la izquierda, vemos los cálculos eclesiásticos.
En esta imagen, vemos que los cálculos obedecen al año 2016.
Vemos por ejemplo, arriba a la derecha, el número de oro, número áureo (no confundir con el de la divina proporción), que ese año arroja un valor de 3 sobre una escala que va de 1 a 19, años (después de 19 años, las mismas fechas del año correspondan con las mismas fases de la luna, número gordo).
Ese número es necesario para el cálculo de otro, la epacta, que aparece en la imagen abajo a la derecha, que ese año arroja un valor de 21 sobre una escala que va de 1 a 30, días (edad de la última luna nueva de diciembre, en días, número gordo, al empezar el nuevo año).
Ahora vamos con unos cuantos números, gordos.
Año Número Áureo Epacta
2016 3 21
2017 4 2
2018 5 13
2019 6 24
Ahora que sabemos que el año 2019 arranca con una luna que ya tiene 24 días de edad, podemos deducir, siguiendo ciclos lunares repetitivos de 29 y 30 días, que el día 5 de enero es la primera luna nueva de 2019, para la Iglesia.
Veamos ahora unos cuantos datos.
Fase lunar Iglesia Astrofísica
Luna nueva 5 de enero 6 de enero 01:28:11 UTC
Luna llena 20 de enero 21 de enero 05:16:04 UTC
Luna nueva 4 de febrero 4 de febrero 21:03:36 UTC
Luna llena 19 de febrero 19 de febrero 15:53:35 UTC
Luna nueva 5 de marzo 6 de marzo 16:04:00 UTC
Luna llena 20 de marzo 21 de marzo 01:42:52 UTC
Luna nueva 4 de abril 5 de abril 08:50:30 UTC
Luna llena 19 de abril 19 de abril 11:12:12 UTC
Palpable, la diferencia de exactitud, de días, a segundos. De la precisión, ya mejor ni hablamos. Números gordos.
Y lo que ya vemos es que la luna llena, para la Iglesia, fue ayer 20 de marzo, y no hoy. Además, para la Iglesia, otro número gordo, el equinoccio de primavera siempre es el 21 de marzo. Por tanto, para la Iglesia, esta no ha sido la primera luna llena de la primavera, sino la última luna llena del invierno. Para la Iglesia, la primera luna llena de la primavera de 2019 será la del 19 de abril, y en ese momento, será Semana Santa. Todo, por la teoría del número gordo.
Por último, destacar que si esa primera luna llena de la primavera cae en domingo, la Semana Santa se retrasa una semana, para no coincidir con los cálculos de los judíos, y que no coincidan en fechas la Pascua de ambas religiones. Es por eso que, en el reloj astronómico de Estrasburgo, en la ventana de los cálculos eclesiásticos, si nos fijamos abajo a la izquierda, vemos la Letra Dominical, que nos ayuda a comprobar si esa luna llena cae o no cae en domingo. Vemos que en 2016 (bisiesto) indicaba CB.
La Carta del domingo indica los domingos de un año con la siguiente convención: designamos a partir del 1 de enero los días sucesivos del año por A, B, C, D, E, F, G, comenzando nuevamente la serie de siete letras cuando se agota. Los días del mismo nombre, por lo tanto, son designados por la misma letra. Si el 1 de enero es un lunes, A significa lunes, B martes ... G, domingos: G es la letra del domingo del año.
En los años bisiestos, los 2 primeros meses del año usan una carta dominical, y los 10 meses siguientes usan otra carta dominical, que normalmente habría sido la del año siguiente.
Vemos que en 2016 (bisiesto) debemos comenzar usando la carta dominical C en enero y febrero, para después pasar a usar la carta dominical B. También vemos que en 2019 debemos usar la carta dominical F.
Una vez conocida la carta del domingo para un año determinado (y las dos cartas del domingo para un año bisiesto), a continuación, se usa la tabla de la Iglesia que muestra la sucesión de días de la semana, durante todo el año, y sin importar el año.
Conocida la fecha de la primera luna llena de la primavera de 2019, 19 de abril, a través de la carta del domingo F, vemos que esa luna llena cae en viernes, y obtenemos la fecha del siguiente domingo: el día de Pascua, 21 de abril de 2019.
… felices vacaciones… dentro de un mes…
Llega la primavera, esta vez junto con la luna llena.
Vemos la salida del sol, esta mañana, justo por el Este, y en el mismo momento, vemos la luna llena ponerse, justo por el Oeste. Y como estamos en equinoccio, el Sol recorrerá durante el día esa línea imaginaria que llamamos ecuador celeste. Curiosamente, como esta noche hemos tenido luna llena, la luna viene de recorrer esa misma línea ecuatorial en el cielo, durante la noche.
Vivimos tiempos de gran exactitud, y nos han dicho que en esta ocasión el cambio de estación llegó ayer 20 de marzo de 2019 a las 21:58 UTC. Información con exactitud de minuto. Y del mismo modo, nos han dicho que la luna llena se ha producido hoy 21 de marzo de 2019 a las 01:43 UTC. Por tanto, esta luna llena llegó 3 horas y 45 minutos después de entrada la primavera. Sea esta, pues, la primera luna llena de la primavera de 2019.
Y si esto es así, ¿por qué no estamos en Semana Santa?
Recuerdo hace años un profesor de dibujo técnico, que después de varios trazos en la pizarra, cuando una serie de líneas tenían que confluir en un punto, y lo hacían grosso modo, aplicaba lo que él llamaba la teoría del punto gordo, arrancando una sonrisa entre el público concurrente.
Aquí estamos ante algo parecido. La cosa viene de que la Iglesia, en sus cálculos, usa números gordos, grosso modo.
Pongo un ejemplo. “La luna en su salida, de un día para otro, tarda 24 horas y 51 minutos”. Este valor es un valor medio; por tanto, no representa fielmente la realidad de un día concreto, en el que, por ejemplo, pueden pasar 24 horas y 25 minutos entre una salida de la luna y la siguiente. Y como este número gordo, hay muchos más.
El caso es que los cálculos eclesiásticos, al igual que los antiguos relojes astronómicos no pueden competir con los modernos métodos, con sus fórmulas empíricas para rastrear la cantidad de movimientos que posee la luna, basadas en la experiencia y en la continua observación, en la que van corrigiendo continuamente los términos que afectan a las variables de esas fórmulas. Pero, hay que ver lo feo que es mirar un servidor de efemérides solares y lunares, igual de feo que una hoja Excel. Sin embargo, los relojes astronómicos con sus vicios y falacias por la teoría del número gordo, son todo belleza. Se basan en ciclos perfectamente repetitivos, o con variaciones conocidas, para poder ser representados mecánicamente, con sus engranajes y sus levas, pero claro, no se adaptan a esa continuas y leves variaciones, por lo que nunca serán exactos al minuto, y se limitan a dar información en días.
Veamos, por ejemplo, el reloj astronómico de Estrasburgo, dentro de su Catedral.
Todo belleza. Con un planteamiento estético totalmente diferente a otros más populares, como el de Praga, o el de Berna, que ofrecen una visión del cielo local, que el de Estrasburgo no posee. Pero tiene otras aportaciones muy importantes, y esta vez vamos a fijarnos en esas ventanas, a derecha e izquierda, en su base. Concretamente, en la de la izquierda, vemos los cálculos eclesiásticos.
En esta imagen, vemos que los cálculos obedecen al año 2016.
Vemos por ejemplo, arriba a la derecha, el número de oro, número áureo (no confundir con el de la divina proporción), que ese año arroja un valor de 3 sobre una escala que va de 1 a 19, años (después de 19 años, las mismas fechas del año correspondan con las mismas fases de la luna, número gordo).
Ese número es necesario para el cálculo de otro, la epacta, que aparece en la imagen abajo a la derecha, que ese año arroja un valor de 21 sobre una escala que va de 1 a 30, días (edad de la última luna nueva de diciembre, en días, número gordo, al empezar el nuevo año).
Ahora vamos con unos cuantos números, gordos.
Año Número Áureo Epacta
2016 3 21
2017 4 2
2018 5 13
2019 6 24
Ahora que sabemos que el año 2019 arranca con una luna que ya tiene 24 días de edad, podemos deducir, siguiendo ciclos lunares repetitivos de 29 y 30 días, que el día 5 de enero es la primera luna nueva de 2019, para la Iglesia.
Veamos ahora unos cuantos datos.
Fase lunar Iglesia Astrofísica
Luna nueva 5 de enero 6 de enero 01:28:11 UTC
Luna llena 20 de enero 21 de enero 05:16:04 UTC
Luna nueva 4 de febrero 4 de febrero 21:03:36 UTC
Luna llena 19 de febrero 19 de febrero 15:53:35 UTC
Luna nueva 5 de marzo 6 de marzo 16:04:00 UTC
Luna llena 20 de marzo 21 de marzo 01:42:52 UTC
Luna nueva 4 de abril 5 de abril 08:50:30 UTC
Luna llena 19 de abril 19 de abril 11:12:12 UTC
Palpable, la diferencia de exactitud, de días, a segundos. De la precisión, ya mejor ni hablamos. Números gordos.
Y lo que ya vemos es que la luna llena, para la Iglesia, fue ayer 20 de marzo, y no hoy. Además, para la Iglesia, otro número gordo, el equinoccio de primavera siempre es el 21 de marzo. Por tanto, para la Iglesia, esta no ha sido la primera luna llena de la primavera, sino la última luna llena del invierno. Para la Iglesia, la primera luna llena de la primavera de 2019 será la del 19 de abril, y en ese momento, será Semana Santa. Todo, por la teoría del número gordo.
Por último, destacar que si esa primera luna llena de la primavera cae en domingo, la Semana Santa se retrasa una semana, para no coincidir con los cálculos de los judíos, y que no coincidan en fechas la Pascua de ambas religiones. Es por eso que, en el reloj astronómico de Estrasburgo, en la ventana de los cálculos eclesiásticos, si nos fijamos abajo a la izquierda, vemos la Letra Dominical, que nos ayuda a comprobar si esa luna llena cae o no cae en domingo. Vemos que en 2016 (bisiesto) indicaba CB.
La Carta del domingo indica los domingos de un año con la siguiente convención: designamos a partir del 1 de enero los días sucesivos del año por A, B, C, D, E, F, G, comenzando nuevamente la serie de siete letras cuando se agota. Los días del mismo nombre, por lo tanto, son designados por la misma letra. Si el 1 de enero es un lunes, A significa lunes, B martes ... G, domingos: G es la letra del domingo del año.
En los años bisiestos, los 2 primeros meses del año usan una carta dominical, y los 10 meses siguientes usan otra carta dominical, que normalmente habría sido la del año siguiente.
Vemos que en 2016 (bisiesto) debemos comenzar usando la carta dominical C en enero y febrero, para después pasar a usar la carta dominical B. También vemos que en 2019 debemos usar la carta dominical F.
Una vez conocida la carta del domingo para un año determinado (y las dos cartas del domingo para un año bisiesto), a continuación, se usa la tabla de la Iglesia que muestra la sucesión de días de la semana, durante todo el año, y sin importar el año.
Conocida la fecha de la primera luna llena de la primavera de 2019, 19 de abril, a través de la carta del domingo F, vemos que esa luna llena cae en viernes, y obtenemos la fecha del siguiente domingo: el día de Pascua, 21 de abril de 2019.
… felices vacaciones… dentro de un mes…