Yo el “Ulises” de James Joyce me lo he leído dos veces.
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Sé que lo que voy a escribir a continuación es una especie de auto anatema que me pone en el lado prohibido.
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La primera que lo leí fue en los años 80 y realmente me quedé estupefacto .
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Creo recordar que estaba editado por una editorial argentina, aunque no estoy muy seguro, en dos tomos.
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Achacaba mi estupefacción a la traducción, a mi inmadurez o a mi falta de formación literaria. No podía ser que algo considerado como “el libro” por antonomasia, me pareciera tan infumable.
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Posteriormente, ya en esta década, lo volví a leer en una edición de la editorial Cátedra. Asumiendo que el tiempo transcurrido, las lecturas efectuadas, etc; me permitieran percibir todo lo bueno que se supone que tiene. Al final me mereció la misma opinión. Infumable.
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Incluso, hace un par de años, intenté leerlo en una edición inglesa y lo dejé al cabo de 100 páginas. No mejoraba mi opinión.
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Habérmelo tragado dos veces entero lo considero todo un ejercicio de voluntad del que me considero orgulloso y que me permite dar esta opinión alejada de la ortodoxia oficial.
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Realmente cuando oigo o leo a gente pontificar sobre él, lo observo con sospecha.
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Eso sí, cuando entro en un pub irlandés del Campo de Gibraltar (muy cerca de la verja) llamado “Molly Bloom” en honor de la medio gibraltareña protagonista, siempre me asalta la duda de que la culpa sea mía; pero bueno, después de unas cuantas pintas de Guiness se me pasa la mala conciencia, como a Mr. Bloom.
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Saludos.
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